Editorial de VOZ Proletaria del 13 de septiembre de 1973 sobre los acontecimientos del golpe de Estado en Chile; la muerte del presidente de la Unidad Popular, Salvador Allende; la resistencia de la clase trabajadora y el inicio de la dictadura de Augusto Pinochet
El golpe fascista contra Chile no prevalecerá. Pagados por el imperialismo norteamericano los generales traidores han perpetrado un verdadero crimen contra los pueblos de América y del mundo. Han llevado a Chile a la guerra civil fríamente, en una sórdida conjura destinada a devolverle a los monopolios gringos la riqueza patria rescatada por la Unidad Popular.
Pero los secuaces de las corporaciones norteamericanas ignoran las grandes fuerzas del pueblo.
Chile tiene una clase obrera organizada y tiene su Unidad Popular. El gobierno de esta, en tres años fulgurantes, nacionalizó el cobre, repartió los latifundios, expropió los monopolios, estatizó la banca, rescató la soberanía. ¿Creen los gorilas que en Chile los campesinos devolverán la tierra? ¿Qué los obreros devolverán las fábricas que hoy son del Estado? ¿Qué ese camino ejemplar desaparecerá porque chafarotes vendidos lo ordenan en un bando?
Quienes así proceden se han quitado la máscara. Los jerarcas de la Democracia Cristiana, que tanto hablaban de la “revolución de la libertad”, probaron que estaban con el imperialismo. Los voraces capitalistas, que acusan a los comunistas de “terroristas”, demostraron que los verdaderos terroristas son ellos. Los jefes de la burguesía, que se enjuagan la boca con la palabra democracia, soltaron la jauría sanguinaria de sus generales y destrozaron la constitución. Todo porque sabían que la Unidad Popular ganaba fuerza y que los derrotaría en los próximos comicios.
¡El pueblo de Chile les dará respuesta!
Quienes se hallan ahora de fiesta, la podrida reacción colombiana que jura que se ha cerrado un capítulo, está ciega y no ve que la lucha apenas comienza.
Los acontecimientos de Chile han mostrado en toda su monstruosidad la política del imperialismo norteamericano.
Se ha repetido el ataque criminal protagonizado en 1954 contra Guatemala, en 1964 contra Brasil, en 1965 contra Santo Domingo, en 1969 contra Bolivia, este mismo año contra Uruguay.
¿Liquidaron esos golpes el proceso revolucionario en América Latina? ¡No! Ese proceso adquirió un nuevo nivel. Ahora el golpe de Chile no impedirá que los pueblos continúen despertando y luchando en toda América Latina.
Dolorosas noticias hablan de la muerte del presidente Allende. Ha caído combatiendo, en defensa de su pueblo, asesinado por el poder blindado de los verdugos. El presidente de la Unidad Popular, al entregar su sangre generosa, se ha convertido en héroe de la lucha por la soberanía de Chile y por el destino independiente y socialista de América Latina.
No faltaran ahora quienes ataquen la gran experiencia chilena. Pero los revolucionarios del hermano país previeron un camino sembrado de dificultades. Y no hay proceso revolucionario que no sufra reveses. Antes de la revolución triunfante en Rusia en 1917 hubo la revolución frustrada en 1905.
¡El pueblo de Chile superará todos los obstáculos!
Desplegar la solidaridad
Es nuestro deber levantar con toda la fuerza la bandera de la solidaridad con el hermano país, multiplicar la lucha contra nuestro enemigo mortal, el imperialismo norteamericano, forjar la unidad popular en Colombia como instrumento decisivo para la revolución.
Asistimos a una contraofensiva del imperialismo yanqui en América Latina.
Como preámbulo al golpe de Chile, y anuncio de nuevas conjuras contra Perú, Argentina, Panamá y demás pueblos que marcha hoy a la vanguardia de nuestro continente, están los torturadores instalados en Washington, en Bolivia, la dictadura montada en Uruguay, los gorilas manejando por ordenes de Estados Unidos esos hilos desde el Brasil, el ruido de sables que vuelve a invadir el continente.
En nuestro país no es poca cosa la insolencia con que el ministro de “defensa” da su ultimátum a los periodistas, la desvergüenza con que el jefe de la IV Brigada amenaza a los concejales comunistas recién salidos de la cárcel y el vil asesinato de tantos luchadores populares en diversos sitios.
Pero esa contraofensiva no impedirá que las grandes luchas populares lleguen a su culminación victoriosa. Sabemos que Chile triunfará. Que la resistencia se despliega ya en las gloriosas fábricas chilenas. Que el socialismo imperará finalmente en Chile y todo el continente.