Congreso UP: Todo está por juntarse

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Pavel Santodomingo

Es literal cuando en la teoría física se habla de que somos polvo de estrellas, todo lo que existe en la tierra, son millones de partículas que vienen de lugares infinitos del espacio, así, nuestros cuerpos están compuestos de elementos que llegaron de alguna parte del universo, de estrellas que existieron alguna vez y que lejos de desaparecer, se convierten en otra cosa y viajan a la velocidad de la luz, que sigue atravesando el espacio.

Esa idea que agobia de alguna manera nuestra existencia, pero también nos invita a asumir la vida con cierta tranquilidad y sobre todo, a preguntarnos sobre lo trascendente que puede llegar a ser nuestro paso por este tiempo cósmico.

Es el aquí y el ahora de todo lo que existe, el nuestro, por lo menos el de este pequeño colectivo llamado Unión Patriótica, desarrollará en Bogotá el próximo 22, 23 y 24 de Junio su VI congreso, un evento programado hace un año, pero aplazado por la bipolar coyuntura de paz en el año 2016, y que visto desde lejos, termina siendo positivo, ya que en éste trimestre entrante coinciden varios eventos de forma consecutiva, en una especie de cuatro momentos de un gran proceso de consolidación y fortalecimiento político de un sector de la sociedad que ha permanecido vivo a pesar de la intolerancia y la violación sistemática de los derechos humanos.

La apertura de este proceso reunificador lo inicia la Unión Patriótica, lo secunda el Partido Comunista, luego el Congreso constitutivo del partido político producto de los acuerdos de paz y finalmente el evento de Marcha Patriótica, cuatro organizaciones con origen común, pero con dinámicas y perspectivas de trabajo distintas. Todo está por juntar y deberemos lo suficientemente maduros para llevar a cabo esta necesidad.

La propuesta es sencilla: Una dirección común producto de cinco plenipotenciarios de cada organización acompañada de un espacio organizativo de articulación territorial unificada, esto en un periodo de transición que pueda enfrentar correctamente las elecciones del 2018 y el 2019, ya habrá tiempo para seguir consolidando la unidad.

Pero volvamos al Congreso de la UP y preguntémonos por lo que se debería cambiar: En la política, dejar la idea del revisionismo como un juicio descalificante para quienes plantean nuevos derroteros teóricos, la inclusión real del enfoque de género y con él, nuevas apuestas ontológicas que se ubican en lugares de la identidad, de igual forma, un lugar no antropocéntrico que pueda considerar esencial la defensa de la naturaleza, lo cual hoy tiene potencialidades discursivas contra el neoliberalismo o el conservatismo ramplón que gana adeptos en amplios sectores de la sociedad colombiana.

El contexto actual de paz es una oportunidad y por lo tanto, permite crear nuevas realidades políticas y nuevas propuestas motivadas desde reivindicaciones sociales que tienen repercusiones directas en las relaciones de poder, lo vemos hoy en el pacífico o en el profesorado; lo vimos antes en los campesinos y en los estudiantes, todo estos movimientos pueden ser canalizados en vocación de poder por la dirección consciente y politizada de los movimientos sociales, nuestro problema es que la excesiva sobre ideologización paralizante no ha podido cautivar el sentido común de la sociedad y por lo tanto, éste descontento termina desviándose a  discursos excluyente del caudillo que lo soluciona todo con la brutalidad de las armas.

En materia organizativa quizás está el mayor reto, ya que ésta es la demostración práctica de las formas del pensamiento y su desarrollo en la acción, hoy la gente no se organiza, o por lo menos para hacer política, porque no hay ningún proyecto que seduzca a quien tienen inquietudes políticas quisieran actuar en consecuencia, por ello, lejos de criticar y anular las acciones que se hacen día a día desde las redes sociales, se requiere una estrategia de trabajo coordinado para que ésta acción tenga efectos en la vida concreta con alcance masivo.

La gente no creen en la política, y no cree en las organizaciones políticas,  la responsabilidad es compartida, por un lado nuestras organizaciones no presentan opciones para el trabajo que la gente le gustaría hacer: un trabajo político que debe ajustarse a un ciudadano que sufre el rigor de la flexibilización laboral, no podemos pretender que las personas se acomoden a las tareas internas de nuestras organizaciones, debemos construir espacios nuevos, con periodicidades más distanciadas de reuniones de coordinación y en cambio, mayores actividades públicas y de acción coordinada en redes, creo que esa  es la línea de innovación que requerimos explorar en el Congreso.

Comunicar pasa por lo estético, y sin duda es mucho más que la mera trasmisión de ideas de forma unidireccional con la propaganda. Lo que nos pone en un lugar distinto, que parte de la necesidad de construir un diálogo en dos direcciones con el país, para construir confianzas para la acción política y enriquecer el sentir y la vocación transformadora.

Claro que existe conciencia de que somos “los mismos de siempre”, que lejos de estar en vía de extinción, lo que requerimos es discutir los nuevos horizontes del pensamiento, del sentir colectivo y desde allí, potencializar nuestras destrezas individuales en clave colectiva.

No está mal decir que estamos mal, lo malo será quedarnos en sobre diagnosticar la realidad y concluir siempre desde la desesperanza que reina en cada uno de nosotros después del 2 de octubre de 2016, la única forma de romper este ciclo de desesperanza es la tranquila, constante y ascendente organización acompañada de mayores niveles de coordinación en los colectivos existentes.

La realidad está allí, agónica, lo que no podemos es justificarnos en nuestra derrota, por ello, los retos hacia el VI Congreso debe abarcar múltiples dimensiones del quehacer político y abrir espacios para la participación de todos/as los asistentes, cada uno desde sus capacidades puede aportar energías necesarias para salvar a éste diminuto pedacito del espacio de la destrucción capitalista.

Lo repetiré una y mil veces, la izquierda va a gobernar, más temprano que tarde, sin embargo, dependerá de nuestra capacidad hacerlo bien y esa pregunta es clave para comprender lo que estamos haciendo para cuando ese día pase.

Y por eso existe preocupación en varias cosas: I. Nuestra capacidad colectiva: solos no podremos ganar, por lo menos ahora, lo que está en juego con la paz es la tensión de la clase dominante criminal y guerrerista en contraposición de un pueblo que mantiene la ilusión de cambio con la paz, y esto debe significar el mayor esfuerzo en la unidad y coordinación de la izquierda y de los sectores favorables a la paz, aún vemos las diferencias políticas como rivalidades irrenunciables, la revolución en este país tiene el nombre de paz. Proyectos colectivos que puedan tramitar discusiones de varios órdenes, la clave está en resolver diferencias sin necesidad de dividirse. Tenemos varios polos de experiencia, de los cuales debemos aprender. II. Los protagonismos sueltos y cargados de ego:

Peligrosa la idea de ganar con una suma de individualidades, que si bien deben existir, y quizás sea hoy la única solución, esto es un problema por resolver, mal ejemplo le damos a las nuevas generaciones que hacer política es romper organizaciones para imponer mi propia candidatura, cada uno de los liderazgos deben responder a esa gran necesidad de ir acumulando fuerzas, miren ustedes, cada cuatro años es como un volver a empezar y esto es más grave cuando volvemos a empezar con rostros conocidos, eso es un círculo del cual solo podremos salir si fortalecemos lo colectivo: múltiples organizaciones que crecen y se coordinan.

En cuanto al Programa de gobierno: Todas las aspiraciones políticas e ideológicas tienen que caber en un programa de gobierno que materialice y profundice los cinco puntos centrales de acuerdo de paz, de igual forma, apunte a tres temas centrales en vida nacional: la salud, la educación y el ambiente, finalmente se requiere reconstruir sectores de producción nacional y pública, todo ello es un reto que debe ir de la mano con un repensarse la estructura administrativa.

En cuanto a renovar la consigna del Congreso: No es un tema de edades, es un tema de actitudes y de manera de ver y sentir la política, sin duda tenemos unas herencias maravillosas, pero que tienen un ethos basado en la resistencia y en cierta medida en la derrota, lo que ha producido un imaginario basado en el “cualquier cosa es ganancia” y hemos perdido el norte producto de una planificación real y medible.

Debe haber renovación no solo de la actual dirección, sino de pensarse un proyecto que se renueve en el liderazgo, lo peor sería caer en liderazgos que la única forma cambiar es cuando estos líderes se mueran, nuestra izquierda, la colombiana, debe dar ejemplo de diversidad y de capacidad de gobernar y dirigir por encima de los nombres.

Los retrocesos son oportunidades, echar la vista atrás en estos últimos 20 años la izquierda tiene aprendizajes enormes, uno de ellos, el más importante, es garantizar mayores controles de sus liderazgos a fin de que no permitir ningún acto de corrupción.

Vuelvo y lo repito, la izquierda tendrá una oportunidad en Colombia. Deberemos demostrar que tanto tiempo de lucha y entrega a estos ideales no ha sido en vano, por nuestra memoria y por nuestro futuro como sociedad.

Como las estrellas, antes de explotar se contraen, toda su materia se concentra para poder expandir su energía, de igual forma, nuestras pequeñas organizaciones deben condensar cada uno de sus átomos en función de este gran salto al poder, salto que la sociedad colombiana espera y sobre todo, la paz de nuestro sufrido pueblo, requiere.

@Pavka_UP