Crisis política, elecciones atípicas y alternativa en Duitama

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Centro de la ciudad de Duitama, Boyacá. Foto Gobernación de Boyacá.

El actual momento político exige de una reflexión en dos sentidos: ubicar elementos de tipo estructural que caracterizamos como crisis y decadencia de la política en el municipio; y por otra parte, el fenómeno coyuntural en el cual se vincula el contexto de la destitución de la alcaldesa y de las próximas elecciones atípicas.

En el presente análisis se intenta caracterizar el devenir político en un proceso orgánico, es decir, conectar la actual el fenómeno coyuntural con aquello que se presenta en el tiempo con mayor duración y constancia, haciendo énfasis en la dimensión política de las contradicciones. El objetivo radica en superar cualquier opinión desarticulada del complejo proceso político reduciéndolo únicamente a las elecciones atípicas, esto bajo la idea de no caer en “una crítica política menuda, cotidiana, referida a los pequeños grupos dirigentes y a las personalidades que tienen la responsabilidad inmediata en el poder. Los fenómenos orgánicos dan lugar a la crítica histórico-social” (Gramsci, 1985, pág. 109).

En ese orden de ideas, se parte de la crisis político-institucional en el municipio de Duitama como elemento estructural al evidenciar desgastes y continuidades en el viejo poder tradicional y en el accionar administrativo del municipio. En segundo lugar, se  destaca el acontecimiento coyuntural donde se intensifica la crisis política en tanto que logra alterar la dinámica y normalidad institucional con la destitución de la alcaldesa, situación que activa los sectores y reagrupamientos del poder político tradicional en torno a la disputa por el poder político en el municipio.

La crisis y decadencia de la política: históricamente en el municipio de Duitama se ha configurado un poder político tradicional expresivo de clases sociales y sus respectivas fracciones, el cual toma las decisiones sobre el conjunto de la ciudadanía, decide el sentido y la forma en que deberán ser gobernados los habitantes del municipio, y por lo tanto, se comporta como una élite clasista que desconoce el padecimiento y los problemas materiales y reales de la ciudadanía. Esto denota que, desde dicho poder tradicional, se presenta un aislamiento político y social que degenera en desprecio por la gente del común, la cual solo es objeto de vínculos con el mundo de la política en tanto posibles votantes, y a su vez como objetos sobre los cuales recaen las determinaciones políticas, generalmente con efectos perjudiciales sobre la población. Es decir, se asiste a la cosificación y enajenación de la ciudadanía y se niega su potencialidad como sujetos activos.

Para este viejo poder político tradicional, no se trata de personas sino de cosas, la enajenación impulsa la despersonalización y se objetiva a la ciudadanía en un voto, situación que se evidencia en la práctica real de la política cuando los derechos sociales y las necesidades insatisfechas de la población no ubican los primeros renglones en la agenda pública, y sobre todo, cuando la participación se reduce al depósito de un papel en una urna conforme a los calendarios electorales, mientras se desprecian y condenan las formas más potentes y creadoras de participación popular de la comunidad tales como la movilización social y política por medio de las organizaciones de base, de las asambleas y de la elevada indignación en las calles.

Conviene subrayar que los sectores populares y su proyecto político de cambio o de transformación social en tanto apuesta colectiva, no tienen lugar e independencia en los partidos tradicionales, puesto que allí no gozan de autonomía y proyección debido a que terminan absorbidos por los contenidos y las formas del viejo poder. Sus niveles de autonomía se diluyen y sus anhelos de cambio son cooptados por las expresiones políticas del poder tradicional, más aún si allí cohabitan con caciques de turno que les inyectan capital (político, económico o cultural) en una campaña electoral. Por esto, se presentan algunos casos en los cuales algunas personalidades provenientes de sectores marginados logran posicionarse al interior del poder tradicional rodeándolo de niveles de legitimidad haciendo mímesis entre los suyos a través de diversos mecanismos. Es esta la función clientelista del líder político moderno proveniente de sectores de bajos recursos “en la medida en que tiene éxito dentro del sistema, es decir, que construye una red de relaciones articulada horizontal y verticalmente, sobre la base de un intercambio de favores con los recursos oficiales con el fin de reproducir capital electoral” (Leal Buitrago & Dávila, 2009, pág. 25).

Siendo así una de las formas en que se dinamiza el sistema político del clientelismo como relación social de reproducción del dominio y sometimiento donde participa el Estado por medio de la burocracia administrativa, los contratistas del sector privado y la política tradicional con sus nuevos y viejos rostros articulando a las clases medias y actores de la marginalidad en función del viejo poder. Este último ya no se mantiene uniforme como élite exclusiva, sino que se hace relativamente heterogéneo al integrar elementos de diversas clases y sectores sociales, si y solo si, bajo la conducción y orientación hegemónica del viejo poder.

Así pues, se ejerce el desprecio por lo común y lo popular con el fin de difundir la falsa idea de que la única forma de participar es mediante el voto y por supuesto aún más si se hace por los representantes y herederos del viejo poder (ahora autodenominadas personas de bien), dejando por fuera a lo demás no visible, a lo empobrecido, lo violentado, lo excluido, lo marginado, los cuerpos de la explotación sobre los que se ejerce el dominio.

En consecuencia, se destaca un creciente descontento y pérdida de legitimidad hacia la política por parte de los sectores populares del municipio, en el barrio, en la tienda, en la plaza, en el colegio, en el hogar, en el trabajo, en la universidad y en la gran mayoría del conglomerado social, lo cual se ve reflejado en gran parte con el promedio de abstención electoral del 33% y de una franja crítica del 37% (abstención + voto en blanco + no marcados) para las elecciones de alcaldía de los últimos 3 periodos.

No obstante, es importante mencionar que este poder tradicional recoge en su seno a las expresiones las fuerzas partidarias que han gobernado el municipio en torno al partido liberal y al partido conservador; sus metamorfosis en cambio radical, partido de la U, el MIRA, centro democrático, entre otros partidos o movimientos minoritarios que en diversas ocasiones han prestado sus avales para hacerse partícipes de alguna cuota burocrática sin importar distinción u horizonte político e ideológico. Este proceso trata de una articulación de fuerzas políticas y sociales sin ninguna perspectiva estratégica de ciudad, su funcionalidad consiste en la configuración de relaciones de fuerzas inmediatistas para integrar relativamente a representantes de partidos tradicionales y reciclarlos en otras expresiones políticas y adherirse al gobierno local de turno.

Desde luego, el objetivo de esto es el mantenimiento del orden social injusto y excluyente, y por otra parte, organizar el reparto del botín presupuestal a través de contratistas con los cuales los políticos acuerdan porcentajes de los contratos para aumentar su poder económico que deviene en posterior potencial electoral, mantenerse con algún rédito sin importar ni distinguir el color o la razón ideológica que pueda llegar a representar alguna tendencia política en el gobierno local, es a esto a lo que llamamos la decadencia de la política. Se reproduce de esta forma un poder viejo y decrépito que coopta, integra y articula diversos sectores políticos y sociales, entre ellos algunos de apariencia alternativa, donde se activa el clientelismo y se reproduce con rostros juveniles y diversos, entre otros.

Por consiguiente, la crisis de la política se caracteriza por el desvanecimiento de los principios de dichos partidos, sin embargo, a nuestro juicio no se trata del fin de las ideologías políticas, sino al contrario, se trata del triunfo de  una ideología que deviene en hegemónica al lograr integrar todas estas expresiones políticas tradicionales y contemporáneas. Se trata de la ideología del proyecto sociopolítico neoliberal que emerge y encubre el mantenimiento de los privilegios, de la exclusión y el desprecio por los sectores empobrecidos y excluidos de la población. Esto se ejecuta a través de la privatización de los bienes comunes y de los derechos sociales, tal como se evidencia con la avanzada privatizadora liderada por los alcaldes de turno del municipio desde la última década del siglo XX hasta el día de hoy.

La riqueza social es cedida al sector privado, en concreto: el acueducto y alcantarillado, el alumbrado público, el transporte de carga, la central de abastos, la recolección de basuras, la alimentación escolar, todos estos bienes comunes entregados a los particulares, los cuales hacen usufructo ampliando su capital y a su vez incidiendo en la política municipal vinculándose a las campañas por medio de financiación o por medio de candidatos. Como resultado se tiene no solo una crisis la política sino que degenera en una crisis institucional y de la administración pública mientras se sostiene la estructura de poder que se mantiene constante en el edificio administrativo y se renueva con algunos rostros pero que en esencia reproduce lo que hemos llamado la decadencia de la política política en el municipio.

Este proceso crítico por el que atraviesa la política se puede sintetizar a grandes rasgos de la siguiente forma:

  1. una profunda desideologización en la relación con la política y los partidos; b. predominio del individuo, caudillo o marketing sobre los programas ideológicos;    c. política comprimida en segundos o imágenes, que impide su naturaleza teórica, hacia una simplificación demagógica y populista que empobrece la acción social;          d. se presenta un desdibujamiento de los márgenes de acción de las             instituciones estatales y los partidos políticos; e. la despolitización promulgada   por el neoliberalismo promueve la “informalización” de la política y el   vaciamiento de las instituciones políticas; f. la divulgación de un concepto de “la   política” como administración o simple técnica de gobierno, con claros visos de    pragmatismo; g. el incremento abismal entre las instancias de gobierno y          representación con las posibilidades de decisión en los asuntos fundamentales de los sectores sociales mayoritarios; h. se entroniza la exclusiva dimensión de la             gestión y administración, intentando desactivar el conflicto político e ideológico   (De Zubiría Samper, 2012).

En paralelo, se presenta una tendencia creciente de la participación política de la comunidad en diversas jornadas de protesta que se vienen dando desde el 2011 por parte de los estudiantes universitarios; el 2013 en la alcaldía de Constanza Ramírez (actualmente destituida en su segundo periodo) contra el incremento desmedido del impuesto predial, junto con la participación decisiva de los Duitamences en el paro agrario o la llamada rebelión de las ruanas; el 2016 con el paro camionero donde transportadores y sectores sociales diversos participaron en protestas mientras el ESMAD asesinó al joven Luis Orlando Saiz; el 2018 con movilizaciones ambientales y campesinas contra la ineficiencia de Empoduitama al no garantizar la reforestación y restauración de un predio cuyo recurso natural fue cedido a una empresa privada para lucrarse con la tala de árboles; el 2019, 2020 y 2021 contra las políticas elitistas del gobierno nacional del uribismo, los sesgos tributarios prorricos y contra la brutalidad policial, que podría denominarse el periodo reciente de intensificación de la participación ciudadana en el marco de jornadas de protesta que han tomado forma de paros cívicos y alto contenido político orientado a subvertir el orden vigente así como la revitalización de la movilización sociopolítica en las calles, la organización de asambleas y coordinaciones entre organizaciones de base que presentan pliegos y exigencias específicas en el territorio. Se marca la tendencia de movilización creciente y cada vez más politizada hacia la necesidad de una transformación en el orden social vigente, pero que aún no tiene efectos alternativos eficaces en los procesos electorales locales, pues esto se evidencia en los triunfos constantes de mandatarios propios del poder político tradicional.

Elecciones atípicas y alternativas:

En segundo lugar, se presentan los elementos de coyuntura que demuestran la intensificación de la crisis y decadencia política en el municipio, partiendo del acontecimiento en que el Consejo de Estado declaró la nulidad de la elección de la alcaldesa Constanza Ramírez en el periodo vigente (2020 -2023) quien siendo consciente de su condición de inhabilidad hizo caso omiso y a través de subterfugios para hacerse a un segundo mandato, sin considerar las implicaciones que esto tendría para la ciudadanía Duitamense. Conviene subrayar que la mencionada exmandataria es representante de una fuerza política altamente significativa en el municipio, en tanto que ha logrado ser alcaldesa con anterioridad y a su vez logró poner el alcalde que le siguió a su mandato, esta fuerza representante del poder político tradicional ha logrado integrar expresiones políticas de cambio radical, centro democrático, partido de la U, así mismo, ha vinculado al partido conservador en las elecciones pasadas cuando logró imponer su candidato en la alcaldía. En efecto, es una fuerza social influyente del viejo poder.

Este fenómeno ocasional de la declaración de nulidad de la alcaldesa, ha incidido en la dinamización de la escena política en el municipio, en la medida en que las diversas fuerzas sociales del viejo poder que se han reactivado en torno a los siguientes reagrupamientos en diversas fracciones, las cuales ofrece un variado menú de la política tradicional:

– La fracción en torno al partido liberal: esta fracción del poder tradicional viene a las elecciones atípicas con rostro joven. Es importante mencionar que este partido en el municipio es el reducto del rancio liberalismo de Oscar Celio Jimenez Tamayo y Plinio Olano, quienes han sido condenados por asuntos de corrupción, conflictos de intereses y participación en el reciente escándalo de Odebrecht, respectivamente. Alrededor de la actual candidatura del joven liberal, se han articulado sectores provenientes del centro democrático, del partido conservador, personas que han hecho parte decisiva del proyecto político de la alcaldesa destituida, políticos que han expandido su capital electoral a través de programas sociales como la alimentación escolar, así como algunos nuevos rostros del cacicazgo en el municipio, lo cual es suficiente para desmentir el supuesto perfil alternativo de esta candidatura. Así mismo, llama la atención la forma en que esta fracción ha logrado arrastrar a su dominio, sectores que en algún momento fueron considerados alternativos y que hoy se encuentran atraídos bajo el canto de sirena de las toldas rojas liberales, probablemente atraídos por algún interés en la participación del fortín burocrático o presupuestal, específicamente nos referimos al sector del polo y del mais que prestaron su aval a esta fuerza política.

Por otra parte, se destaca una curiosa estrategia de marketing electoral usada por esta candidatura, la cual oscila entre lo ofensivo hacia la comunidad y la ingenuidad al pretender que la gente es estúpida. El candidato maneja un discurso vacío y sin contenido, a través de imágenes y piezas audiovisuales se intenta mostrar a un joven bueno y de sanas costumbres que le pone zapatos a una mujer de avanzada edad, le toman fotos asistiendo a misa y sembrando arbolitos, de la misma forma este noble sujeto coloca un tapabocas lo que se asemeja más bien a un bozal para que la comunidad no hable, toda una parodia y pantomima de persona conmovida por las causas sociales, lo que solo evidencia un afán por maquillar y ganar en apariencias, y como manifestaba el filósofo Checo, Karel Kosik “«la cosa misma» no se manifiesta inmediatamente al hombre. Para captarla se requiere no solo hacer un esfuerzo, sino también dar un rodeo” (Kosik, 1967). Con esto queremos señalar que la imagen del candidato en sí es tan solo una apariencia del trasfondo de grupos y fuerzas que lo sustentan. Lo llama la atención es que, al realizar el análisis profundo y objetivo sobre su campaña y fracción política, se ha intentado posicionar una falsa idea de candidatura alternativa, lo cual raya con el buen sentido, cuando en realidad se trata de otra manifestación de la vieja política tradicional del municipio.

Igualmente llama la atención la atracción de algunos sectores juveniles hacia esta campaña, jóvenes procedentes de las clases medias y sectores empobrecidos, mayoritariamente movilizados por el anhelo de conseguir ubicarse de alguna forma en la administración municipal y así solventar sus necesidades y aliviar algunos de sus problemas, producto de la crisis socioeconómica que padece la juventud Colombiana. Este fenómeno de cooptación de algunos jóvenes al viejo poder se manifiesta como una forma de clientelismo, jóvenes profesionales y en curso que resultan seducidos por la política tradicional y cumplen una función determinante en la reproducción de este fenómeno “buena parte del clientelismo que se ha desarrollado con el sistema político vigente opera en sectores de clases medias y aún en el ápice de la pirámide social. El grueso de la burocracia con sabor a clientelismo proviene de las nuevas clases medias que emergieron con la organización capitalista ahora dominante” (Leal Buitrago & Dávila, 2009, pág. 24).

– La fracción de cambio radical y colombia renaciente: Es a todas luces la candidatura de la alcaldesa destituida, la fracción más visible del viejo poder, su fuerza política radica en tener el padrinazgo y capital político y económico de Constanza Ramírez, lo cual implica la articulación de las cuotas burocráticas vigentes en la administración pública municipal pertenecientes a la exalcaldesa, sectores privados que han sido denominados como los contratistas detrás de las campañas que actúan desde o paralelamente al Estado.

La candidatura destaca un perfil tecnocrático que sustenta su discursividad en torno a la experticia y participación en diversas burocracias, lo que la ciencia política norteamericana denomina la “tecnopol”, la gestión empresarial y el fortalecimiento al sector privado entre otras cosas. Lo que destaca su discurso es la intencionalidad de promover un empréstito con el cual se pretende endeudar a largo plazo al municipio bajo la idea de inversión en infraestructura vial, lo cual quedaría invertido en el gasto en maquinaria y el reparcheo de algunos huecos. El monto del empréstito es insuficiente y no logra abastecer el problema del complejo vial, lo que deja en entrevisto un escenario posible en el favorecimiento de afines a su campaña a través de contratación por donde serían transferidos los recursos obtenidos por medio del empréstito licitando a favor de empresas y contratistas definidos, donde dicho endeudamiento tendrá que ser pagado por la ciudadanía duitamense a través de impuestos.

– La fracción de exconcejales y exfuncionarios: En esta fracción ubicamos las candidaturas diversas de los ex concejales y ex empleados públicos, estas provienen de partidos políticos que han sido consecuentes con los proyectos políticos del poder tradicional, han acompañado los proyectos de la alcaldesa destituida, se han vinculado a campañas de políticos que han reproducido el sistema político del clientelismo en el municipio, así como su cercanía directa con actores políticos que hoy gozan de muy mala reputación a nivel regional y nacional.

Sin embargo, a pesar de este contexto estructural de crisis y decadencia de la política en Duitama, en el municipio existen fuerzas y actores que intentan organizar con gallardía, humildad y entereza un proyecto alternativo eficaz que se orienta hacia la contienda contra el poder político tradicional y sus diversas manifestaciones. Este proceso emerge entre sectores populares, organizaciones de base, mujeres, procesos barriales, trabajadores informales, sectores de la intelectualidad, movimientos y partidos políticos de tradición pluralista, democrática y alternativa, tales como la Unión Patriótica y la Colombia Humana, entre otros.

La Alternativa:

En el marco de la crisis y decadencia de la política en el municipio y su intensificación con la destitución de la alcaldesa, se demuestra que existe un viejo poder que ha usufructuado al municipio de diversas formas, y que en la actual coyuntura electoral intenta reposicionarse a través de sus diversas fracciones. Es importante tener presentes los elementos que hemos expuesto para posicionar y consolidar una alternativa al viejo poder tradicional y a sus diversas manifestaciones en la clase tradicional, por ello, consideramos que una alternativa municipal para un nuevo poder se teje en varios sentidos y tiempos diversos:

  • A corto plazo se presenta la candidatura alternativa de José Luis Bohórquez, quien es un abogado que hace méritos con su gran desempeño académico, goza de muy buena preparación y experiencia en los asuntos públicos y sociales, es un joven que se identifica por su consciencia social y política respecto a los problemas de la población y que ha destacado por su capacidad para controvertir por medio de la razón pública y el buen discurso para denunciar las prácticas del viejo poder. No proviene de ninguna fuerza política tradicional, proviene de la movilización social y es allí donde radica su fuerza y potencialidad. De tal forma que apoyar y votar por esta candidatura articulada en la Unión Patriótica y la Colombia Humana es una acción fundamental en el inmediato plazo para contrarrestar y sobreponerse a la avanzada del viejo poder.

En el mediano plazo y largo plazo se requiere potenciar la participación y organización social y política de las clases y sectores populares del municipio a través de sus espacios naturales y formas de organización en el barrio, en el trabajo, en la universidad, en el colegio, en el hogar, en el sindicato, en el campo, los cuales constituyan los motores y gérmenes de un nuevo poder que se impulse y fortalezca para subvertir y transformar el injusto orden social vigente. Así mismo, es necesario comenzar a entablar conversaciones con las fuerzas políticas y sociales que representen intenciones y garantías reales de alternatividad tales como expresiones ambientalistas, defensores de la moralidad administrativa, personalidades democráticas, bajo la perspectiva de articular la lucha de masas y la lucha política para la transformación del poder local, esto implica incidir en la opinión pública con la propuesta alternativa, es decir, fortalecer la movilización social de la mano de la consolidación de una fuerte lista al concejo en las próximas elecciones junto con una candidatura unitaria a la alcaldía en las elecciones del 2023, de tal forma que se proyecte la construcción pluralista de un pacto histórico, y por supuesto, más allá de este con el objetivo de romper con el poder político tradicional y superar la condición de crisis y decadencia de la política.

Bibliografía

De Zubiría Samper, S. (2012). Comprender la crisis para reorientar la política de izquierdas. Izquierda, 6-15.

Gramsci, A. (1985). La política y el Estado moderno. Barcelona: Planeta-Agostini.

Kosik, K. (1967). La Dialéctica de lo Concreto. México D.F.: Grijalbo.

Leal Buitrago, F., & Dávila, A. (2009). Clientelismo. El sistema político y su expresión regional. Bogotá D.C.: Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales.