
El 3 de agosto se vivió uno de los eventos más desafortunados en la historia reciente del balompié colombiano. ¿Qué pasó en realidad en las tribunas? ¿Cuál es la responsabilidad de la Alcaldía y la Dimayor en este episodio?
Sofía Ariza
@sofiaariza01
“Pero entonces ahí uno dice, o sea, ¿prima más el espectáculo de un partido que la vida de un ser humano?”, fue la pregunta que se hizo Samuel Quintero, periodista e hincha de Independiente Santa Fe, que desde la tribuna oriental general no podía creer lo que acababa de escuchar: iban a reanudar el partido.
En los titulares de algunos medios se anunciaba con entusiasmo el regreso de los hinchas al Estadio Nemesio Camacho ‘El Campín’. Después de un año de pandemia se retornaría a uno de los espacios deportivos más grandes del país y, además, con un clásico, dos de los grandes equipos nacionales se enfrentarían en la capital. El equipo bogotano Santa Fe y el medellinense Atlético Nacional.
Sin embargo, la Alcaldía no previó, precisamente, lo conflictivo que podría llegar a ser permitir el ingreso al público con un partido de esa magnitud, la poca organización del evento que hubo previamente, ni lo poco preparados que estaban los policías, a los cuales les quedó grande garantizar la seguridad de los ciudadanos demostrando una vez más la incompetencia de la institución.
Antecedentes
En redes sociales una de las quejas que más hacían eco era la distribución de las tribunas. “La gente no se explicaba por qué los hinchas (de Nacional) estaban cerca de la tribuna familiar norte […] Ahí como que se empezó a cuestionar la mala organización del evento”, relata Alexandra López, una periodista que se encontraba cubriendo el evento en la tribuna occidental (su nombre tuvo que ser cambiado por políticas de la Dimayor que impiden la libre difusión de la información y la libre expresión de las y los periodistas).
“El tema de volver al estadio no se tuvo que haber hecho, digamos, con un partido de categoría A -con ‘categoría A’ hago referencia a partidos que son clásicos que tienen hinchadas numerosas-, en este caso Nacional, Millonarios, América, Cali, Santa Fe… ese fue el principal inconveniente”, explica Santiago como otra de las razones por las cuales se pudo haber desatado el conflicto.
“No hubo la suficiente policía para estos casos. ¿Por qué? Precisamente pues por todo lo que conlleva el riesgo de un partido como estos”, relata Paola Beltrán, una administradora de empresas que se encontraba ese día en la tribuna oriental general. Paola también narra que a la hora de supervisar los artefactos que entraban al evento, los procedimientos no fueron efectuados con rigurosidad: “la requisa fue una requisa, -digámoslo así como lo dicen los colombianos en término criollo-, chimba, porque fue una requisa muy sencilla, muy simple, tampoco había policías para poderla hacer”.
Reconstrucción de los hechos
“Y de un momento a otro se armó la de Troya, ellos mismos empezaron a hacer escaleras humanas para pasarse a la tribuna familiar, ahí empezó toda una tragedia” -prosigue Paola-, “cuando empezó esto fue tenaz, esos hinchas de Nacional empezaron a acorralarlos”. Y así fue, según la versión oficial, al medio tiempo del partido empezaron las provocaciones entre las tribunas con insultos y lanzamientos de objetos inofensivos a la distancia, hasta que se exhibió lo que se ve en los vídeos que se difundieron en las distintas redes sociales: un montón de hinchan verdolagas haciendo ‘pata gallina’ para subir a la tribuna contraria y golpear a los espectadores que hasta el momento habían preservado la calma. Para entonces todas y todos se preguntaban, ¿dónde estaba la policía?
Empezaron los enfrentamientos y las tres entrevistadas coincidieron en que, al menos durante dos o tres minutos, los policías que estaban presentes se quedaron pasmados mirando sin intervenir. Incluso, una de ellas explicó la actitud indiferente y cínica de los policías allí presentes. “¿Sabes qué era lo más impactante? Ver como la policía grababa, o sea, no hacían nada”.
Después de la vaga intervención de las autoridades la tensión se sentía en el estadio, pues antes de resolver el conflicto con totalidad, los hinchas de la tribuna popular del Santa Fe empezaron a invadir el campo de juego que, indignados frente a la negligencia de los agentes policiales, decidieron ir a la defensa de los otros albirrojos. En simultáneo el contenido gráfico que se difundió por internet ya estaba a la vista de toda la ciudadanía. Allí adentro se respiraba la incertidumbre.
A pesar de los hechos anteriormente nombrados, se decidió continuar con el partido, la ciudadanía no lo podía creer. Después de los hechos en los que personas resultaron heridas (uno incluso con fractura de nariz y trauma craneoencefálico) el medio que transmitía el partido (Win Sports) y la Dimayor decidieron continuar como si no hubiese pasado nada. Como si la vida y la dignidad de los presentes no fueran lo suficientemente significativas como para aplazar lo que restaba del partido.
Medidas después del partido
Luego del incidente los colombianos se preguntaban qué sucedería después de tal enfrentamiento, parecía ser el primero y el último partido que permitiría la entrada de la hinchada después de un año sin que los aficionados pisaran las gradas. Pero, para fortuna de algunos no fue así. Las medidas que tomó la Alcaldía por orden de Claudia López fueron las siguientes:
- Los equipos de logística deben tener una disposición adecuada de asistentes en las graderías.
- Los clubes son corresponsables en trabajar en temas de convivencia con sus hinchas antes, durante y después de los partidos. Los clubes deben demostrar que han abierto estos espacios con su hinchada.
- Los clubes deberán garantizar un mejor registro y venta de las boletas, para saber quién ingresa al estadio.
- Los clubes deberán garantizar equipos de logística, de seguridad y convivencia que trabajen en coordinación con la Policía.
Junto con otra medida adicional. No se permitirá el ingreso de barras durante un año al Estadio ‘El Campín’. Pero, ¿son estas medidas suficientes para aliviar el verdadero problema de los enfrentamientos entre las hinchadas?
El problema estructural
Las medidas que tomó la Alcaldía parecen ineficientes, son exactamente las mismas que se supone ya se debían haber articulado con anterioridad e ignoran una cosa. El problema estructural y menos inmediato detrás del fenómeno de las barras bravas. Antes de actuar desde la punitividad, hay que hacer un estudio con lupa.
Mientras en las redes sociales a los verdolagas los tachan de “desadaptados”, “vándalos” y “delincuentes”, hay una realidad que cobija a aquellos hinchas que deciden hacer parte de estos grupos de aficionados. La desprotección del Estado, condiciones de precariedad, criminalidad, falta de oportunidades y un sinfín de síntomas a raíz de la desigualdad. Los integrantes de estos grupos encuentran refugio en estas organizaciones y para evitar hechos como los que acontecieron el pasado martes hay que reconocer que son producto de un problema sistémico y asumir que se ataca el problema desde ahí, desde la estructura.
Porque tal y como lo dijo Paola: “lo que se vivió ese martes entre Independiente Santa Fe y Nacional es lo que pasa actualmente en Colombia, ¿sabes? Eso es lo que se refleja en nuestro país”.