Sebastián Forero
@Seb_Alfred
Es bastante llamativo el proceso que los grandes medios de comunicación han emprendido tras los golpes judiciales y políticos que ha recibido el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Con vehemencia han salido ante la opinión pública a proteger la imagen del terrateniente y controversial caudillo político de la extrema derecha colombiana, para mitigar el peso de las acusaciones en su contra; se acabó toda prudencia y la invocada neutralidad del periodismo dominante, dando paso a la conformación de un ejército de propagandistas que en renombrados medios de comunicación lanzan odas de todo tipo al señalado personaje.
Lo problemático del enfilamiento tan grotesco en defensa del expresidente no es tanto que terminen por posicionarse a favor del señor, lo que es realmente preocupante es que se pretende, basados en el “equilibrio” y la “sindéresis”, negar la realidad evidente poniendo sobre la gente un velo de falsedades históricas, para imponer una reestructuración autoritaria del Estado en favor del proyecto político que enarbola el uribismo, proyecto que hoy en sus filas se percibe amenazado. Son conscientes de que, en el plano ideológico, se ha abierto un escenario de confrontación más difícil, por el cual pertrechan sus fuerzas para el combate decididos a proteger sus privilegios.
Desenfundadas las armas mucho antes de que sus contradictores puedan aprovechar la situación, en estas trincheras de la guerra moderna, como llamara Gramsci a las superestructuras de la sociedad civil, el uribismo tiene una gran capacidad de despliegue. Tiene posiciones sólidas y altavoces con gran capacidad difusora que permean al conjunto de la sociedad; las portadas y “especiales” de Revista Semana son elocuentes en su función expansiva de la narrativa gubernamental y su función reparadora en tanto no disimula en subestimar o justificar los errores y las decisiones que se toman en contra de las mayorías inermes sin alternativas en medio de esta pandemia. Este mismo rol, lo desempeña con descaro la W Radio, más aún cuando ‘julito’ ha quedado expuesto en sus relaciones directas con el ‘Abogangster’ Diego Cadena, exabogado el mismísimo Matarife y quién también se encuentra detenido por los mismos delitos que su capataz.
Pero adentrémonos en algunas premisas esenciales del discurso uribista con el cual se vienen disputando la opinión pública. En primer lugar, la tesis del trofeo. Lo que le preocupa a Vicky por ejemplo, es que la detención de Uribe es un trofeo político de la izquierda, “Para casi todos los políticos de izquierda, ver a Uribe tras las rejas sería el clímax. Su opositor natural, su contrario absoluto, su polo opuesto. Al que políticamente no pudieron derrotar”. Se trata de figurar a Uribe como una víctima, un sobreviviente y un gladiador, un luchador del cual su derrota sería producto de un plan macabro que genera una satisfacción casi carnal para la izquierda; las voces de las víctimas brillan por su ausencia en sus letras, pero abunda la noción vengativa casi lasciva y enferma de una izquierda que se placería con su detención por una mera rivalidad política.
En segundo lugar, la tesis del ‘país de las FARC’. Saber que Uribe está detenido, mientras exguerrilleros se pueden sentar en una curul en el Congreso de la República les causa urticaria, genera desespero en unas de las élites más violentas y asesinas de América Latina. Es una actitud de clara manipulación y demagogia, usar esta comparación inocua y tramposa para deslegitimar el proceso de paz, reviviendo la falsa idea anticomunista de un país entregado a las FARC, para ensalzar al detenido. Vicky, Uribe está detenido por cometer un grave delito para ocultar sus nexos con el paramilitarismo, tal vez si el dueño del Ubérrimo se acogiera a la Jurisdicción Especial para la Paz por su posible participación en la guerra como promotor de grupos paramilitares y determinador de otros graves crímenes, quizás en este momento continuaría en libertad y contribuyendo a la verdad.
La tercera tesis es la ganadora. Esta tesis será una cita porque merece todos los honores del caso, que mejor que remitirme a las propias palabras de su autora para mostrar hasta que punto se puede conciliar políticamente con el delito, claro está, si lo comete Uribe. Leamos: “aceptar que así fue porque así tocó no justifica promover que así deba seguir siendo”. Es decir, si Uribe cometió crímenes atroces “porque así tocó” para devolverle la seguridad a unos cuantos, es válido, aunque deba responder por ello. Definitivamente Claudia Palacios le puso la cereza al pastel, limpiando el horror con el cinismo para restarle importancia a un acontecimiento histórico e intentar borrar la mancha indeleble del crimen en la hoja de vida del expresidente finquero.
Estas son solo algunas ideas fuerza que desde las trincheras del uribismo (solapado) connotados periodistas, o como diría Duque, “estafetas” de opinión, posicionan en una labor de zapa para higienizar la imagen del señor Uribe. El uribismo tiene decenas de mercenarios dedicados exclusivamente a tapar el sol con un dedo, mientras nuestras trincheras siguen siendo exiguas, no es suficiente ganar en twitter. Es necesario fortalecer y ocupar cada vez más espacios de opinión alternativos, contraatacar rápidamente las trampas discursivas que desde el poder se propagan y posicionan propuestas constituyentes regresivas para someternos a la impunidad y terminar de acabar la precaria democracia colombiana, salvándole así el pellejo al expresidente.
Ver:
Vicky Dávila; Álvaro Uribe Libre. https://www.semana.com/opinion/articulo/alvaro-uribe-libre/692622
Vicky Dávila; Álvaro Uribe. https://www.semana.com/opinion/articulo/alvaro-uribe/690940
Claudia Palacios; Sea lo que sea, no a la cárcel para Uribe. https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/claudia-palacios/columna-de-claudia-palacios-sobre-la-privacion-de-la-libertad-de-alvaro-uribe-526344
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