La fundación del PCC, que se hizo oficial el 17 de julio de 1930, permitió la inserción al movimiento obrero internacional, que se complementaría con la integración del sindicalismo al movimiento clasista mundial
Departamento Ideológico PCC
A pesar del estancamiento en los procesos de organización política de la clase obrera después de la crisis del Partido Socialista en 1922, las luchas sindicales crecieron, fueron en aumento. Entre 1923 y 1926 el anarcosindicalismo fue el eje articulador del movimiento obrero. Pero en 1926 la idea de crear un partido obrero volvió a ganar aceptación. Surgió entonces el Partido Socialista Revolucionario, PSR.
Del anarcosindicalismo al socialismo revolucionario
En el Primer Congreso Obrero y la Conferencia Socialista de mayo de 1924, no se logró dar forma a una nueva organización política proletaria, y el movimiento obrero se volcó a la acción sindical, coordinada por la Federación Obrera Colombiana, FOC.
Los anarquistas convocaron el Segundo Congreso Obrero, al que concurrieron socialistas y marxistas, los cuales acordaron darle prelación al sindicalismo sobre la actividad política de la clase obrera. Por lo tanto, se decidió fortalecer a la FOC, que impulsó la actividad huelguística especialmente entre los trabajadores de transportes del Río Magdalena, ahora con la participación de la dirigente María Cano.
Este nuevo encuentro sesionó en noviembre de 1926, buscando la reorganización del sindicalismo a nivel nacional, así como la articulación al movimiento internacional, pero allí las diferencias afloraron: Tomás Uribe Márquez logró cohesionar un grupo que buscaba superar la simple acción sindical formando un partido de la clase obrera.
Finalmente, el partido se llamó “Socialista Revolucionario” para reivindicar la herencia socialista previa, y a la vez diferenciarse del reformismo, imprimiéndole un carácter renovado. El PSR decidió pedir ingreso a la Internacional Comunista, mantener la agitación entre el campesinado y reorganizar la actividad sindical a través de la Confederación Obrera Nacional, CON.
Promoción de la lucha sindical
Durante el primer año de vida del PSR el auge huelguístico continuó, pero las condiciones para la movilización social se hicieron también más duras. La respuesta común de los gobiernos conservadores ante las reivindicaciones sociales había sido la confrontación, movilizando al ejército para disolver huelgas y protestas, pero el gobierno de Miguel Abadía Méndez (1926-1930), endureció la represión apoyado en la llamada Ley Heroica. En cabeza de su ministro de Guerra, Ignacio Rengifo, trataron toda reivindicación social como un acto criminal, promovido por el comunismo internacional, que atentaba contra el orden estatal.
El PSR promovió la lucha sindical especialmente entre trabajadores de transportes y de los enclaves petroleros y bananeros, que constituían la médula del movimiento obrero, logrando activar continuamente huelgas de solidaridad. No obstante, desde 1928, un sector importante de la organización concentró sus recursos en actividades conspirativas encaminadas derrocar al gobierno de Abadía mediante un levantamiento armado coordinado con fuerzas liberales.
La idea del levantamiento no prosperó, y la actividad conspirativa sirvió de pretexto al Estado para perseguir a los socialistas revolucionarios. Además, muchos de los líderes con más experiencia en las luchas sindicales se aislaron de las masas porque habían asumido responsabilidades en las tareas conspirativas, como era el caso de Uribe Márquez, y a esta situación se sumó la cruenta represión de la huelga de las bananeras, hito histórico de las luchas de la clase obrera, de las luchas democráticas y antimperialistas.
Con varios de sus líderes perseguidos, encarcelados o exiliados, el PSR afronta un momento crucial en el país: la legitimidad conservadora se desmoronaba. En junio de 1929 se presentaron multitudinarias protestas contra la corrupción en el gobierno de Abadía, que se saldaron con un estudiante asesinado por la policía. Un joven abogado, Rafael Baquero, intentó activar al PSR en medio de las protestas, pero la fuerza protagónica fue el liberalismo.
El liberalismo, que se había dado cuenta de la necesidad de conciliar los conflictos sociales, fue capaz de capitalizar el descrédito y la división del conservatismo, y logró ganar las presidenciales con la candidatura de un abogado de confianza de los intereses petroleros yanquis, Enrique Olaya Herrera.
Organización leninista: el PCC
El ascenso liberal llevó a que personajes como Felipe Lleras y Moisés Prieto, y otros destacados dirigentes, quienes habían visto en el PSR una buena vía para la oposición al conservatismo, retornaran a este partido. Por su parte, Baquero y un círculo de obreros de la construcción, de Fenicia y Bavaria, buscaron reconstruir al PSR con una organización celular y dotándolo de un programa. Para ello se convocó un pleno en Bogotá el 5 de julio de 1930, al que asistió también una comisión de representantes de la Internacional, compuesta por la venezolana Carmen Fortul y un norteamericano que llamaban “Méndez”.
El PSR había mantenido intensos contactos con la Internacional, y con motivo de la huelga de las bananeras se había enviado un informe a esta organización. La Internacional respondió al aludido informe en una carta donde señalaba la necesidad de organizar un partido propio de la clase obrera, la organización de este en una estructura celular con base en los principios organizativos leninistas y demás aspectos que debían considerarse para configurar un partido proletario de masas. La carta fue central en la fundación del Partido Comunista.
La discusión de la carta fue el principal objetivo del pleno de Bogotá, donde se afirmaba que el partido debía convertirse en una organización de masas con una red celular organizada en torno a las directrices de la Comintern, con un comité central compuesto de obreros, con un órgano de prensa bajo la dirección del comité central. Además, a partir de este documento, el pleno realizó un balance de la experiencia previa del PSR, donde se fustigó duramente el proyecto insurreccional.
Primeras luchas
Finalmente, el pleno adoptó principios organizativos y programáticos, con los que se establecía que el Partido Comunista de Colombia (sección de la Internacional) lucharía por una revolución proletaria, pero también con el concurso del campesinado y sectores de la pequeña burguesía. El carácter de la revolución sería también antiimperialista, y esta estaba llamada a resolver la cuestión agraria suprimiendo las relaciones feudales que pervivían en el campo, y entregando la tierra a quienes la trabajan, expropiando a los grandes terratenientes.
De igual forma, la declaración programática se proponía luchar por los derechos políticos de la mujer, la jornada laboral de ocho horas, una sociedad secular, y el control obrero de las industrias. Es de notar que la declaración distinguía la problemática indígena de la cuestión agraria, y consideraba puntos específicos para los pueblos originarios: devolución de las tierras despojadas por los terratenientes y el reconocimiento del principio de autodeterminación para sus comunidades. Se eligió un comité central de 18 miembros, donde se destacan Elvira Medina, María Cano, Tomás Uribe Márquez, el trabajador de la construcción Manuel Abella, el dirigente bananero José G. Russo y el indígena José Gonzalo Sánchez.
Las primeras luchas del PCC estuvieron ligadas a las reivindicaciones campesinas, así como las marchas de desocupados, y mostrando además el compromiso internacionalista al agitar consignas en contra de la guerra con el Perú, en 1932.
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