Contamine y pague

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Rubén Dario Arroyo Osorio

La sociedad altamente industrializada agrede a la naturaleza y a los humanos mismos en la búsqueda de un supuesto confort, produciendo artículos de consumo indiscriminado, práctica que degrada del planeta y trae subsecuentes daños irreparables. Uno de esos inventos es el plástico que envenena todo. La predicción anunciaba en 1985-86 el llamado Quinto continente, Planeta Basura, Isla tóxica, etc. En un artículo publicado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), “la distribución cuantitativa y las características del neustrón plástico en el Pacífico Norte” mostró el mapa de la gran mancha de plástico flotante entre EE.UU. y Japón en el espacio marino llamado Giro del Pacífico norte, donde concurren vientos alisios. En julio de 1997 fue palpado accidentalmente por el capitán de EE.UU. Charles J. Moore que observó millas y millas de botellas pláticas en esa zona.

A Colombia se le ha bautizado como un país “santanderista” para connotar que, cualquier problema se resuelve con la expedición de una ley. Poco importa que esta norma no se cumpla o no resuelva el inconveniente que busca subsanar o cause otros trastornos mayores. Tal es el caso de la imposición del “impuesto nacional al consumo de bolsas plásticas” creado con la ley 1819 de 2016, pero aplicable desde el 1 de julio del 2017 y, según “la sesuda” razón de sus creadores procura la protección del medio ambiente… y el impuesto se genera al entregar cualquier bolsa plástica, cuya finalidad sea cargar o llevar productos vendidos, o sea gravando al cliente al pagar la bolsa al establecimiento comercial que la entregue.

¡Nada más falaz!, porque si un cliente lleva sus productos en bolsas plásticas que también paga, igual contamina, pero además el impuesto lo paga el cliente y no los comerciantes, que además entregan bolsas plásticas con la publicidad de su negocio. En otros países la legislación y las prácticas son otras y sus normas al respecto explicitan la prohibición taxativa del uso de bolsas plásticas y la sanción a los comerciantes que lo desobedezcan: en Dinamarca, Suiza, China, Australia, Irlanda, Inglaterra, Canadá, Israel, Argentina, México, Italia, Estados Unidos, (Los Ángeles, San Francisco, San José, Long Beach…), Ruanda, Mauritania. En algunos de ellos se promueven programas de prevención y la fabricación de bolsas de papel reciclado o material bio degradable. Nunca se grava a los clientes. En Colombia: pagas y contaminas.