El 10 de agosto de 1990 falleció el comandante guerrillero Jacobo Arenas. Esta crónica publicada en la edición 1604 del semanario VOZ muestra los pormenores del funeral insurgente en las montañas de Colombia
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“Para el comandante Jacobo… ni un minuto de silencio, toda una vida de combate”, con este grito terminó el postrer homenaje que le rindieran los guerrilleros farianos a quien a lo largo de más de 26 años fue su comandante.
Durante los últimos días el “cucho” Jacobo, como le decían cariñosamente, padeció de gripa y de problemas de tensión. Los médicos le recomendaron reposo, pero era prácticamente imposible lograr que él accediera. Así el viernes 10 de agosto desde las 8 de la mañana se reunió por última vez con todos los miembros del secretariado. El más joven, Timo, llegó el día anterior después de una larga ausencia en cumplimiento de tareas; Manuel, su compañero y amigo desde antes de 1964, Alfonso Cano y Raúl Reyes.
A las 9 y 25 se levantó a buscar un documento que discutió el día anterior con la dirección de la UC-ELN y cayó muerto instantáneamente, víctima de un paro cardiaco. Cuando el médico se hizo presente ya no había nada que hacer.
Marulanda al frente de los preparativos
En medio del dolor y la tristeza Manuel Marulanda se puso al frente de los preparativos para las ceremonias de despedida. Los combatientes de su columna, la Simón Bolívar, se pusieron manos a la obra. Se despacharon correos para convocar a todas las unidades del área, se empezó a alistar el recinto, se comenzó la fabricación del ataúd y se iniciaron las prácticas para rendirle los correspondientes honores militares. Entre tanto, sus hijos y su compañera se pusieron a prepararlo: le colocaron su gorra de todos los días, su bufanda y su camisa rayada.
Ya en la noche se trasladó el féretro al salón engalanado con un dibujo enorme que lo reflejaba en su eterna carcajada, varias coronas de flores, y las banderas de Colombia y las FARC. Desde esa hora, en riguroso orden, las distintas unidades guerrilleras le prestaron la guardia de honor. Mientras otros se acercaban a testimoniarle su dolor.
Marcha de dos horas
El sábado a las 9 de la mañana, después de una larga noche en vela, los miembros del Secretariado encabezados por Manuel iniciaron en medio de la guardia de honor con sus fusiles al frente y unas contenidas lágrimas, la marcha hacia el lugar elegido para la ceremonia. La marcha duró más de dos horas y se efectuó en medio de un silencio imponente.
Teniendo como fondo las montañas de Colombia, descendió en medio de dos largas hileras el féretro hacia su última morada.
El acto se inició con las notas del himno de las FARC, a continuación, en representación de los distintos destacamentos escuchamos los saludos. Voces quebradas, otras marciales le cantaron al amigo, al maestro, al dirigente, al guerrillero y revolucionario de tiempo completo.
Todas al unisonó manifestando su disposición de recoger su ejemplo.
Allá en medio del silencio resonó hasta el grito: “Comandante Jacobo Arenas, presente”.
Sus dos hijos, integrantes de las FARC, manifestaron su tristeza y su voluntad de seguir adelante en la lucha.
A continuación, los miembros del secretariado tomaron la palabra. Timoleón destacando al formador de cuadros, al hombre apasionado en todas las horas de la vida; Raúl al revolucionario integral, al ideólogo; Alfonso al político, al maestro de las nuevas generaciones y Manuel Marulanda a su compañero de casi tres décadas, al fundador de las FARC, al recuento de su tenaz trayectoria.
Para finalizar una voz marcial ordenó los últimos honores militares. Con una salva de fusiles le dijeron adiós al Comandante Jacobo Arenas.
Documental de FARC sobre Jacobo
“Que viva la memoria de Jacobo Arenas”: Partido Comunista
Una vez conocida la noticia de la muerte del comandante Jacobo Arenas, el Partido Comunista Colombiano emitió el siguiente comunicado:
Con honda conmoción el Partido Comunista Colombiano inclina sus banderas ante la desaparición de Jacobo Arenas, comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-EP, y luchador marxista-leninista de tiempo completo.
Desde su juventud Luis Morantes, que luego haría famoso el nombre de Jacobo Arenas, se dedicó a la noble causa de lucha por la redención de los humildes, a la lucha por la liberación social de Colombia y por el triunfo de las grandes ideas del socialismo.
Bajo la dirección del legendario jefe guerrillero Manuel Marulanda Vélez ingresó al movimiento insurgente a quién acompaño desde el ataque oficial a Marquetalia en 1964. Desde la comandancia de las FARC trabajó incansablemente por la solución política del conflicto armado que desangra a Colombia y al fallecer el pasado viernes 10 de agosto estaba delicado, precisamente, a la búsqueda de un gran acuerdo que le evitó a nuestro país la guerra.
Seguros de que sus ideales de civilización, democracia avanzada y paz triunfarán, el Partido Comunista le expresa a sus compañeros de lucha, a todos los integrantes de las FARC y de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, a sus familiares y amigos, la solidaridad más viva pues con Jacobo Arenas todos los colombianos hemos perdido un camarada, un combatiente por las libertades y el porvenir de Colombia.
Partido Comunista Colombiano
Comité Ejecutivo Central
Bogotá, agosto 14 de 1990.
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