Colombia avanza en visibilización de los sectores LGTBI

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Manuel Antonio Velandia Mora
@manuelvelandiam

Colombia aprobó la Ley 1482 de 2011, que tiene por objeto garantizar la protección de los derechos de una persona, grupo de personas, comunidad o pueblo, que sean vulnerados a través de actos de racismo o discriminación. En su Artículo 134 B. sobre hostigamiento, se hace referencia a sexo u orientación sexual.

La Corte Constitucional en la Sentencia T-1090 de 2005 ha definido la discriminación como: “un acto arbitrario dirigido a perjudicar a una persona o grupo de personas con base principalmente en estereotipos o perjuicios sociales, por lo general ajenos a la voluntad del individuo como son el sexo, la raza, el origen nacional o familiar, o por razones irrelevantes para hacerse acreedor de un perjuicio o beneficio como la lengua, la religión o la opinión política o filosófica”.

Evidentemente, pocas veces se ha aplicado la ley antidiscriminación; incluso, en algunos casos se ha pretendido proteger a quienes discriminan, pero esto no es extraño en la aplicación de las leyes en Colombia.

Sin embargo, una cosa es la no discriminación y otra, volverse abanderado de los derechos de los sectores sociales LGTBI y de otras diversidades de géneros y de cuerpos; por eso llama la atención el hecho de que el país está cambiando en el tema de los derechos LGTBI. Sorprendentemente, ha sido posible ver izada la bandera arco iris en el Capitolio, la catedral Primada de Bogotá, las murallas de Cartagena, y otros lugares públicos.

El Capitolio Nacional Colombia se prepara para el orgullo LGTBI. Fotocomposición Manuel Antonio Velandia Mora

Más extraordinario es aún, que casi todas las gobernaciones del país y algunas alcaldías se hayan puesto de acuerdo en izar la bandera arco iris en sus instalaciones, durante junio por ser este el mes internacional de la inclusión de las diversidades sexuales.

Nadie niega que, la imagen es un instrumento de poder. Igualmente, la imagen puede ser también una forma de rechazar las estructuras de poder y de romper con el voyerismo crónico que le da una significación estigmatizadora a la forma con la que algunos seres se relacionan con el mundo.

Cartagena de Indias se prepara para Orgullo LGTBI. Composición Manuel Antonio Velandia Mora

Ver en una entidad pública izada la bandera, es una demostración fehaciente de que los políticos han podido quitarse la venda de los ojos y entender que no puede ser desconocida el 10% de la población.

El mundo de la realidad se confunde con el mundo de la necesidad en el mundo de la ilusión

Algún día no habrá necesidad se pedir derechos, porque ya los tendremos todos. El ARTivismo Queer, puede valerse de muchos instrumentos buscando pasar de la ilusión a la realidad. El trabajo activista político; sin embargo, no es un trabajo de artistas, es un trabajo que se construye entre todos les conciudadanes, porque es un “llamado al reconocimiento de nuestros derechos”.

La Catedral de Bogotá se prepara para Orgullo LGTBI. Composición Manuel Antonio Velandia Mora

Mostrar estas fotografías, nos evidencia el gran sentido que tiene para estos sectores sociales lo alcanzado a partir de los derechos obtenidos por la población LGTBI, y también constata que se ha acatado la exhortación hecha por la Corte Constitucional a los Ministerios del Interior y de Justicia para que articulen con el apoyo de la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría, el INPEC, el ICBF, los ministerios de Protección Social, Educación, Defensa, Relaciones Exteriores, la Consejería para la Equidad de la Mujer y la Policía Nacional, para que se creara una política pública integral nacional, constante y unificada con los entes territoriales para el sector LGBTI, logrando así, que se posibilite su socialización y coadyuve a la convivencia pacífica, cumpliendo también los deberes y obligaciones correlativas.

El intencionado trabajo de crear imágenes

El arte es una interpretación del mundo y en algunos casos tal interpretación es considerada por algunos como una agresión. Pero representar en imágenes las experiencias democráticas no puede ser una vulneración sino democratizar la sociedad.

Susan Sontang argumenta en su texto “Sobre la fotografía” que esta es un acto de no intervención porque la persona que hace la fotografía no interviene en lo que registra. Evidentemente la Sontang es una purista de otra época.

Sería conveniente entonces mejor pesar en Joan Fontcuberta, en la “La furia de las imágenes. Notas sobre la postfotografía” quien considera que las imágenes articulan pensamiento y acción. Si la fotografía ha estado tautológicamente ligada a la verdad y a la memoria, la postfotografía quiebra hoy esos vínculos: en lo ontológico, desacredita la representación naturalista de la cámara; en lo sociológico, desplaza los territorios tradicionales de los usos fotográficos.

Por ello, afirmo que la intervención fotográfica (es decir, transformar las fotografías), es pasar de ser sujeto pasivo de la fotografía a ser sujeto activo; es mostrar que las fantasías son verosímiles aun cuando para otros sean inapropiadas.

Postfotografía militante

Manuel Antonio Velandia Mora, cofundador del movimiento homosexual colombiano hace 43 años, ha realizado una serie de intervenciones fotográficas con las que demuestra que las imágenes puedes ser poseídas simbólicamente. Para este ARTtivista, se carga de simbolismo a las fotografías cuando las neo-imágenes que surgen de la intervención atestiguan la “existencia” de mundos posibles, despertando el deseo y la conciencia.

El simbolismo se hace mucho más palpable cuando el artista toma las neo-imágenes y las hace suyas; el simbolismo se acrecienta cuando las personas las comparten con sus seres queridos e incluso, asumen esa “realidad” como una experiencia vivida; sobre esto último es conveniente destacar que muchas personas al ver las imágenes se preguntan a sí mismas ¿por qué no estuve allí, en ‘ese momento’?

La imagen «alterada» es una transgresión de la ideología que determina qué es un acontecimiento, y se convierte en una ruptura con la aproximación reduccionista de lo que los escépticos consideran es y debe ser la realidad.

Al romper el “orden establecido” y proponer un nuevo orden se da un paso en la transformación cultural, social y política del orden establecido que lleva a las personas a fascinarse con la idea y a hacer posible dicho nuevo orden.

No puede negarse que sería una maravilla, que este no fuera un simple FakeNews, una sencilla obra de arte, sino una realidad. Pero, mientras los grupos paramilitares sigan haciendo con nosotros limpieza social, las políticas oficiales nos ignoren, los políticos nos utilicen para mostrarse abiertos en sus discursos, el papa vaya y venga en sus homilías un poco hacia adelante y mucho hacia atrás, mientras tan solo haya fallos de la Corte Constitucional y no leyes, y la única ley aprobada no se cumpla, bien vale la pena, por lo menos, ser feliz con la ilusión de gozar plenamente de derechos.