Día de la mujer indígena

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Ana Elsa Rojas Rey

El 5 de septiembre se conmemoró el Día Internacional de las Mujeres Indígenas, sin que el Gobierno nacional le diera la trascendencia que merece, aun cuando la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC, registra en su censo 102 pueblos originarios, lo que corresponde al 3.5%, de la población del país.

La Renta Básica, hubiera sido el mejor presente para las indígenas, en lugar de haber subsidiado a una empresa extranjera, cuyo dueño se encuentra detenido en Brasil. Para Duque solo existen los representantes del capital financiero, como sus interlocutores válidos para gobernar, pues tanto él como los otros, sienten la necesidad de apoyarse, pues los intereses que los unen son parte de esa filosofía regresiva propia de una sociedad plutocrática, en la que han borrado de tajo el Estado Social de Derecho, ganado con la Constitución del 91, donde entre otras cosas, estuvo la representación indígena.

Con esta nueva Constitución conquistaron una legislación especial, y desde la cosmovisión planetaria rinden honor a la cultura, como parte de su herencia ancestral. Estas comunidades se han mantenido a pesar de los continuos ataques, que van desde los asesinatos, atentados, invasión, hasta despojo de tierras por parte del latifundio.

Esta fecha, 5 de septiembre, nace con el fin de hacerle honor a la vida de Bartolina Sisa, una valerosa mujer indígena del pueblo Aymara, quien luchó junto a su compañero Túpac Katari, y luego de ser traicionada por algunos de sus propios compañeros fue entregada a las tropas invasoras, un 5 de septiembre y condenada a la pena de muerte. Fue ahorcada el 6 septiembre de 1782 en la Plaza principal de la Paz, Bolivia, al lado de su cuñada Gregoria Apaza.

A partir del Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en 1983, reunido en Tiahuanacu, Bolivia, se conmemora el día internacional de la Mujer Indígena, designando al 5 septiembre como fecha emblemática para estas mujeres.

Todos los años, al recordar a las patriotas mesoamericanas, también se debería reflexionar acerca de las agendas del movimiento mundial de mujeres y la unidad de los pueblos, uniendo históricas evocaciones de la misma importancia del 8 de Marzo y el 25 de noviembre.

Desde una sola voz, las mujeres les dicen no a las violencias basadas en género ejercida por los tiranos, quienes inflexiblemente someten a las mujeres al oprobio, en particular a las indígenas.

Unir a las mujeres a través de las agendas que cada organización agita, con las propias particularidades construidas con enfoques diferenciales, es cada vez más imperante, más aún, cuando después de este desastre de la pandemia, se hará indispensable redefinir sus cuadernos, puesto que las desigualdades entre hombres y mujeres serán una brecha mucho mayor de la que hoy existe. Indudablemente, quienes estarán más afectadas son la mayoría de las mujeres en el mundo y más aún, las indígenas.

Los estandartes agitados por las mujeres en tiempos de pandemia enriquecen el pensamiento crítico colocado en la batalla de ideas, con respecto a las diversas tergiversaciones de los detractores de nuevas lecturas en el ejercicio político de las mujeres. Solo la unidad y nada más que la unidad, con criterios claros, llevará a la victoria al movimiento intercultural de quienes sueñan con una nueva Patria, y qué mejor que el día internacional de la Mujer Indígena para alimentar el debate.

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