Iván Posada Pedraza
Sólo dos mediciones son suficientes para dar cuenta de la crisis que afecta al sector textil hoy día, sector que generaba empleo y aportaba al PIB total de la economía. La primera, Colombia a la fecha exporta 50 y 30 por ciento menos en textiles y confecciones que República Dominicana y Haití respectivamente. Segunda, la producción nacional de hilos y telas se redujo 20 por ciento con respecto al año inmediatamente anterior. Esto con base a datos de la Cámara Colombiana de la Confección.
Las causas
La tecnología que reemplaza mano de obra y costos de producción son unas de las causales, mas no la únicas. Hoy día factores coyunturales como el comercio mundial, el contrabando, la informalidad y los bajos ingresos de la población, son determinantes para explicar la crisis actual.
Los acuerdos comerciales, que permiten la importación masiva de prendas, textiles y calzado provenientes de China, India, Singapur, Taiwán, países y centros industriales que manejan costos de mano de obra muy por debajo con respecto a Colombia.
Las organizaciones internacionales que regulan el comercio mundial tales como la Organización Mundial del Comercio OMC, el Acuerdo General de Aranceles y Comercio GATT, instituciones que favorecen a los países industrializados y que imponen las condiciones de precios y aranceles – entre otros – a los países destino de sus exportaciones. Lo anterior sin contar los tratados de libre comercio que están en trámite precisamente con países como India y China.
Las estrategias
Una consiste en trasladar la materia prima (cueros, hilos, telas, etc.) para ser confeccionada en países donde la mano de obra se remunera mucho más barata que en Colombia.
Una segunda táctica es emplear las llamadas “industrias satélites” en las cuales el dueño le entrega a empresas familiares o a particulares por ejemplo, los materiales para la respectiva confección y esta se paga por volumen producido. Queda claro que aquí no hay ningún tipo de seguridad social y es un factor más que incrementa la informalidad, la tercerización y el subempleo.
Otra causa del derrumbe del renglón textilero tiene que ver con el contrabando y múltiples prácticas desleales en el comercio mundial. Una de las más extendidas es el dumping, que consiste en vender las mercancías por debajo de su precio en el mercado, no necesariamente por debajo de su costo de producción. El objetivo de esta práctica es apoderarse del mercado de ciertos bienes o de quebrar a la competencia.
A nivel nacional, Antioquia y Medellín, líderes en los renglones textil, confecciones y moda, se han venido a menos. De 500 empresas en el departamento, solo 15 están en el sector y durante el primer semestre de 2017, 36 empresas cerraron su producción. Medellín por su parte, genera casi la mitad de la producción textil nacional, con el 45 por ciento del total nacional.
El panorama a futuro
Fabricato a su turno, decidió suspender la producción durante 15 días manteniendo temporalmente los salarios y demás prestaciones sociales de sus 2.400 empleados y operarios, una especie de licencia remunerada sin saberse hasta cuando la empresa pueda mantener esta medida. Durante el primer trimestre de este año acumuló pérdidas por diez mil millones de pesos.
Protela, otra importante fábrica del sector, durante 2017 despidió 650 empleados, y Coloreto, debido a su situación financiera, entró en proceso de reestructuración, vale decir, recorte de producción, retiro de empleados y obreros bajo la figura de indemnización, etc.
De parte de los sindicatos textileros existe una alarma generalizada por la situación económica del sector y por una eventual pérdida de puestos de trabajo que puede llegar a 1.800.000 despidos en el corto plazo.
Todo indica que se avecina una crisis de gran escala en el sector sin que exista una política económica desde el gobierno central que adopte medidas tendientes a fortalecer el sector industrial y manufacturero.
La globalización financiera y comercial que privilegia a un reducido grupo de naciones explica en gran medida las diversas crisis que se generan en todos los sectores de la industria y la manufactura. Con potencias comerciales como China e India que pueden inundar países enteros con millones de toneladas de mercancías y servicios, no existe economía nacional que resista la competencia en mano de obra y precios.