Empoderamiento femenino entre faldas luchadoras en La Paz
Viviana Días Frias – Prensa latina
En Latinoamérica, la lucha libre profesional es un deporte muy popular tanto por la peculiaridad de sus trajes como por la teatralidad de algunas peleas.
En Bolivia, va un poco más allá en tanto simboliza, además, el paulatino pero certero empoderamiento femenino, especialmente de las mujeres de origen indígena o cholas.
Este sector social protagoniza las luchas de cholitas o cholitas wrestling, una variante de la lucha libre que hace subir al ring a mujeres de trenzas y faldas.
Combinando las prácticas de la lucha libre profesional y la lucha libre mexicana, estas cholitas pelean cada semana vistiendo sus atuendos tradicionales de la cultura aymara: sombreros hongo, exuberantes polleras y coloridos chales bordados.
Este fenómeno inició en el 2002, cuando por primera vez estas mujeres comenzaron a tomar el cuadrilátero.
Su participación fue ganando popularidad tanto en Bolivia como a nivel internacional, aspecto que consolidó la práctica de ese deporte por parte de las cholitas y las hizo afiliarse en asociaciones de lucha libre.
Con el paso del tiempo, el cholitas wrestling pasó de ser un entretenimiento popular a un atractivo turístico, y hoy es una de las principales razones por las que miles de visitantes foráneos frecuentan la ciudad de El Alto, en el departamento de La Paz.
También es una forma de revalorizar el término chola (antiguamente fue utilizado como insulto a las mujeres indígenas) a la vez que ganan notoriedad y un poco de dinero.
Con el auge de la lucha de cholitas, emprendedores bolivianos pensaron impulsar esta actividad y convertirla en una de las atracciones turísticas de la ciudad de El Alto.
Dennys Sanjinés, gerente general de la empresa Andean Secrets, fue una de las personas que vio el potencial seductor de este combate de faldas y decidió, en 2005, crear la marca Cholitas wrestling para promocionar este peculiar deporte. “Somos un conjunto de empresarios que trabajamos desde hace varios años para promover el turismo alternativo en esta ciudad”, precisó Sanjinés.
En colaboración con el Cholet Havana, la academia de lucha Bolivian Wrestling Cholitas y la agencia de viajes Aventura, organizamos un fam trip (viajes de familiarización) para mostrar a los turistas estas expresiones culturales alteñas, que terminan con la versión de lujo de la lucha de cholitas, detalló.
No obstante, para Sanjinés el trabajo con este deporte va más allá de su potencial turístico. Estamos resaltando la imagen de la cholita paceña, mostrándola como una mujer fuerte, luchadora, empoderada. Se han convertido en un ícono mundial de lo que es la fuerza de la mujer aymara en Bolivia, sentenció.
Muchas tienen sus negocios como comerciantes o costureras y deben hacer congeniar estas actividades con los entrenamientos y la vida doméstica en su papel de madres y esposas.
Para Mary Llanos, la clave de desarrollar con éxito todos sus quehaceres y responsabilidades es una buena organización.
Mary compite hace 19 años bajo el apodo de Juanita la cariñosa, y es la vigente campeona del Cholita de oro, competición de carácter anual en el que se enfrentan estas luchadoras.
Gracias a su participación en la lucha libre, conoce países como Colombia, Brasil, Chile, Ecuador, México y Estados Unidos, lugares a los que han ido a presentarse y donde -añadió- tuvieron una excelente acogida por parte del público.
Son tres días de la semana que ocupan para el entrenamiento, y al menos dos en los que salen a pelear ya sea en el Coliseo de Villa Dolores, de El Alto, cada domingo, o en alguna presentación para visitantes que se programa cada martes.
No todo es un show- advirtió Mary- es lucha libre y como tal necesitamos entrenamiento y estar preparadas sicológicamente para cualquier golpe o trauma que podamos tener durante la pelea.
Mary afirma que lo que la atrapó del wrestling es la adrenalina del momento sobre el cuadrilátero, ese en el que son aplaudidas o abucheadas, pero del que constituyen las principales protagonistas.