El desplazamiento a San Andrés por parte de dos funcionarios del Estado en medio de la pandemia desató una fuerte polémica en el país, no solo por la débil excusa que justificó la presencia institucional, sino por el exótico itinerario que duró tres días. Mientras tanto, el pueblo desprotegido padece la pandemia
Simón Palacio
@Simonhablando
Gracias a varias investigaciones periodísticas, tanto del portal web Cuestión Pública como del noticiero independiente Noticias Uno, el país conoció que Francisco Barbosa, actual fiscal general de la Nación, y el contralor general de la República, Carlos Felipe Córdoba, viajaron a la paradisíaca isla de San Andrés el pasado puente festivo del 26 de junio en medio de la pandemia del covid-19.
El inexplicable acompañamiento de la hija menor del Fiscal General, así como el hospedaje en el hotel ‘Acantilado de la Tierra’ del empresario Carlos Londoño, militante del Partido Conservador y cercano a la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, aumentaron las suspicacias con respecto al viaje.
Innecesaria y exagerada
Desde el día en que Francisco Barbosa llegó al principal ente acusador en febrero del presente año, ha puesto en marcha la estrategia “La Fiscalía en los territorios”, directriz institucional que habría justificado el polémico viaje a San Andrés.
Sin embargo, la comunidad sanandresana pone en duda las razones institucionales que determinaron el viaje del Fiscal General y del Contralor General, pues al corroborar la agenda e intervención “oficial” de los funcionarios, se puede inferir que la presencia física en la isla era innecesaria. Agregado a ello existe un agravante de la situación, y son los tres días que duró la visita, considerada como una exageración en comparación a otros viajes de Barbosa por el país.
De igual forma, el acompañamiento de la hija menor del Fiscal General junto con una amiga, evidencian que el viaje “oficial” estuvo determinado por motivos personales. “Primero que Fiscal General, soy padre”, ha dicho Francisco Barbosa en diferentes medios de comunicación frente a la polémica.
De tour por el mundo
Una investigación de la periodista Paola Herrera de la W Radio ha encontrado que los exóticos viajes de Barbosa van más allá. Siendo consejero de derechos humanos de la Presidencia de la República en la primera etapa del gobierno Duque, el ahora fiscal, viajó en 83 oportunidades en un periodo de 18 meses. Son en total 68 comisiones nacionales y 15 desplazamientos internacionales, todos con carácter y financiación oficial. En promedio, Barbosa viajó cuatro veces por mes, lo que significa que semanalmente estuvo desplazándose gracias a su cargo en el Gobierno.
Para justificar las visitas al extranjero, Francisco Barbosa modificó la razón social de la Consejería de Derechos Humanos, agregando al puesto un conveniente apellido burocrático: “y de Asuntos Internacionales”. Esto le permitió que un mes después de posesionarse en el cargo, pudiera acompañar al presidente Iván Duque a la Asamblea General de la ONU celebrada en Nueva York a finales de septiembre de 2018.
Estados Unidos, Inglaterra, Francia, España, Suiza, Países Bajos y Jamaica fueron los destinos de Barbosa como consejero presidencial, algunos de ellos acompañando al presidente de la República en su itinerario oficial. La agenda institucional la mayoría de las veces se concentró en reuniones de derechos humanos e implementación del acuerdo de paz, aunque en muchos casos se trató de viajes donde la única justificación fueron reuniones bilaterales.
Cinismo uribista
Es absolutamente contradictorio el accionar de los dirigentes uribistas, donde indudablemente se encuentra Francisco Barbosa, con respecto a la austeridad como política de Estado, principio invocado siempre por el partido Centro Democrático.
Injustificados viajes, cuantiosos viáticos que salen del erario y agendas internacionales gracias al acuerdo de paz que internacionalmente defienden, pero que internamente destruyen, permite concluir que eso de la austeridad es una consigna fraudulenta para ganar votos en los procesos electorales.
Lo que se conoce hasta ahora por parte del Fiscal General raya con el cinismo. Sus viajes como consejero presidencial son contrastados por los nefastos resultados en materia de derechos humanos e implementación del acuerdo de paz, siendo el asesinato sistemático de líderes y lideresas sociales, así como de excombatientes, un escalofriante indicador que se agrava con los años.
Ahora bien, el último episodio del viaje a San Andrés desnuda con claridad el talante de Francisco Barbosa, que como servidor público terminó siendo un exótico turista del gobierno uribista. Contradicciones de un Estado que le da la espalda al pueblo en medio de la peor crisis.
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