Comunistas en el Gobierno de España

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Yolanda Díaz y Alberto Garzón, nuevos ministros comunistas del Gobierno de España.

Tras 84 años, los comunistas regresan al Gobierno gracias al acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos. Los ministros Alberto Garzón y Yolanda Díaz tendrán el difícil reto de implementar políticas de izquierda en un contexto de inestabilidad global y crisis del neoliberalismo

Roberto Amorebieta
@amorebieta7

La última vez que los comunistas ocuparon cargos ministeriales en el Gobierno de España fue en septiembre de 1936 cuando Jesús Hernández y Vicente Uribe fueron nombrados ministros de Instrucción Pública y Agricultura. En aquella época se vivían momentos dramáticos ya que pocos meses antes se había presentado la sublevación militar contra la República que dio origen a tres dolorosos años de Guerra Civil.

En el momento de su nombramiento, Hernández tenía 28 años, era miembro de la dirección del Partido y había pasado cinco años en la cárcel acusado de un atentado. Ya como ministro y a pesar de los avatares de la guerra, trabajó por mantener funcionando el sistema educativo en los territorios aún bajo control de la República, mejoró las condiciones laborales de los maestros, organizó las ‘milicias de la cultura’ –encargadas de alfabetizar a los combatientes– y fue uno de los artífices del operativo que puso a buen resguardo las obras del Museo del Prado, amenazadas por los bombardeos franquistas sobre Madrid.

Uribe, miembro también de la dirección del Partido, desarrolló una política de lo que hoy se llamaría “seguridad alimentaria”. Se enfrentó a los anarquistas que impulsaban la colectivización forzada de la tierra y apoyó a los pequeños agricultores con el propósito de, según sus palabras, atraer su respaldo a la causa republicana y garantizar así la provisión de alimentos. Además, expidió un decreto que expropiaba los predios de los terratenientes que habían apoyado la sublevación fascista, legalizando así la posesión de hecho que los campesinos ya estaban ejerciendo en muchos lugares del país.

Hoy, después de 84 años de aquellos sucesos, los comunistas regresan al Gobierno de España. Ello ha sido posible gracias al acuerdo de gobernabilidad entre el PSOE y Unidas Podemos (confluencia que agrupa, entre otros, al Partido Comunista). En dicho acuerdo se establece que UP tendrá, además de la Segunda Vicepresidencia y el Ministerio de Derechos Sociales a cargo de Pablo Iglesias (líder de Podemos), los ministerios de Igualdad, Universidades, Trabajo y Consumo.

En la cartera de Igualdad –encargada de desarrollar las políticas de protección y promoción a la mujer y las diversidades de género– ha sido nombrada Irene Montero, miembro de la dirección de Podemos. Al frente del Ministerio de Universidades estará el reconocido sociólogo y economista Manuel Castells, tal vez uno de los intelectuales de habla hispana de mayor referencia en la actualidad. El Ministerio de Trabajo será dirigido por  Yolanda Díaz y el de Consumo (recientemente creado) estará bajo la orientación de Alberto Garzón.

Yolanda Díaz tiene 48 años, nació en Fene, Galicia, y desde muy joven se vinculó al Partido Comunista. Es abogada y siempre se ha caracterizado por defender los derechos de los trabajadores. El sindicalismo lo tiene impregnado en la piel. Su padre, Jesús ‘Suso’ Díaz fue secretario general de Comisiones Obreras (la central sindical de referencia del PCE) en Galicia y su tío, Xosé Díaz fue diputado por el Bloque Nacionalista Galego. Si bien la cartera que dirigirá ha sido despojada de las competencias relacionadas con seguridad social y con migraciones, su gran reto será la derogación de la ley laboral aprobada por los conservadores en 2012. Dicha ley arrebató numerosos derechos a los trabajadores profundizando aún más la precariedad laboral y fomentando la exclusión y la desigualdad.

La nueva reforma laboral impulsada por Yolanda deberá prohibir la posibilidad del despido durante la licencia médica, establecer el carácter indefinido de las convenciones colectivas, promover los convenios sectoriales, limitar la subcontratación, exigir mayores niveles de seguridad laboral a las empresas y proteger la dignidad y promover la igualdad de la mujer en el mundo laboral. Como lo sostuvo en su discurso tras la juramentación del cargo: “Aspiramos a defender lo básico: el trabajo, pero con derechos. Frente a la precariedad, trabajo decente; frente a bajos ingresos, salarios que permitan vivir con dignidad; frente al desempleo, trabajo y protección social; frente a los accidentes laborales, verdadera seguridad en el trabajo, ¡no más muertes en el trabajo!; frente a la discriminación de las mujeres, igualdad efectiva y real”.

Alberto Garzón tiene 34 años y nació en Málaga, Andalucía. Hijo de un maestro y una farmaceuta, se vinculó desde los 18 años al Partido Comunista. Es economista y desde 2011 es diputado al Congreso por Izquierda Unida. Se ha caracterizado por defender posiciones heterodoxas en sus análisis económicos, aunque siempre manteniendo su convicción de la incompatibilidad histórica del capitalismo con la democracia. Es autor de seis libros y coautor de varios más, donde ha profundizado sus reflexiones sobre el socialismo en la actualidad, la crisis del capitalismo y las posibilidades de la revolución. Como ministro de Consumo, Alberto tendrá la responsabilidad de defender los derechos de los consumidores y de regular la actividad del juego, que se ha convertido en un problema debido a la proliferación desordenada de casas de apuestas en los barrios.

La llegada de estos dos ministros comunistas al Gobierno de España, más Iglesias y Montero quienes fueron militantes en la Unión de Juventudes Comunistas, es un aire de renovación que permite prever la implementación de políticas progresistas, democráticas y de izquierda. La derecha ha reaccionado con la histeria propia de los iracundos, anunciando la llegada del fin del mundo y advirtiendo sobre la destrucción del país. Ignorando el definitivo papel que jugaron los comunistas en la Segunda República, la Guerra Civil, la Transición y la implementación del Estado de bienestar en España, los sectores más reaccionarios del panorama político español han puesto en evidencia no solo su mezquindad y su nulo talante democrático, sino también una ignorancia vergonzosa sobre la propia historia política de su país.

Con el nuevo gobierno, el Estado español se pone así a la altura de los tiempos y reconoce una deuda histórica que el país tiene con los comunistas. Porque fueron las y los comunistas quienes más hicieron frente a la arremetida fascista de los años 30, quienes lucharon con más determinación y sacrifico desde la clandestinidad contra la dictadura y quienes, a causa de su generosidad y sentido de la historia, fueron parte fundamental de la Constitución de 1978, la llamada Transición democrática y la superación de la dictadura tras la muerte de Franco.

Ya no estamos en el momento que vivieron Hernández y Uribe, los ministros comunistas de la Republica, ya no hay guerra. Sin embargo, hoy los comunistas españoles tienen la enorme y difícil responsabilidad de ser gobierno en un convulso contexto de inminente crisis económica global, ascenso de las fuerzas de ultraderecha en España y una previsible oposición cerrera y desleal, que hará todo lo posible por torpedear las aspiraciones democráticas del nuevo gobierno.

Por ello, ¡buen viento y buena mar! ¡Salud y República!