Armando L. Acosta
Difícilmente podemos encontrar una situación igual o similar a la de Guillermo Buitrago Henríquez y su imitador Buitraguito. Mientras el primero apenas vivió 29 años, desde el primero de abril de 1920 al 19 de abril de 1949, tiempo suficiente dada la calidad de sus composiciones y originalidad de su voz, cuando todavía no se había fijado una especie de característica de los cantantes de lo que posteriormente se llamara vallenato, Buitrago se posesiona en el gusto y aceptación del pueblo inmediatamente se convierte en un ídolo. A su muerte prematura, la recién creada disquera Fuentes, se encuentra en la situación de haberse comprometido a grabar algunas canciones en la voz del reciente fallecido cantautor.
En esa situación, se le aparece el ángel al zapatero Julio César San Juan, nacido en Piedras, Tolima, en 1928, ya que Toño Fuentes abrió un concurso para encontrar la voz que reemplazara a Guillermo Buitrago, precisamente a San Juan ya le apodaban Buitraguito por la similitud con la voz del “jilguero”, como le llamaban al cienaguero. Por supuesto el concurso lo ganó Julio César San Juan.
A partir de ese momento se inicia su exitosa carrera musical interpretando las composiciones que más gustaban de Guillermo Buitrago: El ron de vinola, La víspera de Año Nuevo, Las mujeres a mí no me quieren, Grito vagabundo, La víspera de año nuevo, la vida es un relajo, La hija de mi comadre.
Otro hecho insólito relacionado con los avatares que ayudaron a triunfar a Buitraguito, es que Julio Mayorga un músico bogotano director del grupo “Los alegres del Vallenato” y quien viajó a Cartagena a presentarse ante Toño Fuentes para ver si lo contrataba, inmediatamente arribó a la Ciudad Heroica, murió ahogado. Los agoreros dicen que otra vez la muerte, se confabuló en favor de Buitraguito.