La expresión francesa déjà vu significa ya visto antes, y es la sensación que tienen los colombianos con el ritual anual de una “negociación” que no conduce a un justo incremento salarial. Empresarios y Gobierno imponen sus puntos de vista de acuerdo con sus intereses
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@Aurelianolatino
En el contexto de las vacaciones de fin de año y las festividades decembrinas, Gobierno y empresarios, por un lado, y centrales obreras por otro, acostumbran a discutir sobre los puntos a reajustar en el Salario Mínimo Legal Vigente de millones de colombianos, para el siguiente año.
Aunque en ocasiones el incremento es decretado por el Presidente de la República, algunas veces los representantes de los trabajadores firman acuerdos que tampoco llenan las expectativas de quienes lo devengan. Además, muchos temas que atañen al poder adquisitivo de las mesadas y al ámbito de las relaciones laborales quedan por fuera de las discusiones.
Asuntos como el respeto a la libertad sindical, la formalización laboral, la tercerización, el costo de la canasta familiar, la ausencia de garantías para el pago del mínimo y los millones de nacionales que ganan por debajo de este, entre otros, no se permiten discutir por parte de Gobierno y empresarios, según dicen representantes de las centrales obreras que han participado de ese espacio.
Puntos distantes
Las discusiones iniciarán el 5 de diciembre, y aunque la ministra de Trabajo, Griselda Janeth Restrepo, dijo sentirse optimista y que espera encontrar una fórmula de consenso y concertación, este año las posiciones iniciales sobre el incremento salarial para 2018 están muy distantes.
El presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, Luis Alejandro Pedraza, argumentó a VOZ el porqué de su propuesta de reajuste: “La CUT ratificó la propuesta que hizo el año pasado del 12% porque con base en estudios que nos hicieron unos equipos técnicos, nos indican que el salario sigue decayendo en poder adquisitivo, por lo que reiteramos que debe haber una indexación mínimo de seis puntos. Por eso se planteó el 12% pensando en que la inflación puede estar alrededor de 4,5, más un punto de productividad.
“Estamos claros que se hará un ritual más que requiere el Gobierno para emitir el decreto, porque la declaración que hizo el Ministro de Hacienda y que ha hecho el mismo Banco de la República, acompañados por la anquilosada posición de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, ANIF, manifiestan que el salario no puede estar por encima de la inflación. Por tanto, lo que nos anuncian es que acatan las orientaciones de la OCDE y del Fondo Monetario Internacional, y así las cosas, no tenemos expectativas serias de que el Gobierno va a negociar”.
Acerca de la negativa de Gobierno y empresarios de discutir otros temas, el dirigente sindical calificó como grave que la Comisión Nacional de Concertación, fruto de la constituyente del 91, se haya convertido en un instrumento del bolsillo del Gobierno, que no cumple con su labor.
“La agenda la presenta el Gobierno casi siempre en coordinación con el Consejo Gremial, nosotros somos minoría, por lo tanto imponen una agenda que no permite la discusión de temas diferentes al incremento del mínimo. Nosotros planteamos que se deben debatir temas como formalización, tercerización, contrato sindical, política laboral para jóvenes, pero ellos no lo permiten. Este escenario solo sirve para dejar la constancia y hacer el debate sobre la política económica, porque finalmente es un protocolo que tiene el Gobierno y luego emitir el decreto”, anotó Luis Alejandro Pedraza.
Lo mismo de siempre…
En ese círculo vicioso anual, los empresarios exponen los mismos argumentos de cada año para no subir los salarios. Para la ANIF el incremento no puede ser mayor a 4,5% porque se pondría en riesgo la buena generación de empleo de 2017. Su propuesta se obtiene al sumar el 4,2% de la inflación que se espera al cierre de 2017, más un 0,3% de productividad laboral. En consecuencia, el aumento sería de 42.200 pesos mensuales.
Pero para el Presidente de la CUT, en el tema de productividad: “…tenemos mayor controversia con los empresarios y el Gobierno porque nosotros hablamos de la productividad del trabajo que es mayor que la productividad factorial”. El tema ya es discutido por una subcomisión desde el pasado 21 de noviembre, en el Ministerio de Trabajo. Las otras variables como Índice de Precios al Consumidor, IPC, causado y proyectado; y Producto Interno Bruto, PIB, serán expuestas desde el 5 de diciembre por entidades estatales como el Ministerio de Hacienda, el DANE, el Banco de la República y el Departamento Nacional de Planeación, que junto a otros ítems del comportamiento de la economía, entregarán elementos de juicio para tratar de justificar un bajo reajuste.
El economista, analista y profesor de la Universidad Nacional, Jairo Estrada, también rebatió los argumentos del sector financiero, no sin antes expresar que son los mismos de siempre: “Aquí se quiere poner como causante del desempleo las remuneraciones de los trabajadores, lo cual es falso. El desempleo no se explica por los costos laborales. En abstracto, se explica por el proceso de acumulación de la sociedad capitalista y porque no es capaz de absorber toda la fuerza laboral que sale al mercado, por eso es que crea un ejército industrial de reserva.
“En concreto, por el cambio tecnológico; por una insuficiente demanda, es decir, lo que se ha producido no puede ser consumido por los trabajadores y hay incidencia en la producción y no se contrata gente; las condiciones de la circulación o la distribución de las mercancías; hay desempleo porque los empresarios no invierten, prefieren acumular y especular; y hasta por el aumento de la población; pero no los costos de los trabajadores”.
El profesor también explicó lo que está detrás de la propuesta que salió del Banco de la República en el sentido de establecer un salario mínimo de manera diferenciada, por regiones o por ciudades, con base en la productividad de estas. “Lo que buscan es a mediano y largo plazo desmontar el salario mínimo legal y dejarlo a voluntad de cada empresa. Dicen que según productividad de las regiones, pero por ejemplo, en Putumayo es diferente la productividad en Mocoa, que en otro lugar del mismo departamento. Es una propuesta que vienen manejando hace como 10 años”.
La movilización y la protesta social también ha sido un elemento ausente en las negociaciones. Para algunos líderes sindicales, eso se da porque los colombianos están en las festividades decembrinas, pero otros aducen que es por el bajo nivel de sindicalización y hasta por la falta de capacidad de convocatoria de las direcciones sindicales y de las centrales obreras.
Por eso, y para tratar de cambiar esa situación, esta vez ya hubo reuniones de la CUT con la Coordinadora de Organizaciones Sociales, integrada por diferentes estructuras orgánicas diferentes al ámbito sindical como campesinas, de estudiantes, políticas y cívicas con quienes se trabajará un plan de acción para la movilización y la protesta en los días de negociación. Sería un elemento diferente en el ya conocido show de cada año, que hasta el momento no ha dados resultados positivos en cuanto el poder adquisitivo de los salarios.