En medio de una situación particularmente tensa, que pudo provocar un conflicto internacional de proporciones incalculables, debido a la demencial injerencia del gobierno de Donald Trump, finalmente tocaron aguas marítimas territoriales venezolanas dos buques iraníes cargadas de gasolina, para abastecer el maltrecho mercado de combustible de la nación suramericana, golpeada por criminales sanciones de Washington que buscan quebrar la moral de los venezolanos y crear una crisis de tal magnitud que provoque la salida del gobierno bolivariano de Nicolás Maduro.
El primero en arribar a aguas venezolanas fue el carguero Fortune, que llegó a Venezuela el sábado de la semana pasada, y se dirigió al puerto El Palito, donde opera una refinería. El segundo buque, el Forest, llegó el lunes de esta semana y se trasladó al mismo centro de refinación.
Se espera que en las próximas horas lleguen tres buques cargueros más: Petunia, Faxon y Clavel, para un total de cinco tanqueros, que trasladarán un total de 1.53 millones de barriles de gasolina, con los que el país suramericano aspira a surtir gasolineras, dotar de combustibles a hospitales, colegios y universidades, fuerzas armadas, comercios y sitios estratégicos, durante los próximos meses.
Acto de guerra
La primera reacción del presidente Maduro fue a través de su cuenta de twitter: “El final del Ramadán (el mes sagrado para los musulmanes) nos trae la llegada del buque Fortune, muestra de la solidaridad del pueblo islámico de Irán con Venezuela”.
La amenaza norteamericana de intervenir la caravana de cargueros iraníes, provocó diversas reacciones y tensión en el mundo. Venezuela denunció la situación ante el Consejo de Seguridad de lasa Naciones Unidas y advirtió de los peligros de tal amenaza, que calificó como un “acto de guerra” a la luz del derecho internacional.
El presidente de Irán, Hassán Rohaní, afirmó por su parte que Estados Unidos tendría problemas si se interpone en la navegación de los petroleros de su país. “Si los estadounidenses causan problemas a nuestros petroleros en el Caribe o en cualquier parte del mundo, ellos también tendrán problemas”, dijo el líder iraní.
Por fortuna, las naves petroleras ingresaron a aguas territoriales venezolanas y no se produjo ningún incidente. Se consuma una novedosa forma de comercio, entre un vendedor al que le habían prohibido vender y un comprador al que le tienen vetado comprar. Ambos salen beneficiados y se propina un duro golpe a la política intervencionista de los Estados Unidos.
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