
La idea de constituir un consorcio latinoamericano que explote el petróleo y el gas del norte de La Guajira y del occidente venezolano, expuesta por Petro, no es un asunto traído de los cabellos. La posibilidad es real y vienen dándose las condiciones
Ricardo Arenales
El presidente Gustavo Petro expresó la certidumbre de que podría lograrse un principio de acuerdo de “verdadera integración energética” entre Colombia y Venezuela, de doble vía, “que a su vez tendría la posibilidad de ser ampliado a Brasil, Ecuador y Panamá”. El anuncio lo hizo hace un par de semanas, desde el Salón del Sol del Perú del palacio presidencial en Caracas, a donde viajó para reunirse con su homólogo Nicolás Maduro.
El anuncio despertó críticas en sectores empresariales colombianos, como es usual cada vez que el mandatario expresa alguna iniciativa en torno a reformas, cambios económicos y sociales o en aras de ampliar una política internacional de carácter progresista. Pero más allá de estas críticas, que tienen el sabor de la desestabilización y el sabotaje, la propuesta de Petro se ha venido discutiendo en los dos países, con proyecciones prometedoras.
Para empezar, un acuerdo de integración energética se traduciría en un pacto comercial entre la estatal venezolana Petróleos de Venezuela, PDVSA, la empresa rectora en el manejo de las exploraciones de petróleo y gas, y la Empresa Colombiana de Petróleos, Ecopetrol.
En este sentido, el presidente colombiano afirmó que es “muy probable” que las estatales energéticas Ecopetrol y PDVSA se asocien para formar parte de un ambicioso proyecto de integración energética binacional.
Alianza histórica y fundamental
El mandatario colombiano aseguró que, bajo esta alianza, podrían construirse proyectos de energías limpias “en los que el norte de Colombia puede ser abundante para transmitir energía eléctrica hacia el occidente de Venezuela”, que corresponde a los estados Zulia y Táchira, ambos fronterizos.
Sostuvo, asimismo, que se enviarán desde Venezuela “energías que aún subsisten” para tratar de atender “las deficiencias que pueda haber en Colombia en materias primas para hacer más barata la gasolina colombiana y materias primas para sustentar aún la transición hacia energías limpias a través del gas”.
Sin precisar detalles, dijo que “es muy probable que Ecopetrol se vuelva socia de PDVSA” en la explotación de campos de gas y petróleo. En su opinión, esa posible alianza energética “será histórica y fundamental para el desarrollo de la prosperidad de los dos pueblos”.
Argumentos en contra
Petro dijo que esta iniciativa conjunta podrá asegurar “en ambas vías” la energía eléctrica para Venezuela y las “materias primas fósiles” para Colombia, “quizá pasando por Cali” con dirección a Asia. Agregó que este plan conducirá a la seguridad energética de Caracas y Bogotá, ante “cualquier agudización de la crisis climática y transitando hacia lo que deben ser dos países con economías descarbonizadas”.
Conocido el anuncio y el posible acuerdo de cooperación entre las dos petroleras, entre los principales medios de comunicación del país desfilaron las opiniones en contra, vertidas por exministros, expresidentes de Ecopetrol y representantes de los gremios privados de la producción del crudo.
Los dos argumentos de mayor peso son, por un lado, que PDVSA es una empresa quebrada, inviable y que, por lo tanto, no se puede confiar en ella. Y, de otra parte, que la empresa venezolana figura en la denominada Lista Clinton, por lo que no es posible materializar un acuerdo de cooperación, so pena de que la parte colombiana sea también sancionada.

petróleo
Sobre este último argumento, Ecopetrol informó que desde el año pasado solicitó a la Oficina de Control de Activos Extranjeros, OFAC, de los Estados Unidos, autorización para materializar el convenio con PDVSA. La OFAC es la entidad encargada de monitorear que se cumplan las sanciones contra las empresas incluidas en la Lista Clinton.
Todos quieren con Caracas
No ha habido una respuesta de Washington hasta ahora. Pero no sería coherente que se niegue la autorización, cuando la misma Casa Blanca ha morigerado las sanciones contra Venezuela, empresas norteamericanas adelantan en coparticipación proyectos de exploración y refinación de crudo venezolano, y lo mismo que quiere hacer Ecopetrol ya lo hacen firmas como la Shell, Repsol, la húngara Mol Nyrt; la sueca Maha Energy AB, National Gas Company of Trinidad and Tobago y la estatal boliviana YPBF.
Resulta por lo menos ingenuo además el argumento de que PDVSA es una empresa insolvente, primero porque tal argumento desconoce que la parálisis de la petrolera se debió, en buena medida, a las sanciones económicas de Estados Unidos y otros países occidentales, al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por la Casa Blanca y, en segundo lugar, porque pese a esto, Venezuela tiene hoy unas reservas de alrededor de trescientos mil millones de barriles de crudo, por encima de Arabia Saudita, que ostenta el liderazgo en la producción del crudo.
Es claro que la reactivación del mercado petrolero venezolano ayuda a compensar el impacto que han tenido las sanciones impuestas a Rusia el año pasado, además de que una economía venezolana más fuerte ayuda a aliviar el flujo de inmigrantes a Estados Unidos. Por eso, resulta poco pragmático que Washington cumpla la amenaza de volver a imponer sanciones económicas, para presionar procesos electorales que, en todo caso, constituyen un acto de intervención indebida en los asuntos de otra nación soberana.
Alianza regional
La idea de constituir un consorcio latinoamericano que explote el petróleo y el gas del norte de La Guajira y el occidente venezolano, expuesta por Petro, no es un asunto traído de los cabellos. La posibilidad es real y vienen dándose las condiciones.
La brasileña Petrobras, que descubrió enormes yacimientos de gas en aguas profundas del caribe colombiano, dice tener interés en asociarse con otras empresas para convertir a Colombia en un país exportador del combustible.
El presidente de Petrobras, Jean Paul Prates, en recientes declaraciones de prensa, indicó que esta empresa brasileña descubrió en el área que explora en concesión, junto con Ecopetrol en el Caribe, un yacimiento en el que se calculan reservas de cuatro tetrapiés cúbicos de gas natural, volumen superior al de las actuales reservas probadas en territorio colombiano.
Según Prates, los recursos previstos para desarrollar esas reservas en Colombia, ya fueron incluidos en el Plan Estratégico para el quinquenio 2024-2028 de Petrobras, en el que se contemplan inversiones por 102 mil millones de dólares.