Consulta anticorrupción

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Rodrigo López Oviedo

Erradicar la corrupción es una de las promesas con las cuales Iván Duque, el presidente electo, sedujo a sus electores. Lamentablemente, así quiera de verdad hacerlo, o al menos “reducirla a sus justas proporciones”, no podrá: muchos de sus acompañantes de campaña han vivido del aprovechamiento ilícito de los bienes y presupuestos del Estado, y tan arraigada costumbre es muy difícil que la abandonen, sobre todo cuando saben que en el fondo de la sicología popular está haciendo nido un dicho cómplice: No importa que roben, siempre que hagan obras. Petro dijo de ellos, muy apropiadamente, que forman una asociación para delinquir.

Iván Duque deberá darse a la tarea de conformar un gabinete del que querrán hacer parte todas las vertientes que, unidas por conveniencia, tuvieron la suerte de llevarlo a la Presidencia. Muchos de los escogidos tendrán el gran honor de acudir al presupuesto público para recuperar, bien para sí, bien para sus jefes, los inmensos recursos invertidos en ese negocio denominado campaña electoral. Y en eso no ofrecerán ninguna diferencia con quienes les antecedieron. Por muy bien aliñados que tengan sus rostros y acomodadas sus corbatas, ellos irán a lo que van. Salidos de las mismas toldas en que fueron paridos sus antecesores, marcharán detrás de estos en perfecta formación, poniendo sus pies donde ya aquellos pusieron sus talones. Dicho en otros términos, Duque desnudará a unos santos para vestir a otros, que han de seguir cargando con el santo y la limosna.

Pero no nos engañemos. Guardar en sus faltriqueras la platica del Estado no será su única preocupación. Esta vendrá acompañada de otra, que es la que justifica la inversión de sus patrocinadores en campaña: contribuir a la fijación de políticas según las conveniencias. Por eso veremos a cada ministro desfilar por los salones del Congreso ofreciendo mermelada, con tal que los proyectos normativos relativos a esas políticas salgan adelante. ¿A quién le corresponderá hacer lobby para seguir haciendo trizas el acuerdo de paz? ¿A quién para sacar adelante la reforma que le rebajará los impuestos a los ricos? ¿A quién para dificultar más el acceso a una merecida pensión?

Son interrogantes cuyas respuestas iremos sabiendo a medida que se vayan conociendo los nombres de los que han de hacer parte del nuevo gabinete. Como de seguro estos entrantes seguirán con las mismas de los salientes, no nos queda más que impulsar, o seguir impulsando con decisión, la consulta anticorrupción que cerrará este próximo 26 de agosto con más de 12 millones de sufragios en las urnas.

Y mientras tanto, regocijémonos con el triunfo de la izquierda en México: ¡Andrés López Obrador, nuevo presidente!