En el horizonte de los pueblos está el porvenir, la emergencia de otros mundos posibles. Marx es herencia y memoria, un espectro vigente e intempestivo
Óscar Daniel Sotelo Ortiz
@oscarsopos
El pasado 14 de septiembre se cumplieron 150 años de la publicación del primer tomo de El Capital, obra maestra del siempre “incómodo” y “molesto” Carlos Marx. Ningún medio masivo colombiano referenció el acontecimiento histórico, salvo el descafeinado y propagandístico articulo de John Saldarriaga en el diario conservador El Colombiano.
En el horizonte, la hegemónica línea editorial de la revista Newsweek, quien en los años ochenta, con la ofensiva ideológica neoliberal y el derrumbe del socialismo real, anunciaban a viva voz la muerte del alemán a partir de un libreto repetido en los últimos treinta años y transfigurado de un Marx que re-aparece en los momentos de crisis económica, momificado, banalizado, mediatizado, inofensivo. “Un Marx sin comunismo y sin revolución”.
Es innegable para nuestros días que el capitalismo alcanza su apogeo. “Todo lo convierte en mercado: las cosas, los servicios, el saber y el vivir”, reflexiona el filósofo marxista Daniel Bensaïd, a propósito de un sistema hegemónico que universaliza la privatización de lo común, globaliza la desigualdad y dispara la competencia de todos contra todos. Un capitalismo que sobrevive de las crisis inéditas que experimenta, haciendo realidad el mundo mercantilizado deseado en las reuniones privilegiadas del Grupo Bilderberg o en el lobby del súper poderoso G-8.
Pero así como la hegemonía de la derecha reclama vigencia con su modelo económico despiadado, Marx y el materialismo histórico, exigen la misma vigencia al calor de la lucha. “No hay porvenir sin Marx”, afirmaba el filósofo Jacques Derrida, pues la historia y los pueblos, lejos de estar consumados y doblegados al totalitarismo del capital, desdibujan el encadenamiento de una historia sin acontecimientos, proporcionan su inteligencia colectiva para fundamentar la necesidad de una alternativa y el imperativo político para lograrla. En el horizonte de los pueblos está el porvenir, la emergencia de otros mundos posibles, donde Marx es herencia y memoria, un espectro vigente, intempestivo, comunista. Los conjuros de Marx: Cambiar el mundo como acción política-estratégica, y El Capital como conocimiento de la disputa.
Cambiar el mundo
La ultra-citada onceava tesis sobre Feuerbach nos devela a Marx, sin censuras, cuya máxima de emancipación está en la pelea y en la lucha. La invitación es a la transformación del mundo realmente existente a partir de la crítica, interpretación y acción política, con el conjuro profano de los de abajo, de los oprimidos, de los históricamente excluidos.
Marx apunta la responsabilidad al sujeto histórico emergente del capitalismo, capaz de llevar la tarea mesiánica de la emancipación: el proletariado. Y con él, la contradicción, el antagonismo, la disputa reciproca. “La historia de cualquier sociedad hasta el día de hoy, es la historia de la lucha de clases”, sentencian Marx y Engels en el Manifiesto, donde opresores y oprimidos se enfrentan en una lucha cuyo final se cristaliza con transformaciones revolucionarias o el hundimiento de las clases vencidas. Irrumpe la lucha de clases como el secreto del desarrollo de la historia.
Sin embargo, más que una noción sociológica, la lucha de clases es una noción estratégica, que para la mitad del siglo XIX motivó a una clase obrera inexperta, que se debatía entre el taller artesanal y la fábrica, carente de organización y sin esperanzas de conquistar el poder; que inspiró hace 100 años a la vanguardia bolchevique, lejos del libreto de la socialdemocracia y de la herencia distorsionada del economicismo, a tomarse el cielo por asalto, y con él, la toma del poder político por parte de los proletarios; y hoy en pleno siglo XXI incentiva la movilización, ya no de un sujeto histórico unidimensional, sino plural, que ve en la heterogeneidad de las gentes, sus luchas y sus cotidianidades, el motor de los cambios de una historia que nos venden como acabada y agotada.
El Capital
La riqueza del pensamiento de Marx combina una teoría económica coherente y elaborada del modo de producción capitalista. Las tesis sólidas, que ningún economista de la derecha ha logrado re-debatir, están vivas y vigentes. La condición explotadora y depredadora del capitalismo, la expansión creciente e ilimitada del capital, y la mercantilización de toda forma de producción material, son realidades inobjetables a los ojos del ser contemporáneo que vive en el guión de un mundo que le pertenece pero que no controla. Y El Capital para graficar cómo funciona.
Como si fuese una película de detectives digna de Hollywood, El Capital se desarrolla en las ciudades modernas, donde los culpables se fugan y los criminales se confunden con las masas. El principio, la mercancía, que en su aparente simplicidad esconde un mundo dentro de ella: lugares, momentos, ejércitos de obreros libres, y categorías económicas: valor de uso y valor de cambio, capital constante y capital variable, capital fijo y capital constante.
Un crimen, una extorsión anónima: el robo del tiempo de trabajo no remunerado al obrero y cristalizado fantásticamente en valor, la famosa plusvalía y su fetiche en la mercancía. La escena del crimen, subterránea y misteriosa: el proceso de producción. El taller, la fábrica, el call center, recrean el lugar. El culpable impune sonríe satisfecho. El temeroso, resignado y humillado obrero, no tiene elección, recibe un incentivo, un salario, con un empleador que tendrá legalmente derecho a utilizarlo el mayor tiempo posible.
Después se blanquea el botín, el capital circula para convertirse en beneficio, en ganancia. El lugar ya no es la escena del crimen sino el mercado. La plusvalía tiene que retornar a los bolsillos del culpable anónimo, ya no como mercancía sino como capital acumulado. Pasa por múltiples manos pero regresa. Sólo queda el reparto del botín, que va de lo abstracto a lo concreto, al movimiento de muchos capitales, del valor de los precios y a la deseada ganancia.
Se descubre el misterio, se acaba la película, ellos con las astronómicas ganancias y los otros, mayorías sociales y productores de riqueza, con la desgracia.
Invitación
Para aproximarse a esta novela negra, un grupo de revolucionarios colombianos vienen preparando la cuarta edición del seminario internacional “El Capital 150 años” del 2 al 6 de octubre en la ciudad de Bogotá. Con invitados internacionales como Ramón Grosfoguel (Puerto Rico), Jodi Dean (USA), Kenia Echavarría (Cuba), Michael Heinrich (Alemania), Natasha Gómez (Cuba) y David Harvey (USA), y académicos nacionales. Se espera aproximar y problematizar la obra que sentó las bases de una nueva interpretación del mundo y conjurar la metáfora del viejo topo, que siendo miope y hemofílico, cava y cava buscando la superficie, la situación, la revolución.
Bibliografía
Anderson, Perry; Consideraciones sobre el marxismo occidental; Siglo XXI Editores; Madrid, 1985.
Bensaïd, Daniel; Marx ha vuelto; Ediciones Edhasa; Buenos Aires, 2011.
Sánchez Vázquez, Adolfo; ¿Por qué ser marxista hoy?: Conferencia Universidad de La Habana, 2004.