En lo que va del 2021

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Zabier Hernández Buelvas

En lo que va del 2021 en Colombia van 85 masacres. Este régimen colombiano se acostumbró a defender sus privilegios a través del terror. El corto lapso de la paz como efecto de los ceses del fuego y las treguas bilaterales (2014) y la firma del Acuerdo de Paz (2016) pereciera que, en vez de asumir la lección antihumana de la guerra, lo que hizo fue afianzar la naturaleza del terrorismo de Estado. El Pacto de las élites criminales y corruptas del régimen colombiano sigue vigente en defensa de la guerra y la desigualdad.

En lo que va del 2021 van 149 líderes sociales asesinados y 1.264 desde la firma del acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc-Ep en el 2016, según la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz. Estamos ante una paz violenta agenciada desde los poderes que negocian y se benefician de la guerra. El asesinato de líderes y lideresas sociales como estrategia de control territorial y de afianzamiento de la estrategia de expropiación violenta y de acumulación de tierras y capitales, busca eliminar físicamente los liderazgos que orientan hoy las resistencias civiles, sociales, étnicas y territoriales que defienden a la gente, las tierras y sus derechos a existir dignamente.

En lo que va del 2021 van 57.116 personas víctimas de desplazamiento forzado, un aumento del 84% en comparación con el 2020. Estamos ante un nuevo ciclo de la guerra. Las comunidades que quedan en medio del fuego cruzado en este nuevo periodo guerrerista, incluso algunas que habían retornado a sus territorios y parcelas, nuevamente deben salir huyendo de la ley de los grupos armados y de la acción con daño de la fuerza pública, que en muchas de las veces es claramente una connivencia con el paramilitarismo.

Las regiones que más padecen el desplazamiento forzado son las mismas priorizadas en las Zonas Futuros del Gobierno Nacional, los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET, el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos, PNIS, que son resultado de la firma del Acuerdo de Paz, lo que nos llama a la pregunta: ¿Cuál es el papel del Gobierno hoy frente a este nuevo ciclo de guerra?

En lo que va del 2021 en Colombia suceden hechos inesperados pero positivos. Sectores que, con origen en la tradición política, hoy reflexionan y deciden virajes hacia el apoyo y articulación al Pacto Histórico. De nuestra capacidad para el diálogo, la amplitud y el talante unitario depende hoy no volver sobre la Colombia del siglo XIX, XX y a la situación de antes de la firma de la paz.

En lo que va del 2021 en Colombia, a cinco años de la firma del Acuerdo de Paz, se fragua y avanza el gran bloque histórico político, democrático, social, de izquierda y étnico territorial en que se ha convertido el Pacto Histórico. En lo que va del 2021, en el pueblo excluido, los sectores medios, intelectuales, pequeños y medianos empresarios se ha interiorizado un nuevo imaginario.

El 2021 es el año del preludio de los grandes cambios que se necesitan para existir como sociedad moderna y digna, sin la guerra, sin las estadísticas ni cuentas sobre asesinatos, desplazados o masacres. En el 2022 cambiaremos de los inventarios de la guerra y la muerte, a las estadísticas de la vida y el bienestar.