Cuerpo, mitología y rebeldía: 29° Festival Internacional de Poesía en Medellín

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El evento, en su edición número 29, continuó con su propósito de realizar acciones poéticas y artísticas que desencadenen la libre expresión de las comunidades

Renata Cabrales
@RENATARELATA 

El 29º Festival Internacional de Poesía de Medellín, del 29 de junio al 6 de julio del año en curso, tuvo como fin lograr que brotara, desde el corazón de las comunidades, en busca de una sociedad reconciliada, a propósito del bicentenario de la independencia y las luchas emancipatorias de los pueblos de América Latina, la libre expresión de estas mediante 120 actos, con la presencia y participación de poetas, procedentes de 35 países de los cinco continentes. Todo esto, enfrente de un público diverso y receptivo que hizo presencia en los diferentes espacios en los que se llevó a cabo el evento artístico y que, según sus promotores, confluirían “como la fuerza germinativa de un nuevo espíritu que otorga el lenguaje universal de la poesía”.

Cierto es que toda lucha emancipatoria debe incluir las reivindicaciones de las mujeres en los diferentes ámbitos de la vida diaria, uno de estos es el arte que constituye un universo completo al que pertenecen la palabra y el lenguaje, en este caso, el lenguaje poético: “Yo trabajo con el lenguaje y siento que es el sexto sentido. Cuando estuve por primera vez en París, estuve en una exposición maravillosa que se llamaba Los cinco sentidos y el sexto el deseo, y puedo estar de acuerdo con que el deseo es el sexto sentido, solo que ya esté incluido en los otros cinco sentidos”. Así lo expresa la reconocida poeta antioqueña, Ángela García, al hablar de la importancia de estos espacios culturales donde confluyen, no solo la palabra sino todas las expresiones artísticas.

Ángela García no es una invitada más de esta edición del Festival de Poesía en Medellín, ella es nada menos que una de sus fundadoras, con el poeta Fernando Rendón y otros artistas. Trabajó en este como codirectora y gestora de recursos y financiación hasta 1999 y luego, por asuntos personales se trasladó a Suecia de forma definitiva. Es la primera voz femenina del evento y quien, poco a poco fue comprendiendo que las mujeres debían tener una participación más igualitaria en este tipo de acontecimientos, como pasa en países como Suecia, su país de residencia, y donde, además, dirige un festival de poesía en el cual la participación es totalmente paritaria.

“Un festival de poesía va creciendo y va siendo afinado por el público, pienso que este festival ha crecido, aunque me he apartado un poco de los criterios, pero, desde Suecia he participado en otros festivales y de una manera repetitiva he notado que sí hay más hombres que mujeres, pero el mismo público se ha encargado de exigir y demarcar unas falencias. Entonces, creo que es una búsqueda general que tenemos que defender, en este momento dirijo un festival que tiene una condición muy explícita y es que hay una paridad en los participantes y son mitad hombres y mitad mujeres. Es muy importante, pues en Suecia que hay un ministerio dedicado a la igualdad, esto se vigila mucho”.

En cuanto a su trabajo poético, expresa la artista que: “El ser mujer se transparenta en mis poemas y los temas más recurrentes tienen que ver con los diálogos de género, con la música, con el ser amado, con los hijos, todo lo que me remite a diálogos en mi ser como persona. Es inevitable, yo no me pongo como cometido solo ser persona, sino que mi ser mujer se transparenta mucho en ellos y también mi relación con el cuerpo”.

Desde el corazón de las comunidades

“Desde el corazón de las comunidades, por la paz y la soberanía de los pueblos” fue el lema de esta edición del festival y voces de diferentes comunidades resonaron en las palabras de poetas como Valeria Sandi y Lucila Lema, de Bolivia y Ecuador respectivamente.

Valeria Sandi, una poeta boliviana que estuvo por primera vez en Colombia, dentro de las experiencias del festival, no habla específicamente de su lugar de origen sino de la impresión que tuvo de Colombia y de las dificultades y las resistencias de algunas comunidades del país que han padecido el conflicto armado. Es así como admite que se lleva profundos recuerdos de lo vivido pues al haber viajado a diferentes regiones de Antioquia, durante este festival, la impactó en gran medida, el municipio de San Luis, donde leyeron poesía en la Casa de la juventud y los participantes relataron que es primera vez que forman parte del festival y todo gracias a la gestión y solidaridad de los jóvenes, porque gracias a lo que hicieron, el pueblo podía disfrutar de la poesía.

“San Luis es uno de los lugares que albergó mucho dolor durante los años 90, entonces, son jóvenes que nacían en la época y su dolor se ve reflejado en lo que escribieron y leyeron. No son para nada indiferentes a lo que han vivido de manera colectiva e individual”, relata Valeria, asombrada por la resistencia y construcción de memoria de las y los jóvenes que hicieron parte del festival.

En cuanto a los temas que atraviesan su escritura, la poeta afirma: “El último libro que publiqué se llama “Rincón de lluvia” y está traspasado por el dolor, pero también la lluvia traspasa esta limpieza y esta renovación, y a lo que uno vuelve a esperar. Planteo un Rincón de lluvia como última patria, porque a partir de eso me voy resignificando de todas las despedidas que he tenido, que han sido como traspasadas por las gotas.

También hablo acerca del acoso, que creo que se da en gran medida y en diferentes lugares de Latinoamérica y del mundo. Uno siente eso, todas las mujeres lo han vivido. “En este espacio”, trata de eso, de esa percepción, de que cuando una camina va soltando algo de sí por ese miedo: En este espacio perforado está el cielo/la nube de polvo oscurece nuestro cuerpo/No hay luz, arremete la miel sobre las veredas/La sombra de los verdugos busca nuestros pájaros…

Sueño y mitología en la poesía de Lucila Lema

Lucila es nativa del pueblo Quichua, de una provincia que se llama Imbabura, donde el padre principal es el Taita Imbabura, que es una montaña hombre y la mamá es Cotacachi, una montaña mujer. “Me inicié en la literatura porque nuestro padre nos contaba muchas leyendas y cuentos mitológicos, sobre nuestro pueblo, sobre la cosmología, sobre qué son las estrellas, sobre los espíritus que hay en el río, el Imbabura; también sobre qué es el arcoíris y todos los seres mitológicos y divinos que tenemos en la cultura quichua, y por otra parte, porque mi mamá solía interpretar nuestros sueño y decir sus significados, así, el sueño, como parte de nuestra vida, también me inspiró a la hora de escribir”, afirma la poeta y periodista Quichua.

“Estudié en Quito y me interesé mucho por la historia, a través de las lecturas fui empatando todo lo que había vivido y así tomé conciencia de mi identidad. Después entré a las organizaciones indígenas, a la lucha indígena y empecé a escribir para un periódico que teníamos en la organización, así fue creciendo mi gusto por la escritura y la poesía, en la universidad estudié periodismo porque quería aprender a escribir más”, Resalta Lucila, en cuanto a sus inicios como escritora.

Margarita Losada Vargas

Margarita Losada es una joven poeta, Magístra en literatura de la Universidad Javeriana, fundó un grupo de punk, género musical que, para ella, al igual que la poesía, significa resistencia y rebeldía, y quien afirma: “Mi poesía es una poesía de diversos tópicos y lugares en los hay un poco de fragmento, es evidente que es una voz femenina la que escribe, también escribo sobre mi lugar en el mundo. Tengo un poema que me encanta, que se llama Ácido, lo escribí pensando en las mujeres que han sido atacadas con ácido y otro que se llama Piedad, que habla sobre el aborto y sobre el derecho a abortar, aun con toda la complejidad que eso implica para una mujer.

Según la joven poeta, las mujeres en general, tienden a hablar mucho del erotismo y del amor, “pero noto más crítica social política, y también hay muchos poemas que cuestionan el lugar de la mujer en el mundo: ¿quién soy?, ¿de dónde soy?, ¿para dónde voy?