Lisandro Duque, con su filme, a pesar de su ateísmo militante, logra un tratamiento respetuoso del tema de la manipulación grosera que durante mucho tiempo hacen lo sacerdotes católicos del campesino colombiano.
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José Ramón Llanos
La opresión cultural y psicológica de la iglesia católica sobre el hombre colombiano desde su nacimiento hasta la muerte, a partir del Concordato de 1886, le sirvió al cineasta colombiano Lisandro Duque para elaborar el guion y dirigir la película El soborno del cielo. El tema de la película es tomado de un acontecimiento ocurrido en una población del Valle del Cauca en los años sesenta del siglo pasado: un sacerdote fanáticamente ortodoxo pretendía que un suicida recientemente sepultado en el camposanto fuera exhumado y enterrado en otro cementerio no convencional. Para lograr su objetivo presiona, por no decir chantajea, a los habitantes del pequeño pueblo negándose a oficiar misa y no practicar ni bautizos ni otros sacramentos, en una época próxima a la semana santa.
La trama de la película enfrenta dos personalidades tozudas: al sacerdote, Germán Jaramillo y al hermano del suicida, apoyado por un joven ateo Alfer-quien soñadoramente cree posible fundar en Colombia la primera república atea- este logra estimular a la familia del occiso para que no ceda a las pretensiones del sacerdote.
Finalmente, el pueblo acude en buses a una parroquia de una población cercana a cumplir con sus deberes católicos y no permitir que el sacerdote imponga su voluntad. La película tiene un final no previsible.
El actor Germán Jaramillo le da credibilidad y autenticidad a su personaje. Expresa de manera excelente la secuencia en la peluquería, donde la proximidad de la peluquera lo atormenta emocionalmente y parecía que iba a sucumbir a la tentación lúbrica.
Lisandro Duque con su filme El soborno del cielo, a pesar de su ateísmo militante, logra un tratamiento respetuoso del tema de la manipulación grosera que durante mucho tiempo hacen lo sacerdotes católicos del campesino colombiano. De igual manera son acertados los diálogos y bien seleccionada la música de fondo. La película acusa el largo período de preparación y decantación del argumento que le demandó al autor de Visa USA, más de diez años. El hecho ocurrido en Sevilla, Valle, fue reelaborado por Lisandro en un cuento inicialmente y ahora fue la materia prima del guion de la película comentada. Es una comedia negra, que le deparan al espectador hora y media de gozosos momentos. Dada la personalidad y temperamento de Lisandro Duque, hacer una comedia es una manera de volcar su sentido del humor al celuloide.
Vale la pena recordar algunos títulos de la filmografía de Lisandro Duque: Los niños invisibles, Milagro en Roma, Los actores del conflicto, El escarabajo, y un sinfín de documentales.