Josefina Valencia, Esmeralda Arboleda, Matilde González y María Teresa Arizabaleta deberían ser nombres que todos los días deberíamos tener presentes, pues fue gracias a este grupo de mujeres que hoy el sufragio femenino tiene cabida en la sociedad colombiana
Violeta Forero
@Violeta_Forero
Un día como hoy, 25 de agosto de 1954, la Asamblea Nacional Constituyente debatió y aprobó la reforma constitucional que llegaría con la aprobación del voto femenino. Sin embargo, la lucha venía de décadas atrás, desde 1920 cuando el movimiento feminista buscaba promover reformas que otorgaran a las mujeres derechos civiles y sociales, pero fue a partir de 1930, en pleno inicio de la república liberal, que se aprobó una serie de leyes que permitieron que las mujeres entraran a la universidad y tuvieran autonomía civil y económica, es decir, que dejaran de depender de sus padres o maridos. Es de recordar que en esta época se escucharía por primera vez el lema “Compañera, pero no sierva”, gracias a una demanda en una ponencia defendida por Ofelia Uribe Acosta sobre la administración de los bienes propios por parte de las mujeres.
Sin embargo, Josefina, Esmeralda, Matilde y María no estaban solas, desde Washington María Currea estaba presionando para otorgar el voto femenino en Colombia en todo el continente. En 1953 la Estado Unidense presenta un informe de su participación como parte del comité ejecutivo de la Comisión Interamericana de Mujeres, dándole peso a sus argumentos y justificando el por qué las mujeres son parte importante de la sociedad y contar con su voto era tan válido como contar con el de los hombres, sin embargo no faltó quien no estuvo de acuerdo bajo argumentos como que “los votos de las mujeres eran conservadores” y “porque esto traería un sin número de desgracias al hogar y a la familia”.
Las condiciones políticas en que se encontraba el país permitieron aprobar este derecho que había sido aplazado por la Asamblea Nacional Constituyente, ANAC, (órgano que ejercía labores legislativas bajo el gobierno militar de Rojas Pinilla). Dicha entidad fue aumentada en 1954 y nombró en su comité ejecutivo a dos mujeres Esmeralda Arboleda y Josefina Valencia.
El 25 de agosto de 1954, la mayoría de la ANAC aprobó en el Salón Elíptico del Capitolio el acto legislativo número 3, acto que eliminaba las restricciones de género para poder ejercer el sufragio universal. Josefina hace 6 años le dijo a Señal Memoria que esta era “la más importante reforma constitucional después de la libertad de los esclavos”. Es de recordar que por estas mismas fechas Pio XII, en el auge de la Guerra Fría le aconsejaba a las mujeres salir del hogar y abrir su influencia a la vida social en contra del comunismo (o todo lo que se le pareciera).
Según el Periódico de la Universidad Nacional, la definición de feminismo de la época era: “… la elemental tendencia o aspiración de la mujer hacia la igualdad de posibilidades, y de oportunidades que le permitan actuar como colaboradora y compañera en la organización social, económica y política de un mundo compuesto de hombres y de mujeres».
En 1955 el feminismo es tendencia, así que se crean dos revistas “Verdad” dirigida por Ofelia Uribe, medio de comunicación desde el cual se impulsa el Movimiento de Acción Nacional Femenino para reunir a todas las mujeres y crear una tercera fuerza al borde del bipartidismo, y “Nuestras Mujeres” de la Asociación Democrática de Mujeres Colombianas la cual tenía filiación socialista, revista desde la cual reunían sus intereses alrededor de los niños, las obreras, las mujeres en la universidad y la situación internacional de la posguerra.
La dictadura de Rojas Pinilla censuró varias cosas en el país como el periódico El Tiempo, las protestas que se lograron desde “Verdad” y las manifestaciones de las mujeres pidiendo libertad de expresión. Con la caída del Gobierno Militar, el 10 de mayo de 1957, se abrió paso al Frente Nacional y el país volvió a votar. Estas votaciones fueron históricas, pues alrededor de dos millones de colombianas votaron en el plebiscito de 1957. En 1958, la representante Carmenza Rocha y la senadora Esmeralda Arboleda fueron elegidas las primeras congresistas de la historia del país. Arboleda también fue Ministra y Embajadora de Colombia ante la Unesco.
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