
El Rector de la Universidad Externado y exmagistrado de la Corte Constitucional, habla con el semanario VOZ a propósito de la polémica con la firma por parte del Gobierno Duque de la Ley Estatutaria, que reglamenta la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, y la importancia del éxito de este modelo transicional para el momento político que vive el país
Redacción Política
–¿Por qué es importante que Duque firme la Ley Estatutaria de la JEP?
–Es importante, porque de no firmarla genera inseguridad jurídica, no catastrófica, claro está, para los excombatientes de las FARC y militares que están en la JEP, lo cual de por sí ya es un mensaje nocivo. Sería una postura que va en contra de la comunidad internacional, incluyendo a los Estados Unidos, que hasta el momento se la han jugado al unísono a favor de los Acuerdos de Paz.
No firmar la Ley Estatutaria por razones de inconveniencia, más no por inconstitucionalidad, sería un mensaje negativo, cuando ya el texto que se firmó en el Teatro Colón ha pasado por revisión de la Corte Constitucional y que, mal o bien, tiene legitimidad en el pueblo colombiano.
–¿Por qué no sería catastrófico?
–No es catastrófico, porque en el hipotético que Duque firme las objeciones y logre tener en el Congreso de la Republica la mitad más uno, la JEP seguirá funcionando en el entre tanto. Le tocará ser más creativa, pero en la parte macro que ya está incluida en la Constitución, la JEP puede darse su propio reglamento a falta de legislación. Es decir, no estaría prohibido que la JEP continúe funcionando a pesar de que objeten la Ley Estatutaria. Ahora bien, lo mejor para el país es que el presidente Duque la firme.
Sin embargo, hay que tener claras varias cosas. La primera es que, y en eso estoy de acuerdo con Rodrigo Uprimmy, el Presidente sí puede objetar porque tiene la facultad constitucional. Pero sería un mensaje divisorio para el país, volver a jugar con las mismas discusiones que tuvimos hace tres años. En segundo lugar, sería inocuo, no sirve para nada. Al objetar por inconveniencia, tiene que surtir trámite nuevamente por el Congreso de la República y obtener la mitad más uno de los congresistas para que acepten la objeción. Antes de volver a presidencia, tiene que pasar por control constitucional donde la Corte Constitucional dirá lo que ya dijo en la sentencia T-080 del 2018. ¿Para qué sirve? Para nada, sería solo para dilatar, porque jurídicamente no tienen a donde llegar. Es inútil.
La oposición a la JEP
–Qué opina de las objeciones que ha formulado el Fiscal General?
–Los cuatro puntos de la carta del señor Fiscal General de la Nación, ya fueron juzgados por la Corte Constitucional. Es decir, si la Corte ya se pronunció en cada uno de los puntos, lo que está haciendo el señor Fiscal es revivir unas normas en contra del artículo 230 de la Constitución, que dice que cuando la Corte Constitucional habla genera cosa juzgada constitucional y que está prohibido ir en contra vía de ello.
Es un pulso político pero jurídicamente con el pronunciamiento de la Corte Constitucional sobre la Ley Estatutaria de la JEP, el juego que va tener el Presidente es mínimo, ya que no puede ir en contra de la sentencia.
–¿Por qué tantos sectores políticos se oponen al modelo de verdad que propone la JEP?
–Es una posición política y hay que decirlo claramente, liderada por el senador Álvaro Uribe, quien ha sido un enemigo de cualquier acuerdo con las Farc. Este pulso genera dividendos políticos, ya que es más fácil hacer la guerra que la paz. Se vende más políticamente ser fuerte con la guerrilla, mostrar que se debe ser intransigente con el “terrorismo”, etc. Ese discurso del odio, para mí, es una equivocación política.
De hecho, Uribe ha dicho públicamente que más que objetarla, hay que eliminar la JEP. Además de estar en total y franco desacuerdo, no lo puede hacer, porque ya la Corte Constitucional dijo que en los tres próximos gobiernos no se puede tocar la esencia de la JEP.
La angustia anticipatoria
–El uribismo alega constantemente, que el modelo pactado no es punitivo en términos de cárcel ¿Es un síntoma social la necesidad de cárcel? o por lo contrario ¿Es una consigna política?
–Son consignas políticas que se reproducen en el imaginario colectivo. A pesar de que la Ley del Talión (ojo por ojo, diente por diente) puede tener 4.000 años de existencia, persiste en la psiquis de la gente, es decir, la concepción punitivista sigue en los deseos cotidianos de venganza. Estos discursos del odio, aquí como en Estados Unidos o Europa, lo que hacen es saciar esa necesidad de venganza de los seres humanos, lo cual va en contravía de la democracia.
Estos sectores vienen promoviendo algo que yo he llamado “la angustia anticipatoria”, que es generar temores políticos antes de tiempo, el temor al futuro, a la incertidumbre. Estas fuerzas explotan esa incertidumbre para sembrar miedo. Es mi explicación de porqué perdimos el plebiscito y porqué aún existen temores con el sistema de justicia transicional.
–La Corte Penal Internacional, entre muchas otras organizaciones, elogian a la JEP como un modelo novedoso de justicia transicional. ¿Por qué es tan importante que la JEP sea exitosa?
–Yo creo que Colombia está preparada para la JEP. Estos debates que se despiertan son normales en cualquier democracia. La valoración internacional que se hizo a nuestro trabajo fue máxima. Es la primera vez que hay en un Acuerdo para resolver un conflicto, un sistema de justicia tan completo como el que hay hoy en Colombia. A la comunidad internacional le interesa esta temática, las transiciones políticas de los Estados en conflicto. En ese sentido, la JEP hoy es ejemplo mundial, lo dicen todos los doctrinantes mundiales. Un ejemplo es la valoración positiva de Ruti Teitel, profesora norteamericana que se dice fue la que acuñó la palabra Justicia Transicional.
Caso Santrich
–¿Qué balance general hace usted hasta el momento de la JEP?
–El balance es más que positivo. Estamos hablando de casi 10 mil personas que están acudiendo al sistema y las que faltan por llegar. Ver a los antiguos integrantes del secretariado de las FARC o generales, dispuestos a contar la verdad, se hace sumamente positivo para el país. Se van a imponer sanciones, sobre un criterio diferente a la Ley del Talión, buscando satisfacer el derecho a la verdad de las víctimas del conflicto.
–Existe incertidumbre con el caso de Jesús Santrich ¿Cuáles cree usted que serían las consecuencias si llegase a existir extradición del líder de las FARC?
–En el caso Santrich, no conozco ni el expediente ni las pruebas que existan en su contra. Lo que sí puedo decir, es que la JEP tiene toda la competencia para hacer un análisis de las pruebas y del caso en general. Se equivoca el gobierno norteamericano en invocar el Tratado de Extradición, ya que la JEP formuló nuevos criterios para la extradición de personas que estaban vinculadas al conflicto armado. En otras palabras, la JEP tiene toda la capacidad para decidir sobre este caso particular, porque estaría cumpliendo sus funciones derivadas del Acuerdo de Paz.
El país
-¿Se está volviendo el país más conservador?
Yo soy de formación librepensadora. Está posición genera incertidumbre, duda, polémica, debate; en contravía a ello, la derecha y su discurso gusta mucho porque da seguridad en lo afectivo, lo laboral, lo político, adoctrina de una forma más fácil.
Creo que hay una posición ideológica en cada ser humano. Yo estoy a favor del aborto, no creo en imposiciones de la religión, no creo que el Estado tenga que ser confesional, que se limite la dosis mínima. Quienes estamos en contra de esta visión que se impone en el mundo, cuyo ejemplo más visible es Donald Trump, tenemos que seguir luchando por la libertad.
-¿Cómo va su experiencia en la rectoría del Externado?
Soy un hombre feliz. No me arrepiento de renunciar a la Corte Constitucional para dirigir una universidad que está en consonancia perfecta con lo que uno piensa de la vida. Esta universidad es la más pública de las privadas. Somos una universidad pluralista, multicultural, federalista, de provincia. Una universidad para la democracia.