El acercamiento a Camilo Torres Restrepo como sacerdote, sociólogo y revolucionario llama a encontrarse nuevamente con sus novedosas propuestas de construcción y comprensión del entorno social colombiano
Harold García-Pacanchique
@HaroldGarcia95
Cuando se escucha, por ejemplo, el concepto de amor al prójimo se puede pensar en las parábolas de la Biblia, en las reflexiones caritativas de los sacerdotes que desde el púlpito les predican a sus feligreses y en las obras asistencialistas de quienes pretenden lavar sus conciencias con beneficencia para los pobres.
Este concepto de amor al prójimo es el principio ético del cristianismo. “El que ama al prójimo cumple con la ley”, dicen las escrituras sagradas de la Iglesia y por lo tanto es una de las conductas que inclinan a Camilo a asumir el sacerdocio. Ante dicha decisión este se refería a ella de la siguiente manera: “encontré en el cristianismo una forma de vivir el amor al prójimo, el amor a los semejantes. Al ver la importancia que tiene esto, resolví dedicarme al amor al prójimo de tiempo completo y por eso me hice sacerdote”.
Es ahí donde se encuentra la pertinencia del pensamiento de Camilo, en el amor al prójimo que sale de los templos y los bienes de la iglesia, que se radicaliza ante la caridad y la beneficencia de los poderosos, pues reafirma que este amor debe ser desinteresado, pedagógico, eficaz y profundamente revolucionario, debido a que “ese sentimiento se manifiesta en los movimientos revolucionarios de los pueblos, en la necesidad de unir a los países débiles y oprimidos para acabar con la explotación”.
Una praxis política
La eficacia del amor es entonces una praxis política, que no solamente vincula a cristianos comprometidos con la enseñanza de la palabra, sino que llama a los sectores mayoritarios, a la clase popular, a forjar ese amor en los semejantes y por medio de este desarrollar un quehacer en el desenvolvimiento de las luchas del pueblo.
Como se ha enunciado, recuperar el pensamiento de Camilo después de medio siglo es un reto, pues su vigencia lo hace contexto y en este país que hoy por hoy se debate entre el amor y el odio, entre la guerra y la paz, es oportuno volver a los mensajes de Camilo, retomar el amor eficaz, la unidad como prioridad y el trabajo con las bases, además del deber de mostrar su actividad en las prácticas políticas, militantes y revolucionarias.
Para poder hablar de amor eficaz, es necesario mencionar la importancia que tiene el trabajo popular en el concepto y Camilo fue profundamente insistente en ello: “los sacerdotes deberíamos trabajar con los pobres, no para los pobres, a fin de que éstos sean los que realicen sus conquistas por organización y por presión”. Se encuentra entonces una profunda vinculación con los sectores populares, con sus realidades y sus necesidades como clase mayoritaria en Colombia.
Acción y eficacia pedagógica
Los trabajos desplegados por Camilo en la experiencia del Movimiento Universitario de Promoción Comunal, Muniproc, y en la Unidad de Acción Rural de Yopal, Uary, develan dos características claves para entender que el amor eficaz es una práctica política y pedagógicamente ligada a la acción, pues fueron ejercicios que se vincularon desde lo pedagógico (haciendo) y desde el haciendo (reflexionando), es decir, desde una pedagogía reflexionada unida a la acción que logró generar el impulso que alterara el sentido del amor al prójimo pasivo, para convertirlo en amor eficaz activo y comprometido con los sectores marginados de la sociedad.
De este impulso emergen experiencias artísticas, pedagógicas y deportivas, llenas de eficacia, de acción reflexionada, de compromiso con pobres del campo y la ciudad. Estas prácticas pedagógicas relacionadas con la tarea sacerdotal, ideológica y militante de Camilo, son las que dan cuenta que el amor eficaz se encuentra ligado de manera permanente al trabajo popular, elemento que logra condensar la propuesta de entrega y voluntad desinteresada por contribuir a las luchas de la clase popular, que como bien lo desarrolla Camilo está compuesta por estudiantes, trabajadores, campesinos e intelectuales.
Cadena de afectos y trabajo popular
El trabajo popular, es entendido como el elemento que logra trasgredir la teoría de cafetín; lo entiende como la acción que todo cristiano y revolucionario debe desarrollar para promover las transformaciones estructurales que se hacen necesarias, es decir, que “este amor al prójimo para ser eficaz necesita un cambio del poder político para que las leyes hablen a favor de las mayorías y si este cambio de poder político es lo que nosotros llamamos revolución, solamente se lograra el amor al prójimo mediante la revolución en Colombia”.
Esta concepción del trabajo educativo popular logra hacer que el concepto de amor eficaz sea pertinente en la actualidad, que no pierda vigencia, pues su desarrollo en campos, ciudades, fábricas y universidades permita que la vinculación fraterna de la clase popular se continúe fortaleciendo como una profunda cadena de afectos, que se consolida al mantener como principio la unidad de los sectores de avanzada y revolucionarios en el seno del pueblo.
De esta manera es que con su vida el propio Camilo en forma coherente da sentido al desprendimiento de sus condiciones materiales; explicando así como fue que emergió aquel sujeto que deja de lado su labor sacerdotal, para hacer del ministerio una praxis emancipadora: “En mi concepto, la jerarquía de prioridades debería ser inversa. El amor y la enseñanza de la doctrina, y, por último, el culto”.
Enseñanzas
Vincular el pensamiento y la acción de Camilo Torres Restrepo a las tareas inmediatas de los procesos pedagógicos de los sectores cívicos es un imperativo de quienes desarrollan trabajo popular en las barriadas de las gentrificadas ciudades colombianas, entender que el desenvolvimiento práctico de la eficacia del amor, como praxis liberadora que potencia reflexiones comunitarias, genera nuevos liderazgos, que alienta la organización de las mayorías y problematiza el poder de abajo hacia arriba, es clave y elemental para continuar desarrollando la construcción de una nueva ciudad.
Las experiencias desarrolladas a través de la acción comunal, de las interpretaciones realizadas por Camilo desde la teoría de la sociología urbana, aprendida en los barrios obreros de Europa e intensificada desde su labor educativa y política en el barrio Tunjuelito de la ciudad de Bogotá, junto a sus estudiantes de la Universidad Nacional, promoviendo de manera contundente la acción y participación comunal en los problemas y decisiones de orden administrativo territorial por parte de las comunidades, hacen parte de esos ejemplos prácticos que deja el legado de un revolucionario que proporcionó desde la vía organizativa alternativas concretas para fortalecer los ejercicios orgánicos en los sectores urbano-populares.
Enseñando que es solo a través de una férrea voluntad de trabajo y por medio de una potente pedagogía de la vida y la esperanza que el campo popular logrará desarrollar escenarios democráticos concretos y reales en donde la voz de los estudiantes, los trabajadores y los pobladores urbanos en general, sea escuchada y nunca más silenciada, permitiendo con ello enriquecer la discusión sobre la praxis revolucionaria en el trabajo de masas, así como también dando luces a las posibles salidas plebeyas que en la combinación acertada de luchas se deban tomar.
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