Juan G. Salguero J.
Hace pocos días en el Concejo de Bogotá, se efectuó el debate sobre la Región Metropolitana que, a espaldas de la ciudadanía, creó el Congreso de la República mediante Ley, en beneficio de poderosos grupos económicos. El debate se suscitó ante el atropello cometido contra los pobladores del departamento de Cundinamarca, consistente en haberlo aprobado sin el real cumplimiento de la consulta a la ciudadanía, escudados en la pandemia del Covid-19 y fundamentalmente por las consecuencias que de él se derivan, pues además de inconsulta, dicha Ley propina un duro golpe a los municipios porque recorta su autonomía al concentrar el poder decisorio en el gobernador y el alcalde mayor de Bogotá, en un consejo regional.
La voz de protesta de los afectados ya se ha hecho sentir en el departamento en diversos encuentros intermunicipales y en el debate en el Concejo de Bogotá, y en todos, se escucharon las quejas y el malestar de la ciudadanía, expresado tanto en la voz del representante del Pacto Histórico por Cundinamarca, Eduard Sarmiento, como por las bancadas de otros sectores, entre ellas la de la concejal Heidi Sánchez.
De otra parte, Bertha Rey, coordinadora del Pacto en Girardot, dijo: “Si bien es cierto, los cundinamarqueses queremos integrarnos para que unidos resolvamos problemas y necesidades comunes que son vitales como la comercialización de nuestros productos, la protección de los ecosistemas, el cuidado del agua, que en el caso de nuestra Provincia del Alto Magdalena que lleva ese nombre por el Río, es una riqueza hídrica que afecta a toda Colombia y es un recurso a recuperar”.
Además, señaló: “Una real integración que tenga como objetivo el beneficio de las comunidades nos brindaría facilidades para garantizar la soberanía alimentaria, dada la vocación y el potencial agrícola de la región; a su vez, permitiría garantizar el abastecimiento y la organización de los centros de acopio de los productos locales. Sería una propuesta contraria a la que está impulsando el gobernador y la alcaldesa de Bogotá, que solo responde a la conveniencia de un grupo de empresarios con mucho dinero, cuyo interés son sus utilidades particulares y la oportunidad de negocios, desconociendo la urgencia de la solución de las necesidades de la población y su bienestar general”.
En consecuencia, este tipo de Región Metropolitana afectará la autonomía de todos los municipios, sus ingresos y futuro, al imponérsele el acatamiento a las decisiones del Consejo Regional, donde no estará representada la ciudadanía y la participación muy limitada de concejos y alcaldes de los 116 municipios del departamento.
“¡Integración sí, pero no así!”, concluyó Bertha Rey. Por lo pronto, el Pacto Histórico de Girardot está impulsando con sus homólogos de los municipios rivereños de la provincia del Alto Magdalena, una asociación de municipios prevista en la ley dada su multiplicidad de afinidades.