Cifras del bloqueo contra Venezuela

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Las sanciones financieras privan de medicinas a los venezolanos.

El cálculo con el que trabaja Washington es la destrucción, el caos y la balcanización de los Estados-nación en la región. Venezuela se suma así a la larga lista de países agredidos por Estados Unidos, como Afganistán, Irak, Libia

Alberto Acevedo

Alrededor de 40 mil venezolanos murieron en los dos últimos años como consecuencia directa o indirecta de las criminales sanciones económicas y financieras que Estados Unidos ha impuesto al gobierno bolivariano de ese país, en tanto que las pérdidas por la misma causa ascienden a 114 mil millones de dólares, y una cifra considerable de recursos financieros permanecen congelados en bancos de diferentes países, por exigencia de Washington.

Las impresionantes cifras están contenidas en el informe “Sanciones económicas como castigo colectivo: el caso de Venezuela”, elaborado por el Centro para la Investigación Económica y Política, con sede en Washington, que lidera el connotado economista Jeffrey Sachs.

El documento se divulgó el pasado 25 de abril y en forma simultánea, ese mismo día, sus reveladores datos fueron presentados ante las Naciones Unidas por el canciller venezolano Jorge Arreaza, quien aseguró que las acciones sancionatorias de Estados Unidos contra su país “son ilegales, se aplican extraterritorialmente y violentan las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas”.

Política infructuosa y cruel

Según el estudio, del que es coautor Sachs, “las sanciones apuntan deliberadamente a destruir la economía de Venezuela y, por tanto, llevar al cambio de régimen. Es una política infructuosa, cruel y fallida, que causa graves daños al pueblo venezolano. Entre los resultados de las amplias sanciones económicas implementadas desde agosto de 2017, se estima que hay más de 40 mil muertes”, anota el documento.

Reitera el autor del análisis, que las medidas coercitivas de Estados Unidos han ocasionado pérdidas por 114.302 millones de dólares a la economía venezolana; de ellos, 21.450 millones, son ocasionados en forma directa por las sanciones financieras, los embargos comerciales y el robo de la petrolera Citgo. Estas cifras incluyen una cantidad de oro retenido en Inglaterra y los euros bloqueados por la firma Euroclear. Los restantes casi 93 mil millones de dólares, corresponden a lo que el país ha dejado de producir como consecuencia de los ataques a la moneda (Dólar Today), la inflación y la contracción de la producción nacional.

Es enorme la magnitud de los activos confiscados a Venezuela por presiones norteamericanas. El Banco de Inglaterra congeló 1.359 millones de dólares; el Citi Bank congeló 199 millones; el Banco de Londres, 453 millones de euros; Novo Bank, 1.453 millones de euros; North Capital, 236 millones de euros, y Sumitomo, 415 millones de euros. Por presiones de Estados Unidos, la petrolera española Repsol suspendió el intercambio de productos refinados por crudo venezolano con Pdvsa.

Asfixia generalizada

El informe Sachs indica además que las sanciones han contribuido a una fuerte disminución de la producción de petróleo en Venezuela, principal fuente de ingresos de divisas de la economía de ese país, en una proporción superior al 90 por ciento, lo que ocasionó un gran daño a la población.

Por ejemplo, las sanciones incluyen la prohibición de hacer negocios con las nuevas emisiones de deuda de Venezuela, o de acciones de Pdvsa. También aplican a la prohibición de adquirir Bonos de Deuda Soberana emitidos por el Banco Central de Venezuela. Las sanciones imponen un boicot a las exportaciones. Venezuela salió definitivamente del mercado petrolero norteamericano y la Casa Blanca presiona a otros clientes venezolanos en el mundo para que adopten la misma postura.

Esta presión comienza a dar resultados. Una empresa de la India, proveedora de diluyentes a Pdvsa, canceló la entrega de esos suministros, debido a las presiones. Estados Unidos no quiere que al país suramericano se le entreguen diluyentes para la generación de crudo (nafta), indispensables para el despacho y traslado de crudos pesados, los que exporta Venezuela.

Pacientes de alto riesgo en peligro

La industria petrolera venezolana sufrió un embargo de repuestos, insumos y refacciones a su tecnología de extracción y refinación de crudo, antes suministrados en lo fundamental por Estados Unidos.

Las consecuencias del bloqueo económico y comercial a Venezuela en materia de salud y alimentación son preocupantes. Varios pacientes de alto riesgo se encuentran en Italia, y no han sido atendidos, debido a que Pdvsa, institución responsable de este plan de atención médica, no ha podido hacer los pagos correspondientes, por causa de los embargos de Washington.

Alrededor de 80.000 pacientes con VIH, no han recibido tratamiento antirretroviral desde 2017. Otros 16.000 que necesitan diálisis, no han podido acceder a ella por las limitaciones en los suministros. Sucede lo mismo con 16.000 pacientes afectados de cáncer. Y cuatro millones de venezolanos con diabetes e hipertensión arterial. Muchos de ellos ni siquiera consiguen una dosis de insulina o medicina cardiovascular.

Destrucción y caos

“Las sanciones han reducido la disponibilidad de alimentos y medicinas, y han aumentado las enfermedades y la mortalidad”, dice el documento. “La continuidad del bloqueo generará más muertes”.

El cálculo con el que trabaja Washington es la destrucción, el caos y la balcanización de los Estados-nación en la región, estima el grupo investigador que orienta Sachs. Venezuela se suma así a la larga lista de países agredidos por Estados Unidos, como Afganistán. Irak, Libia. En este caso, no ha enviado, portaaviones ni bombarderos, sino un tortuoso mecanismo de sanciones, que también extiende a Cuba, Nicaragua y Bolivia. Una situación inaudita que combina con el sabotaje sostenido al sistema eléctrico, el cerco diplomático y el asedio mediático contra un país democrático.

Tanto los investigadores del centro académico norteamericano, como las autoridades venezolanas, coinciden en señalar, al valorar el estudio, que las medidas de asedio, son crueles pero no consiguen el objetivo de liquidar el proceso revolucionario venezolano, y en este sentido se chocan con la realidad. No consiguieron hasta ahora provocar un estallido social; no estimularon una rebelión generalizada en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, FANB; no pudieron articular un golpe de Estado contra Nicolás Maduro, pero queda claro que el actor principal del complot no es la oposición venezolana sino las autoridades de Washington.