Después de cumplir con la jornada de apoyo al Gobierno de Gustavo Petro, el hijo del histórico líder sumapaceño Pedro Pablo Bello, fue dado por desaparecido. Días después se conoció la noticia de su asesinato. Los hechos tienen que ser esclarecidos
Redacción VOZ
La jornada del 7 de junio contó con millones de protagonistas que se tomaron las calles de las principales ciudades del país. Uno de ellos fue el compañero Hernán Bello Romero.
Él, como siempre solía hacerlo cuando se convocaban movilizaciones, participó en la marcha, desde el Parque Nacional, hasta la Plaza de Bolívar de Bogotá. Con su presencia, reafirmaba ser ese hombre consecuente con las ideas del cambio y esta marcha no era la excepción. Vino a expresar su respaldo al Gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez.
Militante de la vida
Hernán militó en la Juventud Comunista Colombiana de los años ochenta, más recientemente, en las filas del Partido Comunista. Contribuyó en las tareas de seguridad partidaria cuando sobre la Unión Patriótica y el Partido Comunista se implementó el genocidio político en contra de las colectividades revolucionarias.
Hernán, fue hijo de Pedro Pablo Bello, un destacado dirigente comunista de la región del Sumapaz, quien llegó a ser diputado a la Asamblea de Cundinamarca y vilmente asesinado en Bogotá en el año 1978.
El Partido Comunista envió a Hernán a la República Democrática Alemana a adelantar estudios relacionados con las artes gráficas. El propósito era fortalecer el equipo que estaba al frente de la impresión del semanario VOZ, que durante décadas se imprimió en la que fue la Editorial Colombia Nueva. Desde su regreso al país apoyó a múltiples organizaciones sindicales y populares con la publicación de impresos.
Desaparecido
En la marcha del 7 de junio, se le vio entusiasta y alegre, como permanecía siempre, compartió saludos con los más cercanos y pasado el mediodía, después de un tinto con amigos y familiares optó por despedirse. Según sus propias palabras, “tenía que trabajar”.
Cerca de las tres de la tarde abordó un vehículo de su propiedad en la que desde hacía muy poco tiempo ofrecía servicios de transporte a través de una plataforma digital. Llegando la noche le reportó a uno de sus seres queridos, desde su celular, que se encontraba por la avenida Primero de Mayo. De ahí en adelante no se supo más de él.
A la mañana siguiente, la familia lo dio por desaparecido, se activaron las alarmas, por redes sociales, se compartió una foto reciente de él, preguntando si había sido visto. Pasado el día 8, la angustia colectiva aumentó, nada parecía normal.
Muy temprano se reinició la búsqueda, como en muchos de esos casos se espera que la persona aparezca, pero al no ocurrir, no queda otra opción que ir a hospitales y a la morgue, a donde llegan las víctimas de la violencia urbana.
Sus hermanas, hermanos e hijo, estuvieron muy temprano, había un N.N. y procedieron a identificarlo. Era Hernán Bello Romero, el querido compañero, quien en vida fuera el hombre sonriente, alegre, conversador y carismático.
Nos arrebataron la alegría
En la noche anterior fue abordado por desconocidos en su vehículo recién comprado y llevado a un sitio poco transitado de la ciudad, a donde después de quitarle la vida abandonaron su cuerpo. Con este hecho, le han arrebatado a la familia Bello, a la comunidad sumapaceña, a sus amigos y compañeros la alegría.
“El caso de Hernán Bello no puede quedar impune”, así lo manifestaron varios de los asistentes a su funeral, quienes claman de las autoridades locales, distritales y nacionales investigar el hecho y condenar a los responsables.
El semanario Voz expresa sus más sentidas condolencias a toda su familia, allegados y amigos. Paz en su tumba.