Comunidad trans contra el pico y género

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Foto Kendall Peña,

En días pasados, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, anunció que a partir del lunes 13 de abril entraría a regir en la ciudad el «Pico y Género». Las críticas a la iniciativa no se hicieron esperar en las redes sociales, pues sectores democráticos consideran que la medida es discriminatoria y pone en riesgo a la población transgénero e intersexual, debido al abuso policial del que vienen siendo víctimas

Carla Federicci

Esta medida tiene como fin limitar la salida de casa de los bogotanos con base en el género; los días pares las mujeres pueden salir a realizar cualquier tipo de trámites y los días impares lo pueden hacer los hombres. En el caso de lo población trans, según el decreto, pueden salir dependiendo del género en el que se identifiquen actualmente. Pero esto no es así de fácil, pues es sabido que estas personas han sido, históricamente, víctimas de abuso policial, solo por su condición. Es por eso que su consigna en redes sociales, debido a la nueva medida implementada en cuarentena es #LaPolicíaNomeCuida.

En Bogotá, hasta el año 1981 se encontraba vigente el Decreto 572 de 1971 que consolidó el primer Código de Policía que reconocía como una contravención moral pública la práctica de afecto homosexual y el uso de prendas femeninas por hombres y se castigaba con pena de hasta de seis meses de cárcel. El Estado puso en práctica la necropolítica, que es un sistema de vulneración, desaparición, muerte o desplazamiento hacia las personas trans. Según el documento Resistiendo a la muerte: memorias de mujeres trans y travestis contra la violencia estatal en Bogotá, la categoría trans es muy amplia y contiene todo un marco de experiencias de género y corporalidades que se construyen de manera íntima, según la clase, la edad y la pertenencia étnico-racial1.

En Bogotá, las personas trans expulsadas de sus familias, de la educación y del trabajo, en los años ochenta, ejercían el trabajo sexual por la zona de Las Aguas, entre las calles 20 y 24 a la altura de la carrera cuarta, pero con la construcción de diferentes universidades las trans alcanzaron a tener más visibilidad y fueron desplazadas del espacio público, por las autoridades, hasta la carrera 14 o Avenida Caracas.

Entre finales de los 90’s y principios del nuevo milenio, se les veía frecuentar el barrio Santa Fe, que en ese momento ya era un sector dominado por el tráfico de drogas y el control territorial de diferentes grupos armados, lo que hizo que el gobierno declarara la zona como de alto impacto o de tolerancia para el ejercicio de la prostitución.

Relación “autoridad” y personas trans

La Policía Nacional profanó los cuerpos de las trans y los destinó a ser objeto de vigilancia, de encarcelamiento, o vistos como cuerpos desposeídos. Según el documento antes mencionado, “en sus cuerpos, las mujeres trans bogotanas cargan una historia de estigma, muerte y marginación. Esta historia se encuentra íntimamente ligada al poder de la policía como una institución que, a través de la historia, ha sido especialmente cruel y responsable de los daños que las mujeres trans han sufrido, tanto en el pasado, como en el presente».

Para la siguiente década, en plena vigencia de la Constitución del 91 y una emergente reivindicación de los derechos de personas Lgbti, se promulgó el acuerdo distrital 371 de 2009 que establece lineamientos específicos para cada identidad del acrónimo y reconoce las necesidades y especificidades del colectivo trans.

En el año 2010 nace la Red Comunitaria Trans, RCT, en Bogotá. Una organización de base popular que trabaja en un proyecto educativo-comunitario junto con activismo a través del arte. Adicionalmente, en el año 2015 se expidió la Sentencia T099 que indica: “La Sala reconoce que la clasificación clásica entre hombre y mujer responde a una construcción cultural que debe ser revaluada a partir de, entre otros, los conceptos de identidad de género y orientación sexual. Esto con el fin de abandonar estereotipos arraigados en la sociedad y que tienen el potencial de generar una discriminación sistemática”.

Cuarentena y algunas voces trans 

A la fecha, en medio de la cuarentena, la RCT es la organización que más ha manifestado preocupación por la situación de las mujeres trans y trabajadoras sexuales en el barrio Santa Fe.

En Bogotá se inició la cuarentena entre el 16 y el 20 de marzo. El día 8 de abril la alcaldesa dio a conocer el decreto 106 que informa que habrá restricción en la ciudad para que las mujeres puedan circular los días pares y los hombres los días impares. Aclaró en su decreto, en el parágrafo 5, que las personas transgénero circulan de acuerdo a la restricción según su identidad de género y en la verificación las autoridades respetarán las diversas manifestaciones de identidad de las personas. Para la Red Comunitaria Trans la vida de esta comunidad está en peligro si se deja en manos de la policía.

Cabe aclarar que más allá de la legislación, la voz de las personas trans está presente en este artículo, iniciando con Soledad Fernández, quien menciona que “esta medida es compleja, ya que, a lo largo de la historia, en los momentos en los que se segrega por sexos siempre se ha invisibilizado la posibilidad de que hay más de dos sexos y más de dos géneros, y que, además, hay personas que no entran en lo que se espera que sea un género u otro».  Indica también que «no es una problemática enfocada hacia las personas trans, porque siente que hay muchas formas de ser no binario. Sino también porque es un momento donde la policía va a prestar una atención no necesaria hacia las personas trans, que ya han sufrido mucha agresión policial”.

Así mismo, continúa Soledad con su relato: “En mi caso soy una persona trans y no binaria, pero tengo un privilegio a la hora de que me presento de maneras masculinas y no siento disforia cuando me masculinizan. Pero habrá un montón de personas no binarias que sienten que deben salir el día de hombres sin considerarse tal o lo contrario. Sin embargo, eso es algo que ha pasado toda la vida. Siento que somos un sector tan pequeño de la población, que en realidad no se nos tiene en cuenta”.

Víctimas e inconformes

Mucho se dice que las personas trans están mostrando una inconformidad innecesaria y solo quieren hacer escándalo, pero lo cierto es que: “Yo creo que mucha gente no va a salir por la inseguridad que presenta esta situación. Y no sé, es que es complejo, creo que los únicos que tienen el privilegio de sentir algo de seguridad van a ser los hombres cis, ya que no tienen en cuenta una historia de violencia policial contra las personas trans, además de la violencia contra lo femenino. Entonces pues sentaditos en sus privilegios hablan de que esta medida es muy incluyente porque tuvo en cuenta el sexo-género auto percibido de las personas, pero esto va más allá de eso. Falta sentarse a escuchar a la gente trans y entender que hay muchas formas de serlo», afirma Soledad y resalta: «Entonces, al final tenemos que encajar en una categoría obligatoriamente, como siempre ha pasado”.

Otra persona no conforme con su género es Santiago Muñoz, quien indica que:  «Acá el problema es que sí está escrito el decreto, pero ¿cómo se lleva a cabo?, ¿cómo se confía en los policías?, cuando en realidad se sabe que ellos son quienes más vulneran los derechos de la comunidad Lgbti de forma grave, al final no importa si soy mujer u hombre: nos pusieron restricción en el tema del aislamiento, entonces, ¿también ahora hay una restricción adicional? Muchos filtros y los más afectados siempre son los más vulnerables».

Por último, está el testimonio de David Pérez que también se identifica como persona disidente de la norma sexo género, e indica que «la fuerza policial es quien va estar al pendiente que se cumpla la medida, y muchas personas no entienden lo que es ser trans, lo que es ser no binario, lo que es ser parte de una disidencia sexual, no lo entienden. En este país la fuerza policial y las fuerzas militares abusan de su poder». Resalta, además, que «a las mujeres se las expone a una condición de dejarlas a la merced de las autoridades, lamentablemente se ha vendido la imagen del sexo débil o de vulnerables, que se hace realidad frente a la violencia patriarcal. Y que un policía pueda disponer de una mujer en la calle sin tener a más personas alrededor que reaccionen y le puedan ayudar, hace que se le exponga a una situación bastante arriesgada”.

La Red Comunitaria Trans, RCT, ha hecho un llamado a la alcaldía de Bogotá para que tenga presente las experiencias de discriminación en Perú y Panamá en donde se presentó un aumento de la violencia contra de personas trans, a partir de medidas como la denominada #PicoyGénero. La mayor preocupación para esta organización es que no hay rutas claras para denunciar la violencia policial que se manifiesta en Bogotá, más allá de una línea de celular o el 123, que casi nunca funciona.

Fuentes:

1 Alanis Bello Ramírez. Resistiendo a la muerte: memorias de mujeres trans y travestis contra la violencia estatal en Bogotá.

file:///C:/Users/Alina/Downloads/Resistiendo_a_la_muerte_memorias_de_muje.pdf

file:///C:/Users/Alina/Downloads/Resistiendo_a_la_muerte_memorias_de_muje.pdf

https://pares.com.co/2020/04/08/alcaldesa-la-policia-no-entiende-que-una-mujer-trans-es-una-mujer/

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