El Paro Nacional ajusta su táctica

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Punto de resistencia en Cali, donde un CAI fue convertido en biblioteca popular con el nombre de Nicolás Guerrero, joven asesinado el 3 de mayo en una manifestación, al parecer por la Policía. Foto María Teresa Mueses

Luego del levantamiento del Comité Nacional de Paro de la mesa de conversaciones por la tomadura de pelo del Gobierno, las organizaciones sociales continuarán fortaleciendo sus bases, entablando diálogos con otros sectores sociales y movilizándose de otras maneras

Redacción Política

Al país le quedó claro el interés del Gobierno nacional por dilatar los diálogos con el Comité Nacional de Paro, CNP, y no iniciar las negociaciones del pliego de emergencia presentado hace un año.

Desde el inicio de las masivas movilizaciones, el pasado 28 de abril, la respuesta gubernamental fue una fuerte represión policial que ha dejado lesionados, desaparecidos y asesinados, y el retraso para dar soluciones a la problemática que originó el estallido social. Ni si quiera firmó un preacuerdo de garantías para la protesta que se había acordado el 24 de mayo. Como parte de la burla, los representantes del Gobierno en le mesa de diálogo aseguraban que lo exigido en el pliego de emergencia ya hacía parte del Plan Nacional de Desarrollo.

La brutalidad del Esmad produjo la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a quien inicialmente se le quiso negar la entrada, pero que ante la presión de los manifestantes, varias ONG de derechos humanos y las denuncias de los medios de comunicación alternativos e internacionales, el Gobierno nacional la tuvo que permitir.

Cansado de la tomadura de pelo de Duque, el 6 de junio el CNP se levantó de la mesa argumentando que desde 2019 cuando se realizó el paro del 21N, el Gobierno propuso conversar y no quiso negociar. “Ante el manejo dado a la pandemia y la crisis económica que comenzó en 2019, el CNP, presentó el 19 de junio de 2020 el Pliego de Emergencia. Desde ese día y hasta el 16 de mayo de 2021, once meses después, el Gobierno se niega a negociar el pliego. El paro que arrancó el 28 de abril obligó al Gobierno a decir que negociaría, pero, en realidad viene dilatando la negociación. Tras ocho días de intensas conversaciones y haber alcanzado un preacuerdo sobre garantías mínimas para la protesta social pacífica, el Gobierno dijo que lo sometería a consulta interministerial y regreso, a la mesa, a reabrir la discusión sobre el documento preacordado”.

La rebelión de los excluidos

Más allá de un paro y movilizaciones de protesta, es evidente un estallido social. Las manifestaciones superaron las expectativas de los convocantes, y asistieron y se convirtieron en protagonistas sectores que no estaban en las cuentas del CNP.

Fue así como desde un inicio la juventud de barrios populares de Cali y Bogotá, principalmente, y de otras ciudades y municipios pequeños crearon bloqueos o puntos de resistencia que con agenda propia aclararon no sentirse representados por el CNP. Soportaron muertes y otras agresiones por parte de la fuerza pública y de paramilitares.

Para aguantar la represión, crearon la primera línea o jóvenes que con rudimentarios escudos no permitieron que les arrebataran los espacios de encuentro y discusión. Aparecieron otras líneas o sistemas de aprovisionamiento, atención en salud, ollas comunitarias y expresiones culturales. A estos puntos asistieron jóvenes excluidos por el modelo económico, los conocidos como “ninis”, es decir, ni tienen la oportunidad de estudiar ni de trabajar. Muchos manifestaron haber podido comer dos o tres veces al día gracias a las ollas comunitarias que allí se instalaron.

Al conocer sus agendas, recibieron más apoyo por parte de madres de familia, estudiantes, pequeños comerciantes, desempleados, indígenas, educadores, pensionados, organizaciones de mujeres y transportadores que se sentían representados por ellos, y en sus peticiones estaban desde acueductos, alcantarillados, empleo y salud, hasta universidades. Es decir, oportunidades de vida digna. Pero también, otros manifestaban no tener agenda o peticiones para negociar con los gobiernos, “solo queremos que nos garanticen nuestros derechos”, decían.

Nueva agenda del Paro

Esas nuevas formas de resistencia, organización o respuestas espontáneas a los abusos gubernamentales y al abandono estatal rompieron los esquemas de protesta conocidos hasta el momento, aunque se dan en el marco de la contradicción capital – trabajo y la exclusión que produce el modelo económico. Es aquí donde aparecieron nuevos retos para las organizaciones sociales que integran el CNP.

En consecuencia, y ante la falta de soluciones a la grave problemática social que atraviesa el país, se decide alcanzar nuevos niveles de organización que vinculen o articulen a los otros sectores y continuar el paro con otras formas de protesta.

Por eso, para los comités regionales de paro la tarea es continuar abriendo espacios de diálogo con los jóvenes para tratar de integrar y articular sus dinámicas y peticiones con agendas regionales o nacionales. El objetivo es la unificación de las posturas, propuestas y exigencias de estos sectores en las diferentes regiones y municipios del país.

Los anteriores son responsabilidades que no permitieron la suspensión del Paro, sino un cambio en el quehacer de los sindicatos, las organizaciones campesinas, estudiantiles y comunitarias para articular o incorporar los nuevos procesos, y ampliar y cualificar los espacios de coordinación.

Luego de discusiones al interior del CNP se decidió no continuar con las masivas movilizaciones cada ocho días, como se acostumbraba, aunque sí se respaldarán las que convoquen organizaciones juveniles, barriales, estudiantiles, sindicales, campesinas u otras que integren o no el CNP. En su lugar, se emprenderán acciones como asambleas populares permanentes en las que habrá diálogos para recoger iniciativas que configuren pliegos locales o regionales de reivindicaciones, y hacer pedagogía del Pliego Único de Emergencia.

Esto último se hará a través de conversaciones con diferentes sectores de la sociedad, la academia, los empresarios, alcaldes y gobernadores, con millones de colombianos en asambleas y encuentros, foros, conversatorios, actividades pedagógicas, musicales y culturales.

Asimismo, habrá movilizaciones el 20 de junio al cumplirse un año de haber sido presentado el Pliego de Emergencia, sin que haya sido negociado por el Gobierno nacional.

La pelea en el Congreso

Con la participación de congresistas del sector alternativo se elaborarán proyectos de Ley que recojan los puntos del Pliego de Emergencia para entregarlos al Congreso de la República el próximo 20 de julio, día que se inicia el periodo de sesiones ordinarias.
De la misma manera, se exige la derogatoria del decreto 575, se pide respuestas sobre los desaparecidos, se exige la libertad de las y los detenidos y la Ruta de Protección Primaria y Urgente a la vida. También se convocará un encuentro internacional en defensa de la democracia, de los derechos humanos y de las garantías para el ejercicio de la protesta social. Y, se llevará a cabo una gran movilización el 20 de julio con la consigna «por vida, paz, democracia y contra las políticas neoliberales del gobierno de Duque”.

El Paro entra en una nueva etapa, la de la cualificación organizativa con formación política y sindical a las bases que respalde a las nuevas manifestaciones emergentes, y que fortalezca en lo territorial a las organizaciones sociales integrantes del CNP. De esta manera, se seguirá resistiendo y presionando negociaciones y soluciones al Gobierno nacional, pero también se continuará fortaleciendo la construcción de alternativas políticas y sociales en pro de la democratización del país.

Los jóvenes han sido los protagonistas de las movilizaciones, muchos dicen no sentirse representados por el CNP, aunque muchos otros sí. Foto Sophie Martínez