China, Colombia, América Latina

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Recibimiento ofi cial al presidente Iván Duque por parte del mandatario chino, Xi Jimping.

China ha dicho que no tiene interés en dañar las relaciones de Washington con los países de la región, pero lo cierto es que el dragón asiático ya se le metió en el patio trasero a los Estados Unidos

Ricardo Arenales

La China que la semana pasada visitó el presidente colombiano, Iván Duque, es un país continental de casi mil cuatrocientos millones de habitantes, que en las últimas tres décadas se ha venido transformando en potencia mundial. De hecho ya superó a economías pujantes que venían ejerciendo un indiscutible liderazgo como Alemania y Japón. Desplazó incluso a Alemania como primera potencia exportadora a nivel global.

Hace unos años, en nuestro medio había la percepción de que la mayor parte de los productos importados de China, eran de una tecnología barata y atrasada. Hoy no se puede decir esto. Empresas como Huawei, son sinónimo de alta tecnología. China de hecho es el mayor productor de turbinas de viento y paneles solares. Supera de lejos a Estados Unidos en la exportación de automóviles. Su presupuesto nacional de defensa es el segundo en el mundo por el volumen de inversión en armamentos e inteligencia militar.

La República Popular China es hoy un gran exportador de bienes y un gran importador de materias primas, energías y alimentos. Las áreas de mayor interés para China incluyen energía, minerales, agricultura, manufactura y la construcción de infraestructura.

Cifras del desarrollo chino

Datos del primer semestre de este año, indican que el Producto Interno Bruto de China creció un 6,3 por ciento: lo previsto es un crecimiento entre el 6 y el 6,5 por ciento, indicador que se inscribe en la transición hacia un nuevo modelo de desarrollo. A esa cifra contribuyeron, el consumo, que creció en un 60 por ciento, la producción industrial, que aumentó un 6,5 por ciento, y la inflación, del orden del 2,2 por ciento. El desempleo urbano descendió al 5,1 por ciento, las ventas minoritarias crecieron un 9,8 por ciento y la venta de automóviles en un 17,2 por ciento.

Para atender las necesidades y el bienestar de su población, China requiere suficiente petróleo, gas natural, aluminio., cobre, hierro, satisfacer las demandas energéticas y manufactureras, en fin, socios comerciales para sostener su crecimiento.

Es en esta perspectiva que en las últimas décadas China ha venido prestando mayor interés en las relaciones diplomáticas y el comercio con América Latina. En 2004, el entonces presidente de ese país continental, Hu Jintao, prometió invertir 100.000 millones de dólares en América Latina. La meta se cumplió con creces. En la actualidad, países como Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, México, Panamá, Perú, Nicaragua, Venezuela y Cuba, son beneficiarios del comercio con China.

Con América Latina y el Caribe

El país asiático invierte en yacimientos de petróleo en Brasil. Realiza negocios en la modalidad de joint venture, que incluyen la producción de aviones, el programa ‘satélite chino-brasileño de recursos terrestres’ y varios programas espaciales de cooperación. También Argentina colabora en programas espaciales, por ejemplo, con la Universidad de San Juan, y en un reactor nuclear de nueva generación.

En los últimos tiempos China ha suscrito acuerdos militares con Venezuela. Adelantó un programa para la modernización del sistema de defensa aérea de Cuba. Para la producción de petróleo en la isla y la exportación de níquel cubano. Tiene fuerte presencia en América Central y el Caribe, donde el 90 por ciento de las exportaciones del gigante asiático son productos manufacturados: textiles, ropa, equipos, maquinaria.

Por lo demás, China es miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas; es miembro principal de la Organización Mundial del Comercio, OMC, del Grupo de los 77, del Grupo de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico. En lo que respecta a América Latina, es miembro del grupo de los Brics, del Banco Interamericano de Desarrollo, BID. Tiene estatus de observador en la Organización de Estados Americanos, OEA, y ha participado en una Misión de Paz en Haití.

Curioso cambio de paradigma

China ha dicho que no tiene interés en dañar las relaciones de Washington con los países de la región, pero lo cierto es que el dragón asiático ya se le metió en el patio trasero a los Estados Unidos. Sin lugar a dudas, es pieza clave en la escena política mundial.

En ese intrincado panorama internacional, con ribetes de puja por el control de la hegemonía mundial y por la construcción de un nuevo multilateralismo, no exento de peligros de guerras comerciales y militares, irrumpe de manera audaz el presidente Duque, llega hasta las goteras de la Ciudad Prohibida, y le propone a los chinos que nos compren aguacates, es decir, internacionalizamos la ‘economía naranja’.

Desde luego, nuestro presidente hizo otras importantes gestiones: abogó por la repatriación de un importante número de narcotraficantes colombianos, para que purguen sus penas en Colombia y no estén sometidos a tratos crueles e inhumanos como la cadena perpetua o la pena de muerte. Un giro de 180 grados en un gobernante que menos de una semana antes, pedía la cadena perpetua para violadores y la extradición o la pena de muerte para exguerrilleros como Jesús Santrich.