El pasado 10 y 11 de mayo se realizó la Constituyente regional del Urabá
Desde principio de año se vienen realizando las Constituyentes subregionales del Urabá. En Montería y Tierralta, se hicieron las dos primeras a principio de año. En abril se realizó en San José de Apartadó, y a principios de mayo en Riosucio, Chocó. Todas estas eran las preparatorias para la gran Constituyente regional del Urabá en Apartadó.
500 personas, entre ellas afros, indígenas, campesinos, mujeres y jóvenes, se reunieron a debatir y proponer políticas para sus territorios. Fueron dos días de trabajo donde se recogieron seis mesas únicas con cuatro temas claves que salieron de la síntesis de las constituyentes en las subregiones: 1) tierra y territorio, 2) víctimas y derechos humanos, 3) Mujeres y 4) Vida digna.
Qué son las Constituyentes
“La constituyentes regionales han de concebirse como un momento de un proceso político de más largo alcance, que tiene como propósito el de constituirse en espacios de encuentro para la deliberación soberana de todos aquellos procesos que autónomamente, a través de las más variadas formas de organización y lucha social y popular, tienen dentro de sus preocupaciones la necesidad de darle un trámite distinto al de la guerra a los conflictos sociales, ambientales, territoriales y de clase que afectan nuestra sociedad. En ese sentido, las constituyentes regionales se erigen en un espacio de unidad y de ejercicio de la democracia real del pueblo colombiano en torno a un propósito común: la solución política al conflicto social y armado”.
Es un encuentro masivo de esperanza que llama al retorno a todas las víctimas de desplazamiento. Son un apoyo a la búsqueda de la paz en Colombia. Este evento hace parte de una iniciativa nacional que busca que conjuntamente todo el pueblo construya la paz con justicia social, donde las propuestas salgan de la base y la necesidad de todos, porque es el pueblo el constituyente primario.
La principal característica de las constituyentes es abrir espacios de politización social donde se requiere de procesos de participación y deliberación que no se logran con unos pocos encuentros, sino muchos que permitan una confianza y una hermandad donde puedan proponer y sean escuchados todos los participantes, donde los que han sido amenazados puedan unir sus voces y así defender sus territorios.
Se vienen realizando en lugares donde la guerra es el imperante diario, donde la gente tiene miedo a decir o a regresar. A Apartadó llegaron varias personas que habían sido desplazadas de allí hace 15 años y ahora viven en Medellín. Volver y encontrarse con un lugar totalmente distinto significó para ellos la desesperanza de regresar.
Se encontraron con más violencia, con un municipio que parece una ciudad, donde todos los días se habla de muertos, enfrentamientos, robos y un sinnúmero de acontecimientos que convierten el territorio en lugar inseguro. Como dice una de ellas: “esto está lleno de paramilitares, cuando fui a visitar unos familiares, ya había varios preguntando por mí, que qué iba a hacer allí, que de dónde venía, que a qué grupo pertenecía”.
El Urabá tuvo bastante confluencia afrodescendiente e indígena (embera), donde los contrastes eran palpables, donde la lengua indígena se escuchaba por todos lados, sus rostros pintados, con trajes coloridos, las negras con sus peinados y el danzar de sus cuerpos le daban el toque multicultural a las constituyentes.
Aún sin garantías
Desde los primeros ejercicios de constituyentes la comunidad estuvo rodeada de militares, cuando se había llegado al acuerdo con ellos mismos de que iban a estar lejos, ya que el encuentro no representaba ninguna amenaza para ellos ni para la comunidad. En San José de Apartadó estuvieron todo el tiempo policías y soldados rodeando la zona, y en una ocasión llegó un personaje con una cámara tomando fotos. Cuando lo buscaron ya no estaba por ningún lado.
En Riosucio los policías estaban tomando fotos y cuando se les llamó la atención dijeron que no era a la gente sino entre ellos mismos, pero con los celulares dirigidos a la gente. Y en Apartadó varios sucesos mostraron aun más que las garantías, que tanto se le han exigido al gobierno, no existen y por el contrario cada vez más se pone en peligro la integridad de quienes salen a exigir sus derechos.
«El sábado 10 de mayo la comunidad de San José de Apartadó nos dirigíamos al municipio de Apartadó a participar en la constituyente regional por la paz con justicia social. Cuando nos desplazábamos en una vereda conocida como Caracolí, el ejército hace un retén, pide una requisa, en esos momentos vemos un desmovilizado que todos conocemos como alias La Copetona, a verificar si conocía a alguien. Después de ver que no había gente conocida, el comandante dice que sigan”.
«Nosotros vimos el acto más como de analizar quiénes éramos los que veníamos que de la requisa misma, porque no hubo, sólo unas 10 personas fueron requisadas con cédula y todo, cuando viajábamos 200. Él registra la gente que baja, le da la vuelta a los buses, ve que nadie es conocido o no pertenece a ningún grupo armado. En varias ocasiones hemos visto a este personaje en el parque de San José de Apartadó observando personas para involucrarlas, ya que sabemos que el gobierno los apoya, porque son quienes están en las regiones”. Comisión de Derechos Humanos de San José de Apartadó.
El domingo 11 de mayo a las 8:30 am, mientras se iniciaba el segundo día de la jornada de trabajo en la Constituyente Regional del Urabá, fueron sorprendidos dentro de las instalaciones del coliseo Antonio Roldán Betancur los sujetos Franco Orlando Portilla Martínez, identificado con CC 98215490, sargento segundo, y Julio César Sierra Ortiz, identificado con CC 78588916, soldado profesional, de quienes se verificó portaban un arma de fuego y que además son miembros activos de la Brigada XVII del Ejército Nacional, que opera en el municipio de Apartadó (Antioquia).