Manuel Antonio Velandia Mora
ARTivista marica
En tiempos de la semana mayor parece no pasar nada, aun cuando este año puede decirse que el presentador oficial de la televisión colombiana lo echaron a gritos de una tradicional procesión en Popayán. Por años los programadores de la televisión han puesto, sin saberlo, películas con contenido homoerótico como parte de su programación habitual de esta “festividad” católica. La película Ben-Hur puede entenderse como un ejemplo de ARTivismo. Veamos de qué se trata este concepto.
ARTivismo es un acrónimo formado por la combinación de las palabras «arte» y «activismo» con el significado de «arte con un contenido político explícito». El ARTivismo -Arte-activismo- es un no tan nuevo lenguaje que surge del desborde de la creación artística académica y museística, hacia los espacios y lugares sociales. Tiene un mecanismo semántico en el que se utiliza el arte como vía para comunicar una energía hacia el cambio y la transformación. Tiene unos rasgos específicos que lo hacen eminentemente efímero y práctico: en él existe un permanente equilibrio buscado entre visibilidad, durabilidad y riesgo. Generan deliberadamente obras difíciles de clasificar de acuerdo con las tradiciones artísticas… con frecuencia reflejan su frustración e irritación para con la sociedad, y temas políticos.
En muchos de los casos los ARTivistas tratamos de empujar agendas políticas a través del arte, pero no se trata aquí de la lectura tradicional de los partidos políticos, o desde una apuesta partidista. El ARTivista tampoco hace publicidad, (adbasting – subvertising). No se suelen usar los espacios tradicionales del arte, sino que se hace una apropiación del espacio público, de las galerías de arte… de los espacios tradicionales.
Recordemos que las galerías de arte han pasado a ser tiendas de decoración. Cuando la obra es ARTivista el artista no pretende que su producción se vuelva un objeto decorativo con carácter de bien suntuario. Aun cuando vale decirse que algunos producimos obras y estamos en galerías también es verdad que hacemos una apropiación del espacio (galería o residencia del/la comprador/a/e) una extensión de nuestra saciedad y una expresión de nuestro malestar.
El activismo algunas veces utiliza las estrategias tradicionales del arte para comunicar sus agendas políticas. Veamos un ejemplo: una manifestación de la homofobia en Colombia es la LGTBIfobia al interior del conflicto armado. Yo fui una de las víctimas del conflicto. Tengo una obra, que es un grabado, que se denomina “Me quedé de piedra”: es la imagen de un rostro, representado en una escultura, la piel se halla tensa y rota; está hecha en colores grises, como una expresión de la incapacidad para mostrar que la piel se torna pálida y el rostro inexpresivo cuando recibes una llamada en la que te avisan que te van a asesinar por marica.
Otra obra, que es un ejemplo desde lo que hago en el grabado, es una pieza que se llama Gracias a Dios pude asesinarlo: en la pieza sólo se ven los pies de una persona arrodillada, vistos desde atrás; en el primer plano hay un charco de sangre. Mi obra pictórica y fotográfica a veces se acompaña con poesía; en este caso la palabra complementa la obra con una narración en primera persona. Si el espectador desea ver la obra puede acceder al audio por medio de un código QR. He trabajado sobre la transfobia.
Se trata de abrir espacios de diálogo, convivencia y discusión porque se están tratando temáticas y malestares universales y hay que procurar interpelar a cuanta más gente mejor.
A diferencia del activismo convencional, los colectivos ARTivista acostumbran a trabajar sus acciones con cierto positivismo, alegría, incluso humor; optan por enfoques que a menudo sorprenden. A menudo se opta por el factor sorpresa.
La fuerza del ARTivismo no radica simplemente en ser una vanguardia estética, sino en su poder revulsivo para señalar la injusticia, la desigualdad o el vacío en el desarrollo humano.
El lenguaje del ARTivismo implica a menudo el uso del sujeto artista como medio para la disrupción de la abstracción, o para evitar la pérdida de capacidad expresiva, y para recuperar la libertad de expresión individual. Este lenguaje permite usar el cuerpo y objetos (Barbosa-de-Oliveira, 2007), como cauce sensorial, para transmitir experiencias intelectuales que se materializan con fuerza: recrean un espacio, un objeto, un sujeto. Es un lenguaje actual de autonomía y libertad. (Ver https://www.redalyc.org/jatsRepo/158/15856696001/html/index.html)
Usualmente los/as/es ARTivistas nos movemos fuera de los circuitos tradicionales de encuentro de la población LGTBI. Nos interesa llegarle a otro tipo de público y aun cuando tenemos discursivas relacionadas con lo LGTBI, lo son en el trabajo político por la igualdad y los derechos civiles de la comunidad LGBTI.
En mi obra se integran temas como el conflicto armado, las personas dadas por desaparecidas, las víctimas… El discurso en sí mismo también es una transgresión, como en mi performance “Analidad no es banalidad”, en la que deslinda el discurso de la Analidad como una expresión de la homosexualidad, para conducirlo a la “Analidad como un acto político”; recalca la idea de que lo realmente subversivo no es penetrar sino ser penetrado, ya que la penetración es un lenguaje factico de la falocracia; es también un acercamiento a lo considerado femenino, y a eso que Tomás de Aquino llamaba la “posición del misionero”.
En algunas de mis obras no hay cuerpos, pero el análisis sobre su construcción nos habla de otros temas. Un ejemplo es la serie “La cuadratura del círculo”, en ella yo tomó un fragmento de la realidad, de una fotografía rectangular utilizo solo un fragmento cuadrado el cual retuerzo sobre sí mismo. La pieza original “transita” para tener un nuevo cuerpo, una nueva corporalidad, es decir una nueva explicación, una nueva manera de presentarse y la posibilidad de ser leído de otra manera. La espiral ha sido utilizada desde la época mi califica como símbolo para representar el sol, pero también la podemos encontrar en algunos elementos de la naturaleza, como en algunas conchas marinas, o sea interpretado como el pensamiento cíclico del nacimiento, vida, muerte y renacimiento. Lo que intento decir con estas piezas es precisamente que ese ciclo es una espiral que se contempla de manera diferente que las personas transgénero y transexuales.
Otro elemento que ayuda en la comprensión de esta obra es un concepto de Fontcuberta, quien afirma que la fotografía crea la realidad. Esto sucede de manera similar en las personas trans, quienes al transitar en el género y/o en el cuerpo posibilitan que emerja su propia realidad. Para conocer este proyecto se puede visitar el siguiente link en https://youtu.be/GbxFjJe3WfE
Aun cuando hace medio siglo no se habla de ARTivismo, bien podría decirse que la película Ben-Hur cumple con muchos de los elementos de esta posición política frente al arte. Sesenta años atrás hacer una película con contenido homoerótico era prácticamente imposible, sin embargo, Ben-Hur una de las películas más taquilleras en la historia del cine logró triunfar. Una tras otra semana mayor la historia se repite en la televisión; los gais aman los cuerpos semidesnudos, las miradas profundas entre los protagonistas y los textos que por momentos dejan de ser subtextos. Recordemos que es un texto es una de las construcciones teóricas que apoyan el ARTivismo.
En 1995, el escritor y guionista Gore Vidal contó, en el documental sobre la presencia LGTB en el cine El celuloide oculto, que escribió el guion de la película con la deliberada intención de dar a entender (para quien quisiera entenderlo) que la rivalidad entre Messala y Ben-Hur nacía en realidad de una pasión de juventud.
Michael G. Cornelius, editor del estudio sobre el peplum (cine de romanos) Of muscles and men: essays on the sword and sandal film, dijo a la Revista ICON (El País, España) «Lo que convierte a Ben-Hur en una propuesta única es que su subtexto aparece presentado en el diálogo, lo cual permite una consideración sincera por parte del espectador. En la mayoría de peplums, el subtexto homoerótico es visual, lo cual es un recurso más obvio, pero también más fácilmente desechable«.
Recordemos que en la escena los dos hombres mientras se miran fijamente, recorriendo mutuamente su cuerpo, se agarran el brazo y mientras esbozan una sonrisa, se rozan las manos al compartir una copa y no pueden evitar centrarse en su nerviosismo. El diálogo no deja dudas: «Después de tantos años, todavía cerca», «sí, en todos los sentidos», «te dije que volvería», «no creí que lo hicieras, estoy tan feliz»…