Daft punk y los sonidos electrónicos de una época

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Daft Punk

Dos acontecimientos en torno al dúo francés han ocupado los principales titulares en las últimas semanas. Los sonidos de Daft Punk dejan una importante huella en el universo de la música electrónica

Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos

Dos hechos recientes han sido determinantes para que el dúo francés de música electrónica, Daft Punk, ocupe los principales titulares que giran en torno al mundo de la industria musical.

Por un lado, se ha hecho viral el anuncio de la separación definitiva de los enigmáticos robots, mientras que emisoras de radio, redes sociales, revistas musicales y portales especializados están conmemorado los 20 años de la publicación del álbum Discovery (2001).

En el final de la carrera de esta agrupación musical, se siente con fuerza lo que muchos han llamado el renacer de la daft-punk-manía.

La separación

En la mañana del lunes 22 de febrero, el mundo de la música electrónica conoció la noticia de la separación del dúo francés Daft Punk a través de un video en su canal oficial en la plataforma YouTube.

Con el título Epilogue, los productores Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo anuncian su separación en una secuencia cinematográfica de ocho minutos, donde uno de los robots estalla en mil pedazos mientras suena un remix de la canción Touch, consignada en su último álbum Random Access Memories (2013).

Si bien las imágenes del video son tomadas de la película Electroma, largometraje producido por Daft Punk en 2007, la evidencia de la ruptura definitiva queda sentenciada con dos manos de robot que forman un triangulo y una marca de tiempo: 1993-2021.

20 años de Discovery

El anuncio de la separación del dúo francés coincidió con la conmemoración de los 20 años de la publicación del trabajo discográfico que cambió por completo la escena de la música electrónica a nivel mundial.

El 13 de marzo de 2001, luego de un prelanzamiento en Francia, el dúo francés presentó a nivel internacional Discovery, su segundo álbum, cuya radical apuesta fue la evolución de los primeros sonidos electrónicos de garaje a la producción musical sofisticada acorde al comienzo del nuevo milenio.

Mientras Homeworks (1997), primer álbum de Daft Punk, le demostró al mundo del rock una faceta desconocida de la música electrónica, Discovery tuvo el efecto contrario; “fue decirles a los que aman la música electrónica que «El rock es cool»”, diría Thomas Bangalter hace dos décadas.

La “perubólica”

Quizás hasta el momento la fiel lectora o el histórico lector del semanario VOZ valoren como irrelevante la noticia. Es apenas entendible. Sin embargo, en opinión de este redactor, los sonidos electrónicos de Daft Punk han sido determinantes en la configuración de una época. Será mi experiencia personal la que sustente esa hipótesis.

Gracias a la llamada “perubólica”, conocí a Daft Punk. En la mitad de la década de los noventa, muchos de los barrios de la periferia bogotana y sus respectivas juntas de acción comunal invirtieron en antenas parabólicas para suministrar un servicio de televisión más amplio al ofertado por el Estado.

La frecuencia internacional recibida era de canales venezolanos, mexicanos, pero en especial, peruanos. Varias generaciones crecimos con una parrilla variopinta de programas como Karina y Timoteo, los Thunder Cats, Supercampeones, Caballeros del Zodiaco, Dragon Ball, Sailor Moon, El Chavo del Ocho, Laura en América, Pataclaun, Cebollitas, etc.

La llamada “perubólica” también permitió que los amantes del fútbol se deleitaran del Calcio italiano gracias al canal RAI o que los cinéfilos pudieran acceder a canales especializados en el séptimo arte. Es probable que una parte importante de la globalización cultural llegara a Colombia a partir de este particular formato de televisión comunal.

El french house

En ese contexto fueron importantes los canales musicales que llegaban gracias a la “perubólica”. En la casa se podía sintonizar Music 21, un formato televisivo similar a MTV. Gracias a mi hermano y a mis hermanas adolescentes, ya escuchábamos rock en español e incursionábamos fuertemente en los sonidos del neo-punk, el grunge y el heavy metal.

Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que vi el video Around the world. El director de cine Michel Gondry y la coreógrafa Blanca Li construyen un microcosmos marciano al ritmo de un bajo continuo, un beat pegajoso y una voz procesada por un vocoder que repite y repite el título de la canción. Era el primer tema de música electrónica que escuchaba en mi vida.

Es probable que ese episodio fuese en 1998. El mundo ya conocía a Daft Punk por la potencia de su primer álbum Homeworks, producción musical que internacionalizó el género del french house. Desde ese momento y sin tener 10 años de existencia, sintonizaba con ansias Music 21 a la espera no solo de las canciones del dúo francés, sino también de la música electrónica de Modjo, Cassius y Justice.

Pirateando el Discovery

El país recibió el nuevo milenio en medio de las más profundas contradicciones. La agudización del conflicto armado y la crisis económica de 1999 eran evidentes, incluso para quienes no entendíamos la magnitud de la tragedia. El refugio no podía ser otro que los mismos procesos de consumo cultural que se afianzaba en jóvenes y adolescentes.

La consolidación del festival Rock al Parque que venía de 1994, la aparición de Radioactiva como emisora rock en 1997 y el posicionamiento en 1998 de la producción animada El Siguiente Programa como referente cultural sellaron la oportunidad de acceder en tiempo real a distintos contenidos internacionales y nacionales de la industria de la música.

En el afán por conocer, explorar y disfrutar de los sonidos del nuevo milenio fue fundamental el programa El Videódromo emitido todos los viernes y sábados a las 10 p.m. por el canal CityTV. Precisamente fue gracias a ese espacio televisivo donde pudimos escuchar la icónica canción One More Time y al mismo tiempo ver el video, primera pieza de la película Interstella 555, obra conceptual de anime dirigida por Leiji Matsumoto y producida por Daft Punk.

El éxito del segundo álbum del dúo francés, Discovery (2001), no se hizo esperar. Gracias a la magia que proporcionó el internet de banda ancha, pudimos piratear este y muchos álbumes más.

Una vez descargado por la icónica plataforma Ares, descubrimos que los sesenta minutos exactos que dura el álbum establecían un punto de inflexión en la música electrónica, pues generaban una especial armonía del clásico french house con los fiesteros sonidos del disco y el ruido del rock n’ roll.

Contradicciones generacionales

Nadie vaticinó los giros con los que acabaría la década del 2000. Los mismos noticieros que vieron caer en vivo y en directo a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, fueron los que incentivaron durante todo el decenio la cruzada “contra el terrorismo” y que condujeron a Colombia en la borrachera irracional de la guerra.

Desde una perspectiva cultural, la primera década del siglo evidenció el agotamiento paulatino del rock como música favorita de la industria, así como la aparición de los sonidos urbanos cuya manifestación latinoamericana es el reggaetón y el posicionamiento del techno y sus posteriores desarrollos como expresión hegemónica de la música electrónica.

Por mi parte, la década estuvo plagada de contradicciones. Mientras se ampliaba el oído musical a nuevos sonidos, la identidad juvenil osciló entre el ser metalero, las fiestas cargadas de reggaetón, la admiración por el jazz y el compromiso que conlleva la militancia política.

En las playlists de las discos se adicionaban canciones de David Guetta, Bob Sinclair, Chemical Brothers, Martín Solveig, Calvin Harris, Deep Dish, Paul Oakenfold, The Prodigy, entre otras propuestas de música electrónica. En esas idas y venidas, una cosa sí era cierta, en Bogotá el “mundillo” de la música electrónica estaba reservado a las clases pudientes de la 85 hacia el norte o a una escena underground cerrada.

Huella en la historia

Lo anterior cambió cuando salió Get Lucky, primer sencillo del álbum Random Access Memories (2013). La canción de Daft Punk, producida junto al cantante Pharrell Williams y el guitarrista Nile Rodgers, es una mezcla perfecta de french house, pop, funk, rock y nu-disco.

Al explorar las 13 canciones de la vanguardista producción discográfica, era evidente que los sonidos demostraban madurez, evolución, empatía y tolerancia de la música electrónica con respecto a una multiplicidad de géneros. El dúo francés ofrecía al mundo una verdadera obra maestra.

La sorpresa fue mayor al comprobar que no era el único en estar encantando con el revolucionario disco y sus canciones. El simple hecho de que en fiestas “mamertas”, caracterizadas por su hermetismo a la hora de la selección musical, se pidiera con insistencia “Lucho sabe inglés” (colombianismo para referirse a la canción Lose Yourself to Dance) demuestra que Daft Punk logró hacer de la música electrónica un producto cultural accesible y agradable para la mayoría de la gente.

Sin lugar a duda, las últimas tres décadas tienen la impronta de los DJ y productores franceses que prefirieron el anonimato de sus enigmáticos cascos robóticos, por la perfección de sus estridentes sonidos electrónicos.

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