Obras escritas o dirigidas por mujeres, algunas, de la autoría de hombres, con enfoque de género, hicieron parte del reconocido Festival de Mujeres en Escena por la Paz del Teatro La Candelaria, dirigido por la maestra Patricia Ariza. Las consecuencias del conflicto social y político del país fueron el tema central de algunas de las creaciones
Renata Cabrales
@renatarelata
Liliana Hurtado Sáenz, con su obra dramatúrgica Cuando flotamos en la profundidad de la ausencia, hace una honda reflexión sobre el contexto político y social colombiano, sacando a la luz una realidad que afecta a muchos, pero que a pocos les interesa conocer y difundir. Un drama que surge de la situación de hombres y mujeres que en medio del conflicto armado lo perdieron todo, que fueron desplazados de sus tierras y que vieron morir a sus seres queridos. Esta obra es una prueba más de que el teatro como arte, tiene el poder de recuperar la capacidad de asombro en el espectador, ese acto humano de indignación hacia hechos reales que, representados de manera trágica en el escenario, golpean conciencias, dormidas e indiferentes, frente al diario acontecer del país.
Conciencia social en la creación
Para la dramaturga es importante que el tema central de sus obras se enfoque en las nefastas consecuencias del conflicto armado, que padecen las personas más vulnerables que habitan los últimos rincones del país, pues, como mujer artista que persigue con su trabajo la construcción de un país en paz, tiene claro que: “ La paz es una bandera que me he puesto, pues soy una firme convencida, que a través del arte, del teatro, se pueden hacer procesos de paz, porque justamente creo que esta se construye a través de la otredad, de ver en el otro, de escuchar en el otro sus propias verdades, porque verdades únicas no hay, pero justamente, el unir varias verdades y que se toleren, es un ejercicio de paz”.
Asimismo, en cuanto al tema de la obra, Hurtado nos comenta que: “La obra nació de un testimonio que el cantante César López escuchó alguna vez de una mujer que vive en La Dorada, Caldas, quien, en su testimonio, contó que un día, estando en el río donde ella lava la ropa, vio flotar muchos muertos y fue ahí donde reconoció el cuerpo de su marido, por la camisa que llevaba puesta. Los paramilitares no querían dejarla sacar el cuerpo y ella lo logró recuperarlo y se quedó con la camisa. Como ella acostumbraba a lavar ropa, cuenta entonces que lavaba todos los días la camisa de su marido y se la colocaba porque sentía que así este la abrazaba”.
La vida de los personajes
Carlina, una mujer madura, se encuentra sentada sobre una piedra a la orilla del río donde lava ropa todos los días. A su lado, un platón grande con agua, lleno de ropa sucia. Mientras canta, va sacando las prendas del utensilio para restregar sobre una piedra. Al mismo tiempo, en otra esquina del escenario, al fondo del río, aparece Octavio con las ropas desgarradas y enredado en una maraña de raíces de árboles, en medio de la cual se encuentra atrapado, y parte de su cuerpo está enterrado en la arena del río.
Carlina canta, calla y empieza su monólogo: “Me canso…cada respiro me ahoga, frente a esta pila de pieles ajenas. Quiero hundirme en la espuma, chapalear contracorriente, bucear días, noches, tardes interminables y al fin, encontrarte. ¿Si tu camisa flotó, el resto también lo hará?
Así empieza el monologo de una mujer que, como espejo de muchas, muestra las nefastas consecuencias de la violencia, que, por causa de un largo conflicto armado, ha expulsado de sus tierras a millones de habitantes de diferentes regiones del país, quienes, gracias a la Ley de Restitución de Tierras han visto una oportunidad para regresar y recuperar lo que les pertenece. Pero, por desgracia, en esa búsqueda de la verdad y la justicia, muchos líderes sociales reclamantes de tierras, como Octavio, han sido asesinados por los mismos causantes del despojo.
Carlina y Octavio son dos personajes que muestran una parte de la realidad de quienes padecen a diario los estragos de la guerra, y ella es una de las tantas mujeres del país a la que esta le ha arrebatado todo.
Nauunu, los enemigos de la nación wayuu
La obra es creación colectiva de la Organización Cultural Jayeechi, de La Guajira y es una adaptación dramatúrgica que muestra la correspondencia de los altos índices de la mortalidad infantil dentro de la comunidad wayuu, una de las comunidades indígenas más grandes de la región de La Guajira, con escasez de agua, debido a la corrupción de los gobiernos a los que no les importa regalar los recursos del pueblo.
La creación artística aborda temas como la escasez de agua, problemática que afecta a niños y niñas Wayuus, siendo una de las principales causas de su muerte, pero también muestra la cruda realidad que enfrentan las y los líderes sociales que encaran a los gobiernos responsables de los padecimientos del pueblo indígena, quienes, con descaro, muestran total indiferencia hacia los hechos, sosteniendo un sistema corrupto que afecta a la región desde hace mucho tiempo.
Así mismo, la obra muestra la cosmovisión de los ancestros del pueblo indígena que viene siendo víctima de un sistema depredador, neoliberal, dentro del cual, prevalecen los intereses económicos de unos pocos, sin importar que se agoten los recursos naturales de una comunidad que, debido a este tipo de injusticias, se ha visto obligada a abandonar, poco a poco, el territorio que les pertenece.
Los personajes y la desigualdad social
Mujeres defensoras del territorio, ancianos que representan la sabiduría de los indígenas, un alcalde corrupto y sus secuaces, mujeres con niños en brazos muriendo de hambre y sed ante la indiferencia de un sistema de salud inoperante, maestras de escuela que reclaman a los gobernadores por su desidia antes las necesidades de los estudiantes más pequeños, líderes y lideresas que se manifiestan en las calles exigiendo sus derechos, lo que los convierte en objetivo de persecución; son los personajes de la obra, que se exhiben en las tablas, haciendo escuchar sus voces, mientras el público toma conciencia de las diferentes realidades que afronta el pueblo colombiano, debido al conflicto social y a la corrupción de sus gobernantes.
Aparte de querer señalar las problemáticas de la comunidad de la región Guajira, la creación artística hace un homenaje al agua como símbolo de vida, pero además, como derecho humano fundamental que viene siendo negado a esta población, debido a la barbarie cometida por las empresas multinacionales y con la venia de élites corrompidas, que vienen a explotar, sin ninguna consideración, nuestros recursos más sagrados.
Un enemigo del pueblo, de Henrik Ibsen
Esta puesta en escena está basada en la obra de Henrik Ibsen “Un enemigo del pueblo”, cuyo protagonista, el Doctor Stockmann, denuncia que las aguas del balneario, fuente de ingresos del pueblo, están contaminadas y constituyen un peligro para la salud de los habitantes. Las élites gobernantes del pueblo tratan de ocultarlo y él se queda solo haciendo los reclamos, pues la verdad no le interesa a la mayoría.
La obra viene a ser el resultado, entonces, de la convocatoria internacional Ibsen-Adwards de Noruega 2017. Su dramaturgia es una Creación Colectiva, dirigida por Cristina Pimienta Barros y Bernardo Enrique Berbeo García.
