Omer Calderón
@omer_calderon
Iniciando la década de los años 80 llegó a Bogotá William Agudelo Sedano, a estudiar para hacerse maestro de ciencias sociales en la Universidad Pedagógica Nacional. Desde hoy, millares de mujeres y hombres maestros, comunistas, revolucionarios, progresistas, no lo podremos encontrar en las calles marchando por la dignidad humana. Muy dolorosa es la ausencia de un imprescindible.
De una familia numerosa, compartió con sus hermanos y hermanas la militancia de la causa revolucionaria. Nacido en Bucaramanga, el próximo primero de diciembre le festejaríamos sus 59 vueltas al sol. En la Pedagógica fue destacado militante de la Juventud Comunista, en la que forjó su moral revolucionaria sustentada en la trinchera de combate por la justicia social. Con sus compañeros universitarios moldeó su divisa tomada del Manifiesto Comunista: “toda la historia de la humanidad ha sido una historia de lucha de clases”.
Su sentido de clase lo hizo firme de principios y abierto al diálogo. Con agudeza entendía cada momento de la movilización social por los derechos, llegando a contar con el reconocimiento de su liderazgo entre el magisterio de Bogotá. Memorable su participación en la lucha por la vinculación de millares de maestros a la planta docente del Distrito Capital. Radical su posición en defensa de la salud, del salario, de buenas condiciones de enseñanza para maestras y maestros del país. Sin ambages siempre estuvo por más y mejor educación para las nuevas generaciones.
William fue, es, ejemplo del intelectual orgánico. Para moverse en el intrincado campo de la lucha sindical se hizo abogado de la Universidad Autónoma. Sabedor que la fuerza del pueblo está en la organización y la unidad, se destacó en el impulso y fortalecimiento de la Asociación de Trabajadoras y Trabajadores de la Educación del Distrito de Bogotá – ADE. En la presidencia de esta aguerrida agremiación estuvo por cerca de una década, mostrando así su capacidad de conducción unitaria con un diáfano horizonte de clase trabajadora.
Nunca abandonó su militancia comunista, ni aflojó en la disciplina partidaria. Era un Pavel Korchagin contemporáneo, del Cúcuta Deportivo, sindicalista y maestro. Esa entereza la llevó con soltura y sentido práctico a poner el hombro para levantar la Unión Patriótica y Colombia Humana. La muerte se llevó su cuerpo. La vida nos deja su inmenso ejemplo. Un eterno abrazo William.