Un debate que no fue tal

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Carlos Marx y Federico Engels.

Queda claro que el debate sobre el “sustancialismo del valor” se origina en los trabajos del biógrafo de Marx, Michael Heinrich y del economista ruso Isaac Rubin

Reinaldo Ramírez García

Cuando escribimos las notas sobre la ley del valor (VOZ, ediciones 2977 y 2978) resaltamos la importancia del artículo al que nos referíamos para estimular el estudio de las ciencias sociales y políticas, especialmente del marxismo. Era una tácita invitación al compañero Miguel C. Espinosa a continuar su labor de divulgación ideológica. No abrigábamos la intención de abrir una polémica, sino aclarar nuestras dudas sobre sus planteamientos. Gran parte de tales dudas quedaron despejadas con el artículo del profesor nortesantandereano Alberto Maldonado Copello titulada “Debates sobre la teoría del valor”  (VOZ, ed. 2982).

Acepto el error que cometí al atribuir la calificación marxista de sustancia del valor a la fuerza de trabajo. Tiene toda la razón Maldonado Copello al afirmar que la sustancia del valor “es el trabajo humano general abstracto”. Aprovecho la ocasión para corregir el gazapo que se me escapó al presentar al socialista pequeñoburgués Pierre-Joseph Proudhon como socialista utópico cuando tales fueron los franceses Conde de Saint-Simon y François-Marie Fourier y el inglés Robert Owen.

Queda claro que el debate sobre el “sustancialismo del valor” se origina en los trabajos del biógrafo de Marx, Michael Heinrich y del economista ruso Isaac Rubin, este último militante del partido menchevique, arbitrariamente procesado y ejecutado bajo el régimen de Iosef Stalin. Sobre el tema existen dos excelentes artículos de Alberto Maldonado Copello, economista de la Universidad Externado y doctor en gobierno y administración pública de la Universidad Complutense, los cuales pueden consultarse en la revista digital lasiniestra.com: “Isaac Rubin y la teoría del fetichismo y el valor en Marx” e “Interpretación de la teoría del valor de Marx: la lectura de Michael Heinrich”.

Reiterando la invitación a continuar la divulgación de la doctrina marxista, no como un dogma sino como guía para el estudio de nuestra realidad y el estímulo a la lucha revolucionaria, me parece de gran utilidad la apreciación de nuestro compañero académico de la Universidad de Caldas, Carlos Max Macías: “Personalmente considero que lo más interesante de discutir entre una concepción del valor sustancialista y otra no sustancialista son las consecuencias tanto teóricas como prácticas que derivan de cada una de ellas y no creo que haya quedado claro eso en el debate por lo que parece una discusión erudita y la militancia seguramente no está entendiendo cual es su importancia real”.