Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos
En la mitología nórdica, el Kraken era una criatura marina estrambótica que atacaba barcos y engullía marineros, era un pulpo del tamaño de una isla, que al sumergirse después de atacar convertía el océano en un torbellino inconmensurable. Para las generaciones que han vivido de cerca la cultura rock, Kraken es un mito, una banda de heavy metal, una época de la música colombiana y latinoamericana. Y con Kraken viene al consciente colectivo un nombre, un hombre, una leyenda: Elkin Ramírez.
Kraken como banda, como proyecto musical, como apuesta auténtica de un sonido único, nació en la convulsionada Medellín de 1984. Para la década de los 80s, la capital antioqueña percibía cambios abruptos en los tugurios, producto de la expansión de la economía narcotraficante y la proliferación de la violencia juvenil, plasmados de manera magistral en la pieza cinematográfica “Rodrigo D. No futuro” de 1990. Los cambios experimentados venían con nuevas propuestas musicales, que variaban de rock pesado con Masacre, Parabellum y Mierda; punk rock con bandas como I.R.A, Mutantex o Peste; y rock duro con Nash, Kronos, Ekhymosis y Kraken.
El principal protagonista de esta última, era un joven paisa que con una clásica estética rockera, de pelo largo y ropa de cuero, cautivaba al público con su prolija voz contratenor y sus composiciones libertarias, junto con una propuesta de sonidos influenciados por el hard rock y el heavy metal.
Los dos primeros álbumes de la banda, Kraken I y Kraken II, dejaban al descubierto el proyecto genuino que encarnaba la naciente banda paisa, siendo el sencillo “Vestido de Cristal”, de 1989, el primer tema de rock en posicionarse en listas musicales y emisoras nacionales, por encima de la hegemonía de la música tropical. De hecho el uso de teclados, el reto de buscar melodías experimentales y la decidida apuesta por composiciones en español, le daban un plus a Kraken, como banda original, como pionero de la era dorada del rock colombiano en la década de los 90s.
Kraken III de 1990, no solo posiciona un estilo musical y una marca vocal, sino que se involucra en líricas con profundo sentimiento libertario. “Hijos del sur”, “Rostros ocultos” y “Lágrimas de fuego” retratan a una Latinoamérica joven que protesta indignada con el quinto centenario de la conquista española. Kraken IV: Piel de cobre de 1993, es el homenaje de Elkin y la banda a las culturas mesoamericanas más relevantes, desde su concepto y su exploración musical. Se destaca el sencillo “Lenguaje de mi piel”, uno de los más reconocidos clásicos de Kraken en su historia.
Kraken V y Una leyenda del rock, son álbumes con marcada influencia de la música de los 90s y los últimos de la banda con la industria cultural de la música. Se destacan canciones como “Silencioso amor”, “Frágil al viento”, “Sin miedo al dolor” y el “Idioma del rock”. Humana Deshumanización y Kraken VI: Sobre esta tierra, completan una carrera de ocho álbumes de estudio, dos álbumes en directo y cuatro discos recopilatorios.
Recordadas son las presentaciones del formato “Kraken filarmónico” junto con la Orquesta Filarmónica de Bogotá en el auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional y en el festival Rock al Parque de ese mismo año, pues mostró el punto maduro de la banda, la versatilidad de Elkin con los arreglos, piezas y propuestas de sonidos, en una combinación de clásicos de la banda y nuevas propuestas. Épica e irrepetible presentación.
El 29 de enero del 2017, Elkin Ramírez y Kraken, que era prácticamente el mismo ser, se despedían del mundo terrenal. Familiares, amigos y fanáticos lloraban al “Titán del rock” en su natal Medellín. La tierra le fue leve, su música será huella y camino por siempre en el rock colombiano.