En La Habana se acordó, en Colombia se festejó

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Momentos en una plaza de Bogotá.

Un día histórico. Premonición de buenos tiempos para los colombianos

Hernán Camacho

Aunque se habían terminado las discusiones de asuntos gruesos después de un cónclave que duró dos días de trabajo continuos, las delegaciones de paz del Gobierno nacional y las FARC-EP, el pasado 24 de agosto aún no llegaban a un acuerdo sobre el texto final. Mientras en la mañana de ese día los medios nacionales daban por descontada la noticia de que se había llegado a un acuerdo, faltaban mínimos detalles que solo al mediodía se solucionaron.

Un día antes del anuncio se conocieron imágenes de los plenipotenciarios y facilitadores, trabajando a toda marcha para llegar a los acuerdos. Parecía una carrera contrarreloj. En la misma mesa se vio a guerrilleros y funcionarios del Gobierno trabajando frente a sus computadores en extensos documentos. La situación no solo reflejaba la tenacidad en el trabajo sino el mensaje de reconciliación y trabajo conjunto que mostraban las delegaciones.

Mensajes como los de Ricardo Téllez, negociador insurgente, eran la muestra de que algo bueno le estaba sucediendo al país: “No es hora de venganza, ni de retaliaciones, el reloj de la historia exige grandeza para transitar hacia la paz”. La tarde del 24 de agosto sirvió para toda clase de análisis para quienes siguen en la orilla distinta a la paz. Los cuestionamientos de índole formal del acuerdo daban cuenta de que la noticia que se acercaba no era de su agrado.

Desde el twitter de la delegación de las FARC se lanzaba la noticia más esperada por los colombianos: “A las 6 de la tarde hora de Colombia, anunciaremos la terminación de las conversaciones y el cierre del Acuerdo”. Al tiempo se conocía un mensajes del máximo jefe de la insurgencia de las FARC, Timoleón Jiménez, al Partido Comunista Colombiano Clandestino, PCCC, donde entregaba una especie de parte de victoria:

“A todos los guerrilleros y guerrilleras, milicianos y milicianas, militantes del Partido Clandestino y a todos aquellos hombres y mujeres que a lo largo de los años nos han acompañado en la lucha tenaz, dura por alcanzar la paz en Colombia quiero hacerles llegar mi sentimiento de satisfacción. Estoy seguro que interpreto el sentir de todos hoy que podemos decir: Camarada Alfonso Cano, hemos cumplido”.

Mientras en La Habana se ultimaban detalles para el acto protocolar del anuncio de terminación de discusiones y acuerdos, en Colombia se daban cita los colombianos en plazas públicas para seguir en directo el acontecimiento. En Bogotá se promovió un encuentro en el Parque Los Hippies en la localidad de Chapinero. Allí se encontraron miles de ciudadanos que, con banderas en mano, consignas propias, bombas de colores, cámaras fotográficas, y que además iban muy abrigados por la tradicional temperatura capitalina, vieron con ilusión lo sucedido en Cuba.

La primera emisión que arrebató discretas lágrimas a algunos asistentes fue cuando el garante y representante de Cuba en el proceso de paz iniciaba su intervención leyendo el comunicado conjunto: “Las delegaciones del Gobierno nacional y de las FARC-EP anunciamos que hemos llegado a un Acuerdo Final”.

Para la presidenta de la Unión Patriótica, Aída Avella, presente en la plaza, el anuncio le hace homenaje a quienes fundaron y promovieron la UP, pues su bandera principal era la paz. Ahora, dijo Aída, se inicia una nueva etapa para Colombia con apertura democrática y posibilidades de transformaciones sociales. “El camino parecía imposible, pero lo logramos. Todo está acordado. Un nuevo país a la vista. Que viva la paz de Colombia”, dijo Avella.

A unos metros de la dirigente de izquierda, también celebraban políticos ideológicamente opuestos, los exministros del Gobierno Nacional Luis Eduardo Garzón y María Cecilia Álvarez hacían presencia. Garzón señaló: “Oro olímpico para la paz. Cuatro años y coronamos”; mientras la exministra Álvarez expresó: “El rumbo de ser un mejor país. Que no haya más muertos por el conflicto, más desplazados, secuestros”.

Llegaron los anuncios y las intervenciones de los jefes de delegación. El primero fue Humberto De la Calle. Con un tono pausado señaló que el acuerdo era el mejor al que se podía llegar, un acuerdo realista y alcanzable. Reconoció el trabajo de la guerrilla que calificó como serio y disciplinado. Admitió que pasaron momentos críticos y complejos, hasta amargos, “pero el resultado es suficiente recompensa”.

Invitó al país a ratificar los acuerdos en el plebiscito advirtiendo que el acuerdo no tiene dueño. “No pertenece a los partidos. No pertenece al Gobierno. No pertenece a las FARC. Pertenece a los colombianos”, expresó De la Calle.

El turno fue para Iván Márquez. Y la primera frase que enalteció su intervención fue dirigida casi que personalmente a su contraparte: “Hemos concluido la más hermosa de todas las batallas: la de sentar las bases para la paz y la convivencia”. Márquez agradeció los esfuerzos de los países garantes y acompañantes, en especial a Cuba y Venezuela y sus respectivos presidentes que han entregado el mayor de sus esfuerzos por la paz de Colombia. El cierre de su intervención fue un: Viva Colombia. Con ello se cerraron las intervenciones desde La Habana.

Paso siguiente, el presidente Juan Manuel Santos en alocución nacional convocó y puso fecha al plebiscito por la paz. La cita para refrendar los acuerdos es el próximo 2 de octubre. Apenas 38 días de campaña y entre ellos tareas inaplazables: la consulta al Congreso de la República de los acuerdos y la Décima Conferencia de las FARC, el espacio de mayor decisión fariana. En vitoreo terminó la jornada con el compromiso de trabajar por el sí al plebiscito en una campaña que se avecina con retos: derrotar la desinformación y llenar de motivos los corazones de los colombianos, quienes podrán acabar con medio siglo de guerra.