Donde la mujer decide y se defiende

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Fotos Luis Torres – APR.

Del 2 al 4 de noviembre se llevó a cabo la escuela de formación política María de Jesús Mahecha, convocada por la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra

Cindy Lopera – Agencia Prensa Rural

Poder llegar a la vereda Puerto Matilde, en Yondó, Antioquia, puede convertirse en toda una odisea. Bus, camión y lancha serán necesarios para acceder a este maravilloso lugar. Sin embargo, el nivel organizativo de la comunidad, el ejemplo que dan con sus proyectos productivos sustentables y los paisajes y variedad de fauna, flora y recursos hídricos hacen que valga la pena el largo recorrido.

Hasta allí llegó un grupo de mujeres de la Zona de Reserva Campesina del Valle del río Cimitarra (Zrcvc), para hacer parte de la Escuela de Formación Política organizada por la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra (ACVC). Escuela que se llevó a cabo del 2 al 4 de noviembre. María de Jesús Mahecha fue una luchadora campesina muy recordada en la región del Magdalena Medio. Hoy sus hijos retoman su ejemplo y lideran procesos por la defensa del territorio. En honor a esta mujer se nombró la escuela.

Durante tres días las mujeres cambiaron su cotidianidad. En la escuela participaron lideresas que se han destacado por su labor en el Magdalena Medio. Cada una de ellas viene participando en las juntas de acción comunal y en los diversos comités veredales. De allí la importancia de reunirse para debatir en torno al necesario empoderamiento en la toma de decisiones por parte de las mujeres, para compartir saberes ancestrales sobre la preservación de las semillas nativas y para aprender a defenderse de ataques que pongan en riesgo su integridad.

Las jóvenes mujeres que se destacan por su liderazgo

Yenidia Cuéllar, joven lideresa de la ACVC, realiza una importante labor de acompañamiento a los Comités Locales de Mujeres. Para ella es imprescindible extender la invitación a todas las mujeres campesinas para articularse a este tipo de procesos para empoderarse de los espacios deliberativos, así se estará más cerca de alcanzar la paz y de lograr que efectivamente la implementación de los acuerdos se materialice en las zonas rurales.

Por su parte Lucy Córdoba, funcionaria de la Agencia Nacional de Tierras para la Zrcvc, considera que el enfoque de género debe posibilitar que las mujeres accedan a la titulación de sus tierras, así como a créditos y subsidios para la compra de predios. Acceso que se debe gestionar de manera diferenciada para las mujeres por ser ellas las mayores víctimas del conflicto social y armado que se vivió en el Magdalena Medio.

Avanza la jornada, cae la noche. Al calor de una gran fogata y compartiendo un tradicional canelazo, las mujeres reviven mitos y leyendas con historia y moraleja de por medio que permiten recuperar la memoria histórica de la región y las costumbres ancestrales que se trasmiten de generación en generación. El fuego, las sombras y los sonidos de la noche acercan profundamente a estas lideresas. Jóvenes y mayores pueden intercambiar sus vivencias para aprender unas de otras.

Contrastes entre campo y ciudad, unidad en torno al proceso de paz

Lorena Barragán, pasante del Centro de Estudios para la Paz, a través de dinámicas y lúdicas compartió con las asistentes la importancia de los acuerdos de paz para las mujeres de la región. Lorena hizo énfasis en cuatro pilares que se relacionan con la reforma rural integral, la participación política, el tema de víctimas y la solución al problema de los cultivos de uso ilícito. Mediante estos talleres se dota además a las campesinas de herramientas metodológicas para convertirlas en replicadoras de lo aprendido. Se repartió el material especialmente preparado para esta actividad de manera que cada mujer pueda llevar a su comunidad los conocimientos, textos, cartillas y juegos con los que se trabajó.

Una de las lideresas que asistió al taller y quien además se destacó por su participación activa en cada una de las jornadas fue Johana Rodríguez, presidenta de la junta de acción comunal de la vereda Fría Alta del municipio San Pablo. Johana, quien hizo parte de esta escuela por primera vez, considera que uno de los principales problemas en materia agrícola en la región es la falta de apropiación de las semillas nativas. Por este motivo se está emprendiendo un largo camino para regresar al uso ancestral de las semillas originarias, semillas que permiten la perpetuación y mejora constante de las especies nativas en contravía de las semillas importadas que sólo producen una vez.

Las mujeres retornan a sus comunidades más comprometidas que nunca

Un asado al aire libre, disfrutando de los paisajes de la región y de las maravillas que se cosechan y se crían en la finca insignia de la ACVC, fue el espacio propicio para compartir, intercambiar saberes y experiencias, y amenizar con música y alegría el cierre de este encuentro. Además de los recuerdos que cada mujer llevará en su corazón, en una sencilla ceremonia se les entregó un certificado por la participación en la escuela. Se llevaron además el compromiso de compartir con otras mujeres los conocimientos adquiridos, de replicar estos talleres y de hacer crecer esta gran familia de mujeres conscientes.

Irina Pérez, quien hace parte del equipo de Mujer y Género de la ACVC, se encuentra adelantando sus estudios en el Instituto Agroecológico Latinoamericano María Cano, la primera universidad campesina de Colombia. Para ella es primordial recuperar la cultura campesina de nuestros antepasados que no utilizaban productos químicos en sus cosechas. Invitó entonces Irina a todas las mujeres de la región a continuar en el proceso de formación, construcción y transformación, porque sólo así se podrá asegurar la permanencia de las futuras generaciones en el territorio, en armonía con el medio ambiente y conviviendo con la naturaleza, respetando la madre tierra.

De los cuatro núcleos de base en los que se dividieron las mujeres, surgieron consignas que se repetirán como homenaje a las luchadoras de la región. Así en el núcleo Omaira Murcia se lanzó la frase: “Mujer luchadora, con ejemplo de humildad, sigamos avanzando para encontrar la libertad”. Hicieron lo propio en el núcleo Gabriela Vélez con el lema: “Mujer de amor, con tu memoria presente, hoy somos mujeres de mucho honor”. En el Nelcy Cuesta compartieron: “Mujeres esforzadas, mujeres guerreras, aún sin vida, jamás vencidas”. Finalmente en el Sandra Vélez se destacó: “Mujeres bien formadas, mujeres más avanzadas”.

De nuevo lancha, camión, bus, y otros medios de transporte, serán necesarios para el regreso de las mujeres a sus comunidades. Allí sus familias y amistades las esperan con los brazos abiertos. Sus vidas fueron cambiadas para siempre, nuevos lazos unirán a las participantes: el compromiso de replicar este tipo de talleres en sus regiones y la posibilidad de que los caminos las vuelvan a encontrar en un futuro cercano.

Fotos Luis Torres – APR.