La cantautora, compositora, bailarina, coreógrafa, presentadora de televisión y actriz falleció el pasado 5 de julio a los 78 años. Declarada abiertamente como comunista, considerada como un “ícono gay” y un referente feminista, su vida artística giró en torno a la promoción de la libertad
Jorge Andrés Garavito Cárdenas
Tal vez la imagen de la cantante sex simbol no nos parezca tan polémica, ni mucho menos revolucionaria en el actual momento de la humanidad. Pero figuras como Raffaella Carrà nos devuelven a la cara lo que esas poses han significado en la historia de las mujeres, y entonces volvemos a mirar a Madonna y otras como importantes continuadoras de su modelo, y a los avances del feminismo como una serie de pasos que llevan muchos años atrás, y todavía muchos por delante.
Nació en Bolonia, Italia, un 18 de junio de 1943, Raffaella María Roberta Pelloni, más tarde renombrada como Raffaella Carrà, y falleció en Roma el pasado 5 de julio. Esta artista, compositora, cantante, bailarina, coreógrafa, presentadora de televisión y actriz nos dejó una cantidad importante de logros gracias a su promoción de la vida y la libertad. Lamentablemente hoy sabemos de su partida y en homenaje hemos querido organizar este top cinco, reivindicando su lugar rebelde en la cultura internacional.
Veamos cinco razones para entender a Raffaella más allá de la imagen construida por el mundo del espectáculo y la cultura pop.
Siempre votó comunista
Aunque nunca se declaró abiertamente militante, tuvo varias entrevistas en donde señaló que siempre votó por el Partido Comunista Italiano. «Yo siempre voto comunista», dijo en el número 55 de la revista Interviú de junio de 1977, donde amplió su posición política: “En un conflicto entre trabajadores y empresarios, siempre estaré del lado de los trabajadores. Durante toda mi vida he estado con los trabajadores, con la gente que lucha (…) Teóricamente, debería estar del lado de los ricos, de los afortunados a los que nada les importa los demás. Esa es la derecha. Pero no”.
De igual forma, Carrà se mostraba preocupada no solo por su voto, sino que manifestaba un compromiso inédito con sus propios bailarines y trabajadores. “Ser comunista implica un modo de vida y una responsabilidad muy grande”, señalaba en público además de manifestar que estaba muy pendiente de los debates para apoyar los derechos de la clase trabajadora, y con su ejemplo dándole las mejores condiciones a sus colaboradores profesionales.
Asustó al Vaticano
Después de ser la primera mujer en mostrar el ombligo en televisión en 1971, desatando una polémica que la puso en la mira del Vaticano (llegando incluso a multar a la televisora RAI por ello), un año después fue víctima de la censura por su tema Tuca Tuca, una canción considerada como un acto provocador y vulgar, según los medios más conservadores del momento.
Consistía en un baile donde la pareja se tocaba, de manera turnada, las rodillas, la cadera, los hombros y finalmente la cabeza. La Iglesia Católica representada en el Vaticano llegó a organizar una campaña de desprestigio hacia la cantante italiana, pero sabemos que fue una apuesta perdida que solo consiguió ayudarle a ganar más fama.
Aunque la censura no se quedó en Italia, en muchos países se hizo eco, no solo con su canción Tuca Tuca, sino con Venir al sur. En la Argentina de la dictadura de Videla, el coro fue cambiado y en lugar de decir “para hacer bien el amor hay que venir al sur” le pusieron “para enamorarse bien hay que venir al sur”. Versión que no consiguió ocultar el coro original, y quedó como una muestra más de la mezquindad del fascismo mundial.
Defendía la homosexualidad
Es sabido que Raffaella defendía la libertad sexual en muchas maneras, pero una de ellas fue cantar explícitamente sobre el tema de la homosexualidad cuando era un tabú en todo el mundo. De manera explícita en su canción Luca (“Una tarde desde mi ventana / le vi abrazado a un desconocido”) Raffaella lleva al público la normalización de la población LGBTIQ+.
Aunque esta temática ya la venía promoviendo desde sus inicios en diferentes maneras, algunas más sutiles como en el verso de su conocida canción Venir al sur “lo importante es que lo hagas con quien quieras tú”, las posiciones políticas de Carrà consignadas en sus canciones serán apreciadas por siempre como pioneras en el reconocimiento de derechos en el mundo gay.
Una cantante feminista
Tanto desde sus canciones como Una mujer en el armario, en donde una mujer no solo es cabeza de hogar, sino que, ante una infidelidad de su marido, lo lleva a hacer las labores de la casa, hasta sus conocidos debates públicos, Raffaella Carrà fue una fuerte defensora del feminismo, buscando la paridad sexual en los sueldos y en las condiciones laborales.
Dando entrevistas memorables sobre el tema y siendo ejemplo con sus colaboradoras, Raffaella se atrevió a defender la sensualidad y la inteligencia de las mujeres, ante los ataques que buscaban hacerla un inofensivo cuerpo sexualizado. “Aquello no iba sólo de mostrar mi cuerpo, era hacer entender que el cuerpo de una mujer siempre está unido a su cabeza. La sensualidad no está reñida con la inteligencia, la simpatía, la ironía…”, manifestaba convencida Carrà.
Promovía la masturbación femenina
En su lucha por promover la emancipación femenina, Raffaella Carrà compuso diferentes canciones sobre el empoderamiento en el amor. Uno de ellos fue 53 53 456, en donde señala: “Mi dedo está enrojecido de tanto marcar, se mueve solo sobre mi cuerpo y marca sin parar”, tanto por llamar por teléfono a un chico que no atiende, como de masturbarse buscando su independiente goce.
Lamentamos la pérdida de una artista tan adelantada a su época, pero dejamos este homenaje para demostrar que sus victorias hacen parte de los privilegios con los que contamos hoy, y de esa manera seguir su ejemplo de hacer de nuestra vida y obra una constante lucha por la emancipación de la humanidad, sin importar la trinchera que escojamos.