Renata Cabrales
@renatarelata
Dilan Cruz tenía 18 años, acababa de finalizar el bachillerato y se graduaba este lunes. Marchaba para exigir el derecho a la educación pública de calidad. Deseaba estudiar Administración, pero no tenía recursos para cumplir su sueño, así que hizo lo que muchos jóvenes colombianos se ven obligados a hacer en un país de pocas oportunidades: solicitar un préstamo para poder pagar sus estudios y que haya dos posibilidades, una, que le aprueben el préstamo y pueda estudiar, pero con la seguridad de que al final va a quedar endeudado por mucho tiempo.
La segunda, que le nieguen el préstamo y su sueño de ser profesional quede frustrado, y la indignación conduzca a la manifestación contra el gobierno que vulnera un derecho básico. Y fue esto lo que pasó con Dilan y pasa con muchos jóvenes más de un país, que con sus políticas neoliberales de muerte les niega toda posibilidad de realizar sus anhelos de estudio y de construir un futuro mejor.
Mientras el joven apoyaba el paro, un agente antidisturbios desde una distancia no menor a 10 metros le disparó, enseguida se escucharon los gritos de angustia. El joven se desplomó por el impacto del proyectil que se incrustó en la parte posterior de su cabeza, dejándolo inconsciente.
¿Pero qué clase de artefacto era este? Inicialmente se cree que es producto de una granada lacrimógena, pero no es así, según un joven twitero, a pesar de que el Esmad tiene protocolos de procedimiento claros, es usual que disparen las llamadas ‘Truflay’ directamente a los manifestantes, un impacto de estos puede ser mortal, sin embargo, al parecer, el Esmad atacó con armamento no convencional.
Según comenta el joven, en días anteriores al 23 de noviembre, diversos comités de derechos humanos habían reportado el uso de “recalzadas”; trozos y/o esferas de acero envueltas en lo que parece ser un trapo, lo que puede ser un elemento creado para causar fuertes lesiones. Entonces, quienes lo socorren, al ver la herida en la cabeza del joven, expresan en sus propias palabras: ‘Esta incrustado’. Era un elemento bastante extraño para ellos.
¿Qué tipo de armas tiene permitido usar el Esmad y en qué tipo de situaciones? ¿De quién recibe las órdenes este escuadrón antidisturbios?
La respuesta a este tipo de cuestionamientos de parte de la ciudadanía indignada, la responde el comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, con una frase cínica y descarada:
“Lamentamos profundamente la situación, pero pido que entiendan que es una persona que está cumpliendo con una tarea, con un deber”.
¿Es su deber asesinar jóvenes estudiantes, que lo único que hacen es reclamar un futuro mejor?
O es su deber cumplir las órdenes de arriba, no solo del comandante de la policía, sino, como es de saber, el ministro de Defensa puede darle órdenes al Ejército y a la Policía, incluyendo al Esmad, sin embargo, el presidente ostenta la figura de comandante supremo de todas las fuerzas armadas del país. Es decir, ¿Que el Esmad intervenga en una manifestación pacífica y la torna violenta como lo hizo, es una orden que viene de arriba?
De ser así, el gobierno sería el responsable de esta muerte injusta y entonces, ahora más que nunca el paro nacional debe continuar con todas sus demandas y la primera de estas debe ser el desmonte del criminal escuadrón antidisturbios, Esmad.