Daniel Viglietti. Un militante de la vida

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Daniel Viglietti.

Compositor y guitarrista, fue considerado como uno de los mejores exponentes del canto popular uruguayo, y de un movimiento nacionalista, patriótico, al lado de Mario Benedetti, Eduardo Galeano y otros artistas e intelectuales. Estuvo en uno de los Festivales de VOZ

Ricardo Arenales

Cuando se le pidió, en una de sus tantas conversaciones con los periodistas de distintos medios, que se autodefiniera, Daniel Viglietti aseguró: “Soy una especie de referencia de una etapa que se ha venido viviendo, con aciertos, errores, desajustes, con emociones, con valentía, con miedos, una etapa de hallazgos, de pérdidas… Seguiremos buscando lo humano, eso que el Che simbolizaba como el hombre nuevo lo seguimos buscando, aún cuando seamos generacionalmente veteranos… Creo que no hay conciencia sin emoción”.

El hombre que así se define, cantante, compositor y guitarrista, ha sido considerado como uno de los mayores exponentes del canto popular uruguayo y latinoamericano. Nació en Montevideo el 24 de julio de 1939, y murió en la misma ciudad, el pasado 30 de octubre, a los 78 años de edad.

Una de sus canciones emblemáticas, ‘A desalambrar’, se convirtió en  un himno de lucha. La letra surgió de un texto de literatura revolucionaria, en el que se llamaba a los campesinos a derribar las cercas de los grandes latifundios que les arrebatan su derecho ancestral a cultivar una tierra que les pertenece. “Yo pregunto a los presentes, si se habrán puesto a pensar, si esta tierra es de nosotros, y no del tenga más”, dice la canción.

Construyendo al hombre nuevo

Hijo de las mejores tradiciones libertarias del Uruguay, comenzó a entonar sus “canciones para el hombre nuevo”, justamente un año después de que el Che Guevara fuera asesinado en Bolivia, y en momentos en que el movimiento estudiantil en Uruguay sufría una fuerte arremetida represiva, preludio de lo que sería una oscura etapa de dictadura, que en general tendió un manto de oprobio en el cono sur del continente.

Uno de sus innumerables amigos, el periodista y analista político Aram Aharonian, destaca una de sus virtudes, que lo diferencian de otros artistas populares: le gustaba estar al tanto de la realidad política de su país y del continente, y le preocupaba mucho lo que calificaba como el terrorismo mediático. Sabía que la gran prensa burguesa era una herramienta por excelencia para la guerra de clases, para tergiversar la verdad de la lucha social. “Nos abarcan y nos manipulan en una hipnosis que rompe conciencias, que adormece el sentido crítico”, decía Viglietti.

La senda la marcó el Che

Mario Benedetti, su amigo, decía que Viglietti era “un militante de la vida”. Y Aharonian asegura que el cantautor uruguayo “murió por exceso de solidaridad”. Refiriéndose a su misión dijo también el autor de ‘A desalambrar’: “La senda está trazada. La marcó el Che. No es el momento de poner la otra mejilla”. Y llamaba a desalambrar no solo la tierra, sino las conciencias, otros muros ideológicos que cercenan nuestra capacidad de lucha, a desalambrar los grandes medios de comunicación que desorientan y desinforman.

Desarrolló el compromiso revolucionario a través de su canto. En sus notas rindió homenaje al Che Guevara, a Sandino y la revolución nicaragüense, al proceso bolivariano en Venezuela, a la Bolivia de Evo Morales, a la Colombia guerrillera del cura Camilo Torres, al México zapatista, a la insurgencia de los Tupamaros en su país.

Muchas veces viajó a Venezuela, a realizar conciertos para alentar el proceso de cambios democráticos en ese país. Fue amigo de Chávez, de Maduro, de Alí Primera, otro grande de la canción latinoamericana. Refiriéndose a su compromiso, en una conversación con Alí Primera, dijo: “Los combates de la vida son tantos, tantos y tantos, por ellos canto”. Recordaremos sus canciones, y lo acompañaremos en su legado por desalambrar la conciencia de muchas generaciones.