El pasado 2 de marzo la sala de conciertos de la biblioteca Luis Ángel Arango en Bogotá se llenó de vida. Los asistentes salimos con el alma llena de buena música.
El concierto de Daniel Bahamón Quartet fue impecable. El sonido del jazz estalló para poner el ánimo arriba, sentirse nostálgico y vibrar. Además de reconocer el talento y virtuosismo que demostró este cuarteto: Daniel Bahamón, saxofón; Jonathan Purizaga, piano; Danny Mera, Bajo y Gustavo Hueje, Batería, quedó en alto el trabajo de varios sectores que apoyan la producción cultura en la Capital, como los programas para jóvenes intérpretes que ofrece el Banco de la República.
Por un lado destaco con inmenso cariño el proceso y resultado de formación en las universidades públicas de la ciudad, que permiten acceder a más jóvenes a su futuro y proyectan así una escena cultural más amplia para el país.
Es un hecho que enorgullece. Asistir al concierto de quienes fueron en algún momento mis compañeros de academia, verlos grandes, realizados como maestros, con un mundo por conquistar. Ellos me trajeron con nostalgia la esperanza en la educación pública y de calidad. El orgullo por estudiar con el pueblo y verlo surgir con humildad y grandeza.
La influencia de los diferentes fenómenos que rodean a un artista, a una persona, están presentes en la puesta en escena de Bahamón Quartet. Por un lado, cuenta con la limpieza interpretativa del jazz de academia que matiza con la sensibilidad hacia ritmos como el hardbop y el funk. Solos románticos y de ataque desgarrado caracterizaron esta presentación.
Es de resaltar la “Nostalgia Ibaguereña” preciosa composición en la que aparece el bambuco como referencia al territorio, como índice de una identidad que no se queda en ataduras del pasado sino que toma de sus herencias los recursos necesarios para hacer de la música contemporánea una nueva oportunidad para reconocernos. Y por ello reproduzco unas preguntas hechas a Daniel Bahamon:
-¿De qué manera consideras que se apoya a las nuevas generaciones desde las universidades públicas? ¿Cómo ha sido en tu experiencia?
-Mi experiencia en la universidad pública fue grata. Fue una alegría ser admitido y estudiar en ella. Es un apoyo el precio – siendo uno de clase media- contar con alta calidad en la educación. Pero más que eso haría una crítica como egresado, cuando te encuentras con la vida real en lo que tu vayas a desarrollar. He notado que muchas universidades, en especial las privadas, tiene fortalecido su networking pero en mi caso no he tenido la compañía de colegas, incluso de mi misma universidad, en los campos en los que me he desempañado después de graduarme.
Me parece importante fortalecer esto para reducir la brecha entre ser estudiante y ser profesional y tener más oportunidades en el circuito. En producción musical independiente, participación en convocatorias nacionales, festivales alternativos, gestión cultural, incentivos como becas estudiantiles y laborales. Espero poder aportar. Yo me gradué hace unos años y espero poder apoyar a las nuevas generaciones, a quienes están entrando a la Universidad y a quienes se van a graduar.

–¿Cómo elaboras tu propuesta musical dentro de la música contemporánea?
–Es algo incierto, para algunas personas lo contemporáneo puede ser una corriente, para otros algo totalmente diferente. Más que pensar en hacer algo totalmente novedoso, o sentarme a trabajar en la música intentando hacer algo que pueda situarse contemporáneo, trato de llegar un poco más allá en cada tema que voy abordando. Proponer algo interesante desde el fraseo, la armonía, la sonoridad y la estructura. Considero que la forma de llegar más allá es rompiendo con algunos parámetros ya establecidos incluso por uno mismo. Formar argumentos y tener “buen sentido de la estética, cuando mínimo”. Con responsabilidad por hacer algo que pueda llegar a contribuir o a representar en algún campo la escena musical colombiana. Ver en qué lugar estaría situada la propuesta artística y sonora en el momento de actuar, pensar en quienes lo perciben.
–Háblanos un poco de «Nostalgia ibaguereña». Esta canción me llamó la atención en especial. Se percibe en tu interpretación la pasión de la nostalgia. La esperanza de lo inesperado del camino.
–Es un bambuco. Que habla sobre mi segundo o tercer año en Bogotá. Vivía en el Parqway (Teusaquillo, Bogotá), en una habitación pequeña. Caminaba de la Universidad a la casa. Pensé la primera parte de un bambuco sin nombre evocando el Sanjuanero y el bambuco con los que crecí en Ibagué. Recordar el sonido de la tambora fue el detonante para este tema. La segunda parte la hice unos cinco años después tras haber adquirido mayores conocimientos. Pude terminarla logrando lo que quería armónicamente, en una sonoridad que evoque nostalgia y un acompañamiento que conserve el aire tradicional pero involucrando elementos más elaborados sin que pierda la identidad. Este bambuco duró muchísimo tiempo en mi cabeza…años. Me alegra mucho haberlo grabado. Está dedicado a mi ciudad Natal, Ibagué.
Daniel Bahamón estará presentándose este miércoles 29 de Marzo en la escuela de Música Fernando Sor a las 6 de la tarde. Esperamos que siga cosechando éxitos y haciendo de la escena artística nacional un campo fértil para el talento, la juventud y las buenas ideas.
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