Aunque la organización del Primer Encuentro Nacional e Internacional de Mujeres por la Dignidad y la Paz fue un esfuerzo colectivo, en todo momento trascendió la figura de Rosmery Londoño Gil, presidenta de Coordosac e integrante del Comité Central del Partido Comunista Colombiano. Es de pequeña estatura, pero carismática, alegre y firme en los principios. “Nuestros problemas se deben en lo fundamental al neoliberalismo y el capitalismo que nos explotan y sojuzgan”, sostiene.

Para Rosmery, la mujer es una “esclava doméstica”, víctima del conflicto. Y asegura que esas cadenas podrán romperse solo con la “segunda emancipación”. “Hay que ponerle punto final a la explotación económica y social; la paz pasa por reconocer los derechos de las mujeres”, fueron planteamientos medulares de su intervención. Habla con sencillez, con palabras que llegan a lo más profundo de las mujeres y los hombres que, como ella misma dice, están estrechamente ligados en la causa común de la transformación política y social.