En la actualidad la educación se encuentra al servicio del mercado y del modelo económico, prueba de ello es que actualmente el 62 por ciento de las universidades sean privadas
Omar Vega
@_omarvega
A lo largo de los últimos meses se ha venido reactivando el movimiento estudiantil de las Instituciones de Educación Superior, IES, privadas y con ello el debate de las mismas.
Ahora en el marco de la reforma a la Ley 30, se han puesto sobre la mesa las problemáticas en estas instituciones, muchas veces ignoradas o poco debatidas al interior del movimiento estudiantil.
Un diagnóstico
Hace más de 100 años en Argentina, los estudiantes de Córdoba se propusieron algo elemental, “llamar a las cosas por su nombre” y a su vez dijeron que “las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos”. Más de 100 años han pasado y por desgracia estas palabras siguen teniendo vigencia.
En la actualidad la educación se encuentra al servicio del mercado y del modelo económico, prueba de ello es que actualmente el 62 por ciento de las universidades sean privadas (55) y tan solo el 38 por ciento sean públicas (34). Como sí esto no fuera poco, tan solo el 28 por ciento de las Instituciones de Educación Superior son públicas y el 72 por ciento son privadas.
Por otro lado, existen universidades que a falta de democracia instrumentalizan la autonomía para convertirse en fortín de quienes transforman en negocio el sagrado derecho a la educación y transforman en clientes a quienes buscan obtener ese derecho que preservan como privilegio.
Aunque el panorama no es el mejor, encontramos una voz aliento para expresarnos que las luchas de nuestros compañeros no han sido en vano. Por primera vez en la historia tenemos un Gobierno con voluntad política para avanzar en las discusiones históricas del movimiento universitario, siendo el principal protagonista del debate el estudiantado.
La discusión de las privadas
Desde distintas IES privadas hemos venido poniendo sobre la mesa los debates que nos corresponden, pedimos se impida la instrumentalización de la autonomía, que este principio en las privadas deje de estar al servicio de unas directivas acríticas y con políticas contrarías a los intereses de los docentes, de los trabajadores y de los estudiantes.
El movimiento estudiantil de universidad privadas exige una verdadera y genuina democracia universitaria, que permita tomar las riendas institucionales y que se posibilite velar por el que hasta ahora ha sido el mal uso de los recursos que mayoritariamente proporcionan los estudiantes. De igual forma, se reclama más garantías de organización en defensa de los intereses del estudiantado que en ningún momento son contrarios a los de las clases populares.
Por su parte, el movimiento estudiantil de privadas reconoce que es fundamental seguir avanzando sobre las disputas históricas de la educación superior pública, pero no por ello se debe minimizar la reforma a las IES privadas.
En las IES privadas no solo se encuentra el hijo del burgués, también se encuentra el hijo del obrero que su única salida para lograr formarse es endeudarse eternamente con el Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior, Icetex, o cualquier otro banco. También, en las privadas se encuentran aquellos que solo gracias a una beca tuvieron el privilegio de acceder a la educación superior o quienes deben trabajar para poder pagar sus estudios.
La reforma presentada
Es el momento que en las IES privadas el movimiento estudiantil logre posicionar las múltiples problemáticas. Si bien hay consciencia que la reforma a la Ley 30 de 1992 presentada el pasado 20 de julio representa un avance significativo no solo para el movimiento estudiantil, sino para el conjunto del movimiento social y popular, también es importante destacar que no existe algún avance estructural a propósito de la discusión en las IES privadas.
No sirve de mucho la autonomía de las universidades si esta no se encuentra acompañadas por una democracia real. No se puede llamar democracia aquella que reduce la participación de los trabajadores de las universidades a nada, aquella que persigue profesores por ser sindicalistas, aquella que reduce la participación estudiantil a su mínimo posible, a votar cada cierto tiempo por algún estudiante, dejando de lado cualquier proceso de discusión. No se puede llamar democracia la que blinda y encubre aquellos profesores que mantienen un derecho divino e incuestionable, en ellos nace y muere la verdad absoluta.
Será papel de todo el movimiento luchar en las calles codo a codo con cada estamento de la universidad, junto a cada obrero, docente y estudiante por el avance de esta reforma.
La fuerza de las anteriores experiencias, como la Mesa Amplia Nacional Estudiantil, Mane, y la Unión Nacional de Estudiantes de la Educación Superior, Unees, estuvo realmente en su capacidad de movilización y de presionar a los gobiernos anteriores para evitar contrarreformas regresivas y neoliberales.
Será nuevamente esta capacidad la que permita reformar la educación superior. Nuevamente el movimiento estudiantil necesita el alzamiento de cientos de voces que arenguen al unísono para exigir que este proyecto se convierta en ley, que griten con la voz de cada caído para recordar que quien murió peleando vive en cada compañero y que cada puño levantado refleje toda nuestra fuerza.
Crítica, creadora, transformadora, antipatriarcal y diversa
Los estudiantes de universidades privadas estaremos para aportar en cada una de las discusiones del movimiento, para hacernos sentir y poner nuestras problemáticas en la agenda, pero también estamos y estaremos para avanzar en la unidad, en defensa de una educación universal, gratuita y de calidad, que acabe de una vez por todas con el privilegio de acceder a la educación superior y se convierta en lo que genuinamente es, un derecho.
Una educación que se atreva a cuestionar el orden establecido, que brinde garantías de acceso, bienestar y permanencia, que se encuentre al alcance de nuestros sueños y que sea del tamaño de nuestra lucha.
En homenaje a Hernando González Acosta, Jorge Enrique Useche, Benjamín Moncada Tovar y Uriel Zapata, mártires de la Universidad Libre y del movimiento estudiantil, pedimos que la universidad privada también se abra al pueblo.
Por una educación para el pueblo irredento y del pueblo. Por una educación crítica, creadora, transformadora, anti-patriarcal y diversa. Los estudiantes de universidades privadas seguimos en pie de lucha.