
El 9 de octubre se cumplen 53 años del asesinato de Ernesto “Che” Guevara en las selvas bolivianas. VOZ recuerda pormenores de la vida guerrillera del contingente insurgente que quería encender la chispa de la revolución en Latinoamérica
Harold García-Pacanchique
@HaroldGarcia95
Tras sus meses de combate en África y su paso por la fría Praga, en julio de 1966 el Che Guevara regresaba a Cuba, lugar del cual se habría despedido el 2 de abril de 1965, así como lo anunció al pueblo caribeño en carta leída por Fidel el 3 de octubre del mismo año: “Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos”.
A su llegada a la isla, El Che solo tardaría unos cuantos meses en iniciar de nuevo sus actividades clandestinas, a tal punto que a días de su arribo a la mayor de las Antillas ya se encontraba una dupla de cubanos dirigiéndose a Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, para abonar terreno de lo que seria el próximo paradero de quien a partir de este momento se empezará a llamar Ramón.
Para el inicio de esta nueva experiencia guerrillera, Ramón, va a contar con un grupo selecto de 16 cubanos, los cuales él mismo se encargará de elegir.
Paco Ignacio Tabio II, biógrafo del Argentino-Cubano, relata esta selección de la siguiente manera: “Escogerá a su imagen y semejanza, hombres a los que ha visto sobreponerse al miedo, un tanto irreverentes ante la idea de la muerte, guapos a la cubana, un tanto enloquecidos; privilegiará en la selección a combatientes elementales, pero enfurecidamente valientes y fuertemente igualitarios; premiara la abnegación, el estoicismo, y a su imagen y semejanza, buscará en sus candidatos la capacidad de elevarse sobre el agotamiento y las penurias usando como resorte la voluntad”.
Bolivia será un batallón rebelde
“Hoy comienza una nueva etapa”, con esta frase inicia Ramón el 7 de noviembre lo que sería su diario de guerrilla en Bolivia, instrumento de reporte diario de la vida clandestina que va a dejar un sinnúmero de elementos para el análisis de las particularidades del conjunto de internacionalistas y bolivianos que acompañarían al Che.
Esta experiencia contaría en su conjunto y en el punto más robusto de su desenvolvimiento con la participación de 23 bolivianos, 16 cubanos, 3 peruanos, una argentina-germana y un argentino-cubano, para un total de 44 combatientes, elemento central que ayuda a dilucidar la composición de un ejército latinoamericano, con capacidad de combate y con una propuesta clara en cuanto al proyecto revolucionario boliviano y continental.
Como bien lo enuncia Carlos Soria Galvarro en su libro Andares del Che en Bolivia, “su preocupación inicial de incorporar reclutas peruanos y argentinos parece indicar que su proyecto era continental. Combatientes entrenados y fogueados en la guerrilla boliviana regresarían a luchar en sus países y quién sabe, él mismo retornaría a su argentina natal, un ambicioso sueño que nunca abandonó”.
Proyecto que de antemano Fidel Castro compartiría ante el mundo en la llamada “Introducción necesaria” al diario del Che en Bolivia, escribiría que, “el Che no concebía la lucha en Bolivia como un hecho aislado sino como parte de un movimiento revolucionario de liberación que no tardaría en extenderse a otros países de América del Sur”.
Lo anteriormente reseñado y lo que se va a presentar a continuación tiene el objetivo de derribar el mito del “guerrillero abnegado” que tomó una decisión suicida por ir a un país en donde no lo querían, que además de manoseado por las grandes corporaciones editoriales del mundo han hecho de la figura del Che Guevara un póster o una camiseta vacía de contenido y pasiva ante las contradicciones políticas y la discusión filosófica al interior del campo revolucionario.
Posición unitaria
Para Ramón contar con la participación de los diferentes sectores revolucionarios de Bolivia consistía en un elemento fundamental para el desarrollo de la guerra de guerrillas, siendo insistente en un proyecto que logre subsanar las tensiones propias del movimiento popular y en especial las del campo comunista internacional.
En este sentido se encuentra en la investigación realizada por Adys Capull y Florián González, una entrevista que le realizaron a la guerrillera Loyola Guzmán quien comenta la siguiente experiencia: “Él hizo una reunión conjunta con todos los compañeros. Fue cuando se determinó que desde ese momento ya no había grupos ni prochinos, ni prosoviéticos, que todos conformaban un solo grupo, que no se tocaran más divergencias y que haríamos un trabajo conjunto”.
A esta disposición también se unirían las orientaciones emanadas desde Cuba. Cuenta Tabio II que Fidel se reuniría con el escritor francés Regis Debray y le daría la orden de mantener lazos fraternos con todas las organizaciones populares y de la izquierda boliviana, aspecto que de por sí generó molestia en los miembros del Comité Central del Partido Comunista Boliviano, PCB, quienes se oponían a que en la guerrilla del Che participaran a su vez los integrantes del Partido Comunista Marxista Leninista, escisión maoísta del PCB.
Una guerrilla estudiosa del quechua
Mucho se ha hablado del supuesto error que cometió El Che al no conocer la territorialidad boliviana y en especial la de los pueblos del oriente, constituyendo una versión desinflada de la personalidad combatiente de Ramón, atribuyéndole a su proyecto revolucionario el epitafio de estéril y aventurero.
Para el Che y el Ejército de Liberación Nacional era fundamental compenetrarse con la estructura social de la realidad boliviana, insiste en el respeto por las costumbres de los y las bolivianas combatientes y a los peruanos y cubanos les reitera ello, así también le hace saber a su tropa que el buen trato con los campesinos es de vital importancia en el ejercicio de masas y compartimentación.
Sumando a estas principales orientaciones también es fundamental y tarea de primer orden el estudio y la apropiación del quechua. En su diario lo expone de manera clara en dos ocasiones, el 11 de enero donde dice “comenzamos el estudio del quechua, dirigidos por Aniceto y Pedro” y de igual manera lo enuncia el 25 de marzo, día del bautizo oficial del ELN a tan solo dos días del primer combate victorioso.
Dedicación intelectual
Son múltiples las anécdotas en este sentido, lo que ayuda a configurar una idea de la praxis del Che en Bolivia, su labor como intelectual orgánico, como referente práctico y teórico de la tropa que comandaba y su intensa labor de lector insaciable que lo ha acompañado durante toda su vida.
En este sentido Carlos Soria Galvarro, en entrevista a Pombo uno de los guerrilleros cubanos que acompañó esta experiencia, comentó sobre los libros que llevaba Guevara durante la campaña: “«No sólo de pan vive el hombre, chico», nos contestó a tiempo de confirmar que el Che llevaba libros en su mochila y repartía algunos otros en las mochilas de los guerrilleros, además de que en las cuevas donde ocultaban el armamento, las vituallas y medicinas también se guardaban libros”.
Esta labor de lector no era una exclusividad del intelectual que representaba Guevara para la tropa, este también cumplía labores de educador político en la campaña guerrillera, a esta afirmación se le suman las experiencias comentadas por él mismo en su diario. 6 de enero: “Después de la clase lancé una descarguita sobre las cualidades de la guerrilla y la necesidad de una mayor disciplina y expliqué que nuestra misión, por sobre todas las cosas era formar un núcleo ejemplo, que sea de acero y por esa vía expliqué la importancia del estudio, imprescindible para el futuro”. 12 de abril: “Inicié un cursillo sobre el libro de Debray”, haciendo referencia al texto del francés titulado La revolución en la revolución.
Despiertan los pueblos
De esta forma se expresaba Ramón, el guerrillero con boina de minero boliviano, que le entregó al mundo no solamente los principales valores de un combatiente, sino que demostró la importancia que tiene el estudio en la táctica y la estrategia de los y las revolucionarios.
Así como el guerrillero argentino lo plasmara en sus cuadernos de campaña al citar al poeta Pablo Neruda, con su celebre poema “Un canto para Bolívar”, el Che Guevara, Ramón, Ernesto o San Ernesto, al igual que el Libertador Simón Bolívar, despierta cada cien años cuando despiertan los pueblos de Nuestra América.
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