
Decir que el asesino era un ‘lobo solitario’ no es suficiente para explicar el drama, mil veces repetido, de una sociedad enferma. El mundo repudió el crimen. El presidente de Cuba, Raúl Castro, envió mensaje de condolencia

Alberto Acevedo
El saldo fatal de cincuenta muertos y una cifra igual de heridos, algunos de ellos de suma gravedad, ocurrido en la madrugada del domingo de la semana pasada en la discoteca Pulse, de Orlando, Florida, en Estados Unidos, ha puesto otra vez en el orden del día la discusión sobre las extraordinaria facilidad con la que cualquier ciudadano en ese país puede comprar una o varias armas, para su uso y seguridad personal, al extremo de que se calcula que en la actualidad existen más de 300 mil armas en manos de particulares, más que el número de habitantes.
Diversos medios de comunicación coinciden en señalar que la del club gay de Orlando es la peor matanza después de la tragedia de la torres gemelas de Nueva York del año 2001, la peor masacre de esta naturaleza en los últimos años.
Se produce apenas unas horas después de que esa ciudad había sido conmocionada por el asesinato a sangre fría de la popular cantante Christina Grimmie. Cuando se celebra el torneo de la Copa América de fútbol, y el país se alista para el cierre de una compleja campaña electoral en la que ya se definen las candidaturas de la señora Hillary Clinton y de Donald Trump, como seguros aspirantes a la presidencia por los partidos demócrata y republicano, respectivamente. De alguna manera, la del club Pulse ha sido la matanza de cierre de campaña en Estados Unidos.
El asunto de la tenencia legal de armas por parte de los ciudadanos, ha dividido de nuevo a la opinión pública. Pero también se discuten las manifestaciones homofóbicas de los sectores más reaccionarios, encabezados por el candidato Trump, que ha pedido suspender el ingreso al país de ciudadanos de ascendencia islámica y musulmana.
Una sociedad enferma
Estos tópicos de debate, no son sin embargo suficientes para entender el asunto de las repetidas matanzas por parte de “lobos solitarios”, que en algunos casos manifiestan estar identificados con el Estado Islámico o con variadas expresiones de terrorismo.
Estados Unidos no es la sociedad ideal que pregona una propaganda habilidosamente diseñada para estimular el ‘sueño americano’. Por el contrario, ese país tiene una sociedad profundamente desigual. En los últimos 25 años creció dramáticamente la brecha entre ricos y pobres, aumentando exponencialmente el número de pobres e indigentes, que duermen en las calles y se alimentan en ollas comunitarias.
Pero además es una sociedad enferma, con una proporción enorme de adictos a toda clase de drogas, sin parangón en el mundo. Los compradores de hachís de la India y China; de la heroína de Afganistán, de la coca de Bolivia, de la marihuana de Colombia y de la línea de estimulantes sintéticos de la más variada gama, son mayoritariamente norteamericanos.
Odio
Son asombrosas las tendencias al suicidio, al asesinato indiscriminado de niños en escuelas primarias; de personas en una sala de cine; de afroamericanos en una iglesia; de gente que trota en las calles, y de bruces se encuentra con un psicópata dispuesto a matar por matar.
Estos ‘lobos solitarios’ no representan expresiones aisladas de la sociedad norteamericana. Son rasgos profundos de una patología social. Hace poco, la BBC dijo que en el 2015 se presentaron 372 balaceras masivas en Estados Unidos, en las que murieron 475 personas, y 1.870 más quedaron heridas.
Debería examinarse si los horrendos crímenes que el gobierno norteamericano ejecuta en Asia y el Medio Oriente, despiertan una sed de venganza entre sus ciudadanos. Si matanzas como la de Orlando son un síntoma del nivel de locura que prevalece en la sociedad de ese país.
Hay una ideología militarista que se fomenta bajo diversos fantasmas, como el islam, los musulmanes, el narcotráfico, el terrorismo internacional. Es hora de que los sectores más sanos de la sociedad norteamericana se pregunten, por qué se generan tantas matanzas, qué es lo que está generando estas conductas homicidas en su país.