De derrota en derrota hasta la Independencia II

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José Ramón Llanos

La construcción del ejército Libertador por parte de Simón Bolívar encontró una serie de obstáculos tanto ideológicos como materiales. En cuanto a la cuestión ideológica, la que mayor dificultad  planteaba era la religión, más precisamente el rol jugado por los prelados, especialmente los jerarcas de la iglesia. En algunas ocasiones el Libertador tuvo que enfrentar directamente con espada en mano a los sacerdotes cuando trataban de manipular con discurso religioso a las poblaciones, casi totalmente campesinas. Recuérdese cómo cuando el destructor terremoto de Caracas en 1812,  los clérigos salieron a la calles de la ciudad a decir que ese fenómeno telúrico era el castigo de la Divina Providencia por el apoyo del pueblo a la causa patriótica, Simón Bolívar blandiendo su espada increpó a los sacerdotes y exclamó: “Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”.

En este artículo narraremos como el obispado con sus discursos aparentemente apologistas de la religión, defendían el proyecto político del colonialismo español, con su secuela de violencia y muertes. Afortunadamente, para beneficio de la lucha anticolonialista y republicana, la estrategia de Bolívar, su valentía y carisma   y el contenido de sus discursos y proclamas lograron estimular la lucha popular y superar la labor manipuladora del contenido del “opio del pueblo” utilizado como arma política de los colonialistas.

Sin embargo, la labor subversiva de las altas jerarquías de la iglesia, especialmente los obispos era más efectiva y directa. Leamos al respecto los apartes de un documento que dirige Gregario José, obispo, a sus fieles cristianos de la villa de Mompox. “El Señor, por cuya gloria tomareis las armas, fortalecerá vuestro brazo y vuestros corazón. Viva el Rey, mueran los traidores…Ofreceos al valiente jefe que manda la fuerza armada y temblarán los bandoleros cuando sepan que estais resueltos a morir con honor.” 1

Proclamas contra discursos religiosos

Sin embargo, estas tretas de los sacerdotes,  a medida que el Ejército Libertador fue acumulando victorias y ampliando los territorios que ocupaba, fueron perdiendo eficacia los discursos de los religiosos realistas. Después de la derrota en la Batalla de Boyacá, el discurso religioso tomó un tono desesperado, con  un contenido apocalíptico. Veamos el texto de un Boletín que envió el obispo de Cartagena el 29 de noviembre de 1819.

“El obispo de Cartagena a todos los habitantes de la Nueva Granada. Bolívar, vano, soberbio, atrevido, petulante, impío, sin religión, quiere privar de su corona al Rey Fernando que la heredó de sus mayores y que Dios, por una serie de portentos se la ha conservado en medio de los mayores peligros…Bolívar dice que es vuestro libertador, y yo digo que es vuestro tirano. Bolívar dice que seréis felices y yo digo que sereis miserables”.2

El obispo de Popayán es más mentiroso al informar a sus feligreses sobre la entrada de las fuerzas Libertadoras a la capital de la Nueva Granada: “El infame Bolívar mandó a sus tropas bárbaras a saquear a Santa Fe y lleno de un terror que siempre acompaña al malvado no se ha determinado entrar en Santa Fe…pues el insigne y valeroso general Morales lo persigue hasta con catorce mil soldados”. 3

A partir del año 1817 las proclamas y comunicados de Simón Bolívar fueron más eficaces y convincentes, los pueblos abrazaban con fervor la causa  republicana y colaboraban enrolándose en el ejército, combatiendo, sirviendo de informantes o curando y cuidando los heridos. Era la época más gloriosa del pueblo llanero dirigido por Páez. Es el momento en que las mujeres se juegan su vida espiando en las filas enemigas y pasando a las trincheras o alcanzando las fuerzas patrióticas para informarles de lo que habían visto u oído a los oficiales y muchas veces directamente a Bolívar.

Después de la Batalla de Boyacá el 13 de agosto de 1819, Bolívar escribe y difunde una de las proclama más bellamente escritas dirigida a los pueblos de Antioquia y Chocó. Leamos el inicio y la parte final del documento: “Pueblos de Antioquia y Chocó: Las tropas libertadoras de Venezuela ocupan ya la capital de la Nueva Granada. Ellas, con una rapidez inaudita en los factos de la historia, han corrido a daros la libertad desde la llanura anegada de la Guayana. Ni los ríos, ni los bosques, ni los lagos, ni la cima de los Andes han podido detener su marcha victoriosa. Los tiranos han visto, han oído su nombre y han temblado…nada tenis que temer de los tiranos. Uníos a vuestros libertadores como han hecho las demás provincias de la Nueva Granada…os basta pues un pequeño esfuerzo para deshaceros de vuestros tiranos, que sin duda huirán despavoridos, perseguidos y vuestro nombre será contado con el de los héroes de la Libertad·.4

El próximo artículo nos ocuparemos de identificar los aportes de negros, mujeres e indios a la lucha por la Independencia.

1 Juan Friede. La Batalla de Boyacá.A través de los Archivos Españoles. Fica. Bogotá 2011.

2 Ibid.p.223

3 Ibidem. P.239-39

4 Ibidem. P.314-15